Busqueda Avanzada
Buscar en:
Título
Autor
Cuento
Ordenar por:
Mas reciente
Menos reciente
Título
Categoría:
Cuento
Categoría: Hechos Reales

La Huerta del Maná

La naturaleza es sabia por naturaleza propia. La naturaleza es sabia, porque quien la creó es el Maximo y Supremo Hacedor de todas las cosas perfectas y mas perefección que la naturaleza, no hay
En muchos casos, la esenxión o autoemancipación del hombre, permite o procura la desnaturalización de la misma, causando desviaciones en sus pautas y cánones,pero que solamente se trata de alteraciones pasajeras, talvez eruptos insignificantes o abortos de ocacion, que luego retoman la senda correcta, con muchísima generosidad, gran esplendidès, y en toda su magnitud, para continuar su curso natural como Dios la creó, por los siglos de los siglos
Mi señor padre, tan igual que muchas de las gentes de por alli, tenía su pequeña chacrita, enclavada en las orillas de la playa del rio Alamor(que era el límite natural entre Perú y Ecuador)hacia la parte del vecino pais ecuatorial, la misma que era la principal y casi única despensa de la cual nos aprovisionábamos para nuestra existencia y sustento diario.
Como en todo nuestro terruño, la principal producción de los agricultores, entre otras ocupaciones, adermás de los cultivos de pan llevar, era la siembra de cebolla, considerándose como el principal rubro de trabajo por toda la cantería. Este cultivo se producía en muy regularres cantidades y se vendía tanto en los meercados ecuatorianos como en los peruanos, dependiendo de la demanda y los precios ocacionales que fluctuaban en uno u otro país
La tècnica agraria en aquel entonces era incipiente, casi no se hacía uso de la tecnología, ni maquinarias, ni químicos, ejecutandose las labores de la manera mas rudimentaria: A pulso, como se acostumbrada a decir
Todos los años, luego de las avenidas y riadas despues del periodo lluvioso, cercábamos la poseción, tanto en la orilla del río asi como los terrenos altos, para luego proceder con los cultivos tradicionales, dejando los espacios suficientes para los potreros y las mangas especiales para el encierro de algunos ganados
En la rivera del río, se emparejaban las posas raspando la franja de la orilla de la playa, limpiando las piedras mas grandes y las medianas que dejaban las corrientes o crecientes de la estación, quedando las piedrecillas, la arena mas fina y las porciones de barro o arcilla que estaban mezclados por allí, formando un largo terreplán sobre el filo de la orilla, casi al nivel de las aguas del río.
Seguidamente, sobre dichas posas espolvoreábamos un poco de guano o estiércol del ganado, especialmente el de las cabras, para a continuación recubrir con puño o tierra de la cantera mezclado con residuos orgánicos de los árboles, procurando utilizar el de mejor calidad, por ejemplo: las porciones de tierra mezcladas con estiércol del ganado que recogíamos por los campos, las vegadas y los potreros donde generalmente pastaba o estaban encerrados los ganados
Luego de prepararlas posas especialmente para el cultivo de las cebollas, se procedía al sembrado, a mas o menos cada diez centimetros de distancia, semilla por semilla se iban enterrando dentro de las líneas trazadas con el rastrillo de dentado especial para la formación de los surcos, que se proyectadan a lo ancho de la poza en direcciones paralelas equidistantes formando filas y columnas de los platíos de cebolla
Luego de tres días empiezan a germinar los ajos o semillas enterradas, apareciendo una plantita debilucha, a la que hay que proteger del abuso de los pájaros, que la arrancan o derriban en su afán por comerce los gusanos u otros insectos que aparecen ante la descomposición del guano y el puño con la humedad de la posa
Junto con las semillas sembradas germinan muchísimas otras variedades de plantas extrañas o malezas, que mezcladas con el abono una gran variedad de sus semillas llegan a la posa, las que siempre estan dispuestas a desarrollarse mas rápidamente que los cultivos y boicotean a las plantas de cebolla y que los agricultores en asistencia estamos atentos para desmontarlas y desyerbarlas antes que arruinen la siembra
Las matas de cebolla liberadas de las malezas y asperezas, se desarrollan con toda la potencia que le procuran los abonos naturales, reponiéndose sobre las plagas de piojos y otras epidemias que tratan de atacar al plantío
La protección al cultivo es permanente hasta la cosecha, unos aproximados cuatro meses en que las cabezas de cebolla estan listas para su cosecha, las mismas que se guardan por alguna temporada o se venden de inmediato en costales de un quintal de peso cada uno, aproximadamente cien libras o cuarentiseis kilogramos, los que se despachan por camionadas hacia los mercados
Paralelamente con la cebolla se hacían otros cultivos de pan llevar en las posas. Inmediatamente después de la siembra de cebolla, en el filo exterior de la posa y que da hacia la playa, cada diez metros se siembran matas de zapallos, que luego crecen sus guías rastreras por ensima de la playa afuera de la posa, igualmente se sembraban plantas de frejol de palo, sandillas, sarandajas, chumucos, habas, calabazas de castilla a las que les poníamos ramas secas erectas, para que se trepen sus guías y crescan sin complicar a las cebollas
Inmediatamente despues de sembrar la cebolla, por los costados de la posa, sembrabamos algunos almácigos de culantros, coles, lechugas,zanahorias, beterragadas, nabos, rábanos, garbanzos, maníes, etc., que luego se trasplantaban por todo el filo de la posa, en los pedazos de playa sobrantes o que aparecían por la merma de la corriente del río. Tambien hacíamos plantaciones de camotes y forraje para los ganados. Luego de mes y medio de sembrada la sebolla, despues de desmontar las posas, sembrábamos plantaciones de maíz para la cosecha de choclos, mazorcas y pastos para el ganado.
