EL AMOR ES UN SENTIMIENTO TAN MISTERI0SO,
QUE NOS PERMITE REALIZAR HERMOSOS MILAGROS.
ESCUADRÓN

Hace mucho tiempo vivió una hermosa pareja de jóvenes enamorados en una aldea en las profundidades de la selva del país de los hechizos. Allí, un bosque que nadie había mancillado con sus pisadas contaminadas de otras tierras, vivían felices la princesa Diana y el Principe Federico.

Las aves eran de múltiples colores, aves extrañas que sólo poblaban aquel lugar, en las mañanas siempre se presentaba un desfile de arcoiris, la luna siempre era llena, el sol acariciaba con sus hilos de oro, las aguas eran cristalinas y los peces jugaban todo el tiempo.

La lluvia caía en finos diamantes cristalinos, no existía la maldad, ni vicios, los seres que habitaban aquel lugar vestían túnicas blancas, sus rostros siempre resplandecían... era la tierra más hermosa que existía...no había sufrimientos, ni enfermedades, ni lágrimas...
no existía la maldad... era un lugar para amar y ser amado...

En toda la aldea se veían a las parejas de enamorados, sobre lindas rocas, con flores en las manos, besándose apasionadamente, queriéndose hasta el frenesís... todo parecía fantasía...

Diana y su flamante príncipe salieron aquella tarde a la cascada de la aldea... pasaban horas escuchando el sonar del agua que alocadamente y con carcajadas se bañaban lanzándose al vacío...

Federico, hermoso, radiante, con sus ojos de cielo claro, con su sonrisa encantadora tomaba a su amada por los brazos, daba mil vueltas mientras ambos reían, entonces se detenía el tiempo, el agua quedaba suspendida en la casacada y la tomaba en sus brazos, cogía su cabello, lo llevaba a su pecho de diosa, colocaba su dedo sobre aquellos exquisitos labios, bajaba y bajaba, besaba su boca enloquecido, tomaba sus senos en sus manos y sobre el lecho de rosas se amaban, se amaban..

Pero algo sucedió con el príncipe pintor, con aquel ser que pintaba la naturaleza como si fuera una fotografía, todos en la aldea lo admiraban, era un genio, un semidios del arte,
de la belleza... sus cuadros de Diana sorprendían a los demás... parecía de carne y hueso, parecía estar viva, radiante...

La tarde los sorprendió en la cascada... la sombra de la noche se iba metiendo bajo el lecho de flores, bajo las aguas de la cascada, los amantes suspiraban, sólo faltaban unas pinceladas y aquella obra geníal quedaría completa... pero...

Las aguas de la charca se movían, los peces saltaban con sus ojos brotados, hubo silencio, los pájaros huyeron por la sabana, temblaron los árboles... del centro de la charca salía una niebla espesa... y en medio de ella...¡un demonio!el demonio de la envidia, la maldad...

Ella lo abrazó con fuerza, tiritaba, él la sostuvo en sus brazos, la besaba con ternura...
y aquella voz de truenos, chispeante, malvada...
sacó una vara mágica... y destruyó la obra, quemó la imagen de la hermosa Diana... se movió a la orilla... horrible...sus dientes afilados, sus ojos de fuego, su olor a infierno... y sin caridad alguna... señaló a los ojos del pintor
y éstos se secaron, rodaron por sus mejillas dejando finos trazos...quedó ciego...

Entonces como loco endemoniado, aquel ser maligno volvió a la charca y se esfumó para siempre dejando en brazos de Diana al pobre joven Federico...

Loraron, lloraron, las aguas de la charca subían, subían... allá, en la aldea se asustaron a ver las aguas enloquecidas que corrían, se desbordaban... todos corrieron a la charca...

Allí estaban los dos enamorados... los llevaron a la iglesia,el sacerdote dio una misa... era el demonio que había regresado, a traer la desgracia, el llanto, era malo el diablo ese...
asqueroso, sucio, mal nacido, serpiente antigua, satanás, diablo, Principe de las Tinieblas...

Diana no cesaba de llorar...caminaba con Federico todas las tardes. Le contaba de la belleza de la luna, de las estrellas... volvían a la cascada... el trató de pintar y sus lágrimas bajaban tristes, secas, adoloridas...

Y fue cuando ella... quiso regalarse sus ojos...
y le pidió a Dios que se lo permitiera... Una noche de luna llena ella lo llevó al prado, a su lecho de rosas y mientras lo besaba con pasión, delirio... cerró sus bellos ojos y así lentamente se desprendieron... y Fedrico asustado, se levantó... gritó muy alto...

__¡Dios mío ahora veo! y abrazó a la reina, a su princesa, a la mujer de sus sueños, pero...

Cuando ella abió sus ojos estaba ciega, dos huecos bien formados quedaron... y él lloró de rabia, maldijo el universo... y gritó con ira al cielo...

__¡Yo no quiero estos ojos!

Y lucho por arrancarlos...lloró amargamente...

Pasó el tiempo.Un día se casaron. Federico quizo hacerle un bonito regalo... Volvería a pintarla... La llevó a la cascada... las aguas estaban quietas, serenas, arriba los pájaros cantaban, jugaban alegremente los peces... Diana estaba hermosa, vestida de rojo, linda, con espejuelos negros... la obra estaba ya lista, sólo le faltaban los ojos...

Federicó cerró los suyos...el silencio se apoderó del lugar... pintaba, pintaba...Diana permanecía en silencio, sentía algo extraño...

El cuadro estaba hecho...sus ojos en la pintura brillaban...estaba linda...el pintor le dio un beso...era tan real...

Los amantes se acercaron... y aquel grito, y aquel grito...y aquel grito...

__ Mi amor te veo... y Federico abrió los suyos...silencio...silencio...silencio...

__Mi amor, también yo veo...

Y cantaron aquella tarde los pájaros un canto nuevo...

Fin