Busqueda Avanzada
Buscar en:
Título
Autor
Cuento
Ordenar por:
Mas reciente
Menos reciente
Título
Categoría:
Cuento
Categoría: Sin Clasificar

LA VISITA DE UN AMIGO

Era un dia gris, frio y triste, la larga calle estaba desierta y solo se veia en ella algun perro abandonado que la cruzaba a lo lejos.
Desde la ventana de mi habitación solo se podia ver aquella interminable y estrecha calle, repleta de rótulos luminosos anunciando bares, tiendas y casas de alterne.
Quise contar las farolas que iluminaban la calle y fue entonces cuando me di cuenta de que no habia ninguna a lo largo de toda la calle, lo único que la iluminaba eran los rótulos de los comercios porque era larga y muy estrecha.
Sin saber muy bien porque me vino a la cabeza un pensamiento extraño, aunque lógico a la vez, si no fuese por los rótulos y por la estrechez de la calle, no se veria nada en esa parte de la ciudad.
Al amanecer sali fuera en dirección al puerto y pregunte a un viejo pescador que estaba cosiendo una red, donde atracaban los barcos que hacian cruceros, el a su vez me dijo que si iba a hacer uno, a lo cual yo le respondi que no, que esperaba a un amigo que venia en el "Atlantis Boat" y me dijo que ese en concreto acababa de zarpar, asi que miamigo estaria cansado de esperarme. Instintivamente mire mi reloj, estaba parado y yo habia llegado tarde, pero a lo lejos vi a un hombre con varias maletas a su lado, corrí hacia el y era Pedro que, cansado de esperarme buscaba un taxi, le acompañe hasta mi coche y acomodamos las maletas en el maletero, puse en marcha el motor que sonaba como una lata rodando calle abajo, pero funcionaba que era lo que importaba en ese momento.
Nos dirigimos a mi casa,pero por la parte delantera que daba a una amplia avenida, aunque poco iluminada para mi gusto.
Le dije cual era su habitación y acomodamos las maletas, se duchó, se cambió de ropa y nos fuimos a dar una vuelta por la parte altade la ciudad, ya que por el casco antiguo tendriamos tiempo de ir, entre otras cosas porque yovivia en el.
Una vez llegamos donde vivia la alta burguesia, nos metimos en una especie de taberna con la fachada amarilla, por lo que desentonaba con los blancos, marrones y grises que predominaban allí.
Una vez dentro, la taberna resultaba más acogedora, estaba límpia y los colores chillones de la fachada desaparecian una vez dentro, al estar pintada con colores más oscuros. Estuvimos allí sentados, charlando un buen rato y cuando salimos fuera el sol brillaba con todo su esplendor, muy alto.
No fuimos a comer a casa, aunque si al casco antiguo que era donde yo me defendia mejor, fuimos a un pequeño restaurante donde se comia muy bien, estaba límpio y no era demasiado caro, tres cosas importantes para ambos.
Aun le quedaba un dia más antes de partir, porque el crucero en el que viajaba terminaba esa misma semana y aun le quedaba la mitad.
El dia en que se fue nos levantamos serios los dos y así estuvimos hasta que loacerque al puerto, donde la seriedad se convirtió en tristeza, ya no sabiamos cuando nos volveriamos a ver y después de veinte años escribiendonos, por fin nos conocíamos.
Datos del Cuento
  • Autor: Severiano
  • Código: 1552
  • Fecha: 01-03-2003
  • Categoría: Sin Clasificar
  • Media: 5.96
  • Votos: 53
  • Envios: 1
  • Lecturas: 4129
  • Valoración:
  •  
Comentarios


Al añadir datos, entiendes y Aceptas las Condiciones de uso del Web y la Política de Privacidad para el uso del Web. Tu Ip es : 18.118.151.112

0 comentarios. Página 1 de 0
Tu cuenta
Boletin
Estadísticas
»Total Cuentos: 21.638
»Autores Activos: 155
»Total Comentarios: 11.741
»Total Votos: 908.509
»Total Envios 41.629
»Total Lecturas 55.582.033