Me sobre pongo,
sobre los lazos;
redes
que
me
tiende
la noche.
Llevo
jornadas
en atezorar
cometas
y èsta
enorme
sensaciòn
de sospecha,
me hace
sentir
catarata
ò ciclòn
de asteroide.
¡Me queda
clarisimo!,
cuando
escucho
el sentir
de los hombres.
A oidos
desnudos,
cuando
absorto,
me encuentro
en tabernas,
noto sus voces,
que mas bien
se perciben
como ronquidos
dando sobre saltos.
Y tu,
que renaces,
te encuentro
en mis brazos,
sobre el cesped
que nos da
la noche
y ahora,
que me hayo
brindando
por las calles
del ayer,
frente
al mural
de las mujeres
afligidas,
que son
como tulipanes,
y me dan
en secreto
su estrella.
En
el mar
de las galaxias
extinguidas,
donde se revuelven
los sentidos ocultos,
de un planeta extinto,
con un navegante rojo o persa,
que impregna la noche
de silabas de magnesio;
que se revuelcan
como en palenque
de esos dias...
Y no es
sino la noche,
con el rumorar
de una vieja ciudad
y el recorrer de ti,
en otros lares,
vislumbrando,
otros años.