toqué la puerta y nadie salió, pero estaba muy molesto y al mismo tiempo necesitado de dinero, pues mi familia no tenía nada para vivir el resto del mes y yo había conseguido el trabajo de vendedor de platos y cubiertos y material de cocina simple como rayador, cucharas, servilletas de tela de diferente color y recuerdo que más, todo estaba en el catálogo y era tan grande y grueso que parecía sr una cruz pesada cargada por el cristo rumbo al cadalso, en fin, volví a tocar la puerta y esta se abrió sola, un aire frío me empujó hacia adelante y entré. no se escuchaba ni un solo respiro, nada, nada, tan solo, eso sí, el tic tac de un enorme reloj de madera que estaba apoyada en una de las grandes paredes de la casa y noté que todas las paredes estaban cubiertas por una gran cantidad de cuadros de hermoso colores, pues, eso sí, amaba el arte, por lo que me puse a observarlos, dejando todos mis cachivaches en el piso que era un alfombra de color rojo, las paredes en su fondo era enormes, es decir, eran bien altas, casi el doble del tamaño original, eso me sorprendió pero seguí hipnotizado por la belleza de los cuadros que parecía no terminar jamás. caminé y caminé y de pronto me di cuenta de que no había final en esa casa, por lo tanto, estaba perdido, no sabía encontrar la entrada, así que empecé a gritar fuerte a ver si alguien me escuchaba, pero nadie respondía, nadie. mi voz parecía repetirse como el eco de un abismo o el de una montaña, pero más raro que eso, quizás alguien este jugando conmigo y por ello suena mi voz por todos lados, me di cuenta de que la casa no tenía ventanas ni puertas, tan solo el de la entrada, pero ya les dije que no sabía cómo llegar a ella, así que detuve mis pasos y me senté en la alfombra roja que parecía estar nueva, como si nadie la hubiera tocado, nadie y eso sí que me asustó, y bastante. algo que me di cuenta era que todos los grandes cuartos por donde pasaba tenían luz y es luz no sabía de donde provenía, tan solo estaba allí y nada, no entendía nada más que estaba encerrado en una casa enorme y no sabía cómo salir. quizás me quede aquí para siempre, quizás haya una cocina, un comedor, así que busqué la cocina, por el olor debe de ser, y lo encontré. abrí la enorme refrigeradora y había toda clase de comidas, cogí la que más me gustaba, la puse en el horno y se calentó. la devoré y luego de terminarlo me dio un gran sueño y quedé dormido, cuando desperté aun brillaba la luz, pero esta lentamente se apagaba como si fuera el mismo sol y llegara la noche, quizás estoy en otro mundo y que he pasado a través de la puerta a otra dimensión, quizás claro que sí, pensaba, luego todo oscureció y como el piso estaba alfombrado me eché a dormir. de pronto escuché sonidos y vi con mis ojos que uno que otro personaje de los cuadros salían de ellos y empezaban a charlar como si nada y cuando se dieron cuenta de mi presencia me preguntaron si deseaba ser parte de los cuadros, es decir, vivir para siempre, les pregunté qué pasaría si digo que no, pues, respondieron, nada, quedará en la casa y morirás algún día y tus restos los usaremos en los cuadros como un personaje más. pensé un momento y les dije que me gustaría entrar en los cuadros y vivir de noche como ellos, casi todos los personajes de los cuadros salieron y aplaudieron mi decisión. luego me llevaron de la mano hasta entrar en un lienzo blanco, sin nada, nada. trae tus cosas. eso hice y entré. luego quedé allí como observando todo sin moverme.

pasaron los días y noches y años y años hasta que una tarde alguien entró y bueno, la historia se repitió por los siglos y siglos...