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LA RESPUESTA (reflexión)

- ¿Quién eres?
- ...
- ¿Por qué me das “aquello” que me hace existir?
- ...
- ¿Y por qué cuando menos entiendo, te alejas?
- ...
- ¿Tendré algo que ver con aquella fuerza, o dime: ¿Qué es lo que soy? Pues todo lo que sé es lo que he asimilado desde que tengo el primer recuerdo, y desde allí me he olvidado de todo lo anterior... Quizás todo sea como un instante, en donde aparezco y, luego... ¿Hacia adónde iré? ¿Me puedes contar o decir, si es que puedes hablar?
- ...
- No escucho nada. Entiendo que no recibiré respuesta. Entiendo que no tengo oídos y mucho menos ojos para ti... Quizás no es necesario preguntar. Quizás, sea suficiente con existir, pero me he dado cuenta que si no estoy buscándote o preguntándote, es como si no tuviera un punto en donde apoyarme, pues, cualquier emoción, pensamiento, dolor me aleja de aquella tibia soledad que siento cuando me atrevo a acercarme a ti... Creo que eres como un océano en donde cualquier persona que bebe de ti, experimenta tal quietud que no habrían palabras para describirlas, pero, dime la verdad: ¿Eres Dios?
- ...
- Y yo, ¿quién soy?... Tengo algo que ver con Dios. Será que soy, como dicen los libros: “la imagen y semejanza de Dios, su hijo...” ¿Es así?
- ...
- Entiendo. No hay respuestas para ninguna pregunta. Entiendo. Qué podría entender con tamaña respuesta, o será que ¿No es necesario preguntar?... Mejor es recordar que estoy vivo y aceptar constantemente que de ti viene la vida... De eso, si estoy muy seguro, que tú eres “aquello” que nos hace ver, oír, y todas las demás cosas que nos has dado para perdernos o jugar por allí... Eso, nadie me lo ha contado. Eso lo siento. Lo vivo. Aunque no sé por cuanto tiempo... Me gustaría en verdad conocerte. ¿Podré algún día escuchar tu voz? ¿Entenderé tu lenguaje?
- ...
- Creo que aunque vivo rodeado de personas, amigos, familiares, y tantas cosas más... No hay nada más relajante que acercarme con mis inquietudes y preguntas ante ti. Siento que siempre estás allí, pero, cuando soy consciente de “aquello”, me siento como protegido... En verdad, tú eres lo único que es importante recordar y sentir. Eres como el abrazo o la caricia del universo que recibo por adentro de mí. Es como si yo fuera un perro o un gato que recibe las caricias de su amo... Creo que soy como uno de tus juguetes más queridos, pues, creo que soy el único que he volteado a mirarte, y no ve nada mas que un inconmensurable e inefable poder ante mi; tan delicada y tan poderosa, al mismo tiempo... En verdad eres paciente y amoroso, porque me has dado ese espacio que aprecia, decide, piensa... lo mejor. Creo que tú eres lo mejor... ¿Sí?
- ...
- Creo que eres el amor ¿Sí?
- ...
- Entiendo tu silenciosa respuesta a mis inquietudes y clamores...
- ....
- Sálvame de mi ignorancia. Dame la luz del entendimiento...
- ...
- Gracias...


Joe 27/10/03
Datos del Cuento
  • Autor: joe
  • Código: 5113
  • Fecha: 03-11-2003
  • Categoría: Sin Clasificar
  • Media: 6.39
  • Votos: 33
  • Envios: 3
  • Lecturas: 1956
  • Valoración:
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