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Estábamos varios amigos reunidos alrededor de una barbacoa. A la hora del café y las copas, como es habitual, la gente charla un poco de todo.
Ese día alguien sacó el tema de no sé qué país en el que su principe o su rey o su lo que fuere, se paseaba en la fiesta nacional con un gran elefante engalanado en franca demasía. (Vamos que prácticamente iba forradito en oro).
Esa persona añadió que no podía entender cómo los paupérrimos súbditos de ese lugar no se rebelaban contra tal situación de injusticia.
Otro opinó que jamás en los países más pobres, en los realmente más míseros, los habitantes se habían sublebado. Y puso como ejemplo a la mayor parte de África.
Un contertulio más abundó en que, curiosamente, los fenómenos terroristas internacionales, tampoco surgían en los países más pobres del planeta, sino de otros no tan desfavorecidos.
Entonces yo le pregunté a uno de los compañeros que cómo vivían en sus país, ya que él no era español.
Nos dijo que en su tierra natal y en casi toda el área del sur de América, lo normal es que estuviesen muy diferenciadas las situaciones sociales: unos eran muy ricos y otros muy pobres.
Dijo también que al contrario de los países desarrollados europeos, no había allí una amplia clase social media entre un extremo y otro.
Entonces fue cuando yo lancé una pregunta al aire: "¿Y cómo es que no se alzan tampoco allí contra tamaña injusticia?."
Alguien dijo que porque los intereses de los poderes multinacionales se encargan de impedirlo, y los imperialismos y el gran capital y...etc.
"No, no,- me apresuré a aclarar- yo me refería a las clases ricas, a las minorías lujosas., ¿cómo es que no se rebelan contra esa enorme desigualdad que cubre de injusticia a su propio país y a su propio pueblo?."


Me miraron todos como suelen mirarme siempre tras alguna ocurrencia así, y pasaron a hablar de los famosos de la tele.


Y luego resulta que todos somos grandes patriotas y nos emocionamos cuando hablan de nuestro pueblo, y amamos nuestras costumbres, nuestras tradiciones y nos pone los pelos de punta el folclore patrio y cantamos con fervor los goles de nuestra selección de fútbol y bla, bla, bla y más bla, bla, bla...
Yo, cuando me da por pensar, es que me parto de risa, oye.

Sé que muchísima gente al leer esto, opinará que es una tontería mayúscula. Pero sepan que si piensan eso forman parte de la injusticia.
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