En la parte alta, es decir en las vegas o terrenos secanos, a base de regadío, extrayendo con valdes, y utilizando palancas de madera a contrapeso, extraiamos el agua de pozo o del río, para subir el líquido hacia una canoa que se conectaba unida a un colocho o muro de tierra y conducir el agua hacia las posas o surcos del sembrio.
En estas labores, todo es bonanza, tersura, bienestar y regocijo, siempre y cuando el natural proceso siga su trayectoria ideal o planificada y contando con que la madre naturaleza sea benigna o esté dentro de los parámetros normales como Dios la creó y nosostros la proclamamos.
Pero como la naturaleza es sabia y siempre está cambiando para bien o para mal de los mortales (siempre para bien y nunca cambia), renobándose periódica y constantemente a fin de restaurarse o reparar todos los herpes, erupciones, hernias, infecciones y cargas que los fenómenos y los experimentos le inflingen y la afectan en su mnormal discurrir
En su constante trocar, los fenómenos naturales siempre arrastran consigo y sin piedad, la esperanza de muchas personas y criaturas que, sin medir las consecuencias y por causas normales de la evolución, se ven involucradas y comprometidas sin poder evitar las graves consecuencias, que pueden diezmar su apacible vivir
Pienso que la naturaleza estaba resentida en aquel entonces, parece que sufría de un hueco atmosférico o erupción en la capa de ozono, que perjudicaba el filtraje de los rayos provinientes del espacio, deteriorando el efecto invernadero, que es vital para la atmosfera. Talvez era tan pequeñisima la falla, pero en nosostros causó inmensos estragos con síntomas de catástrofe en nuestro cotidiano subsistir
Por las noches, la señora luna desplegaba uno de los paisajes mas hermosos que haya visto en mi oronda existencia, el satélite parecía que había acercado su distancia hacia la tierra, que nos sugería la posibilidad de alcanzarla con solo estirar nuestro brazo y mano, cuando se le miraba fijamente sus refacciones luminosas se estrellaban en nuestras mejillas y se reflejaban en la retina de nuestros ojos.
Todas las plantas de las riveras, vegas, prados, campos, llanuras y cerros, parecían sentir el aplomo del espectro o nebulosa lunar, que fungía estar forrado de una semitransparente brisa empañosa, que apreciada en sus grandes extensiones era una aura de aliento de grandes extensiones. El aerolito espectral era infinito, aparecían y se mostraban equis millones de astros y galaxias que como un manto de puntos luminosos se extendía pòr el infinito y nos cobijaba arropandonos de horizonte a horizonte, por toda nuestra naturaleza circundante y que a momentos pretendía querernos asfixiar, con su densa trama de estrellas y luceros, que mas parecían una inmensa y brillosa arena espacial.
Otros, iluminados por el fulgor del fenómeno, provocaba en ellos sentimientos o impulsos de insospechados romances, disponiéndose a versar con los infundios de la luna, luna lunera, luna llena, el infinito con estrellas, luceros de noche clara y muchícimos otros versos capaces de llenar páginas y cerros de libros con interminables chorros de tinta, en su afán de plasmar tan ocacional sentir.
Estos aflores, convertidos en una inmensa expresion visual, salpicado de cenizas fluorecentes, bañado en plata luminicente y remanzos de arena espectral, eran la causa de placeres y sufrimientos que en su paso la naturaleza nos a de suministrar
Era tan insistente la presencia de la luna, que aun terminada la noche y ante la tempranera presencia solar, todabía ella andaba por allí, flotándo en una porción de espacio, sin sentir o tener temor a ser desplazada por la majestuosidad impetuosa del fenómeno solar, no obstante haber pasado el primer tercio del periodo diurno y que nosotros, por nuestras multiples ocupaciones, no recuerdo si en algun momento o se ocultó o permaneció solitaria por algun andurrial, sin cerrar sus ojitos para descansar
Al sol, que siempre lo vi tímido al asomar, como si quisiera pedirle peermiso a la bruma, para cumplir con sus eternos andares e ineludibles ocupaciones, pero que en ésta ocación nunca esperó la hora matutina para asomar, infectando el ambiente con sus potentes chorros de luminosidad, agresivamente imponiendo enrarecidas irradiaciones, disparando su flagelo calórico, aun sin esperar que la señora luna se
vista sus pijamas para reposar, sus rayos perpendiculares envueltos en una aptitud modulada, dictada por la frecuendia de la cresta terral de los cerros y que como proyectiles en tupidas ráfagas de una gran metralla, imponía sus robustos granos de radiante luz, casi palpables y vertiginosos, que trataban de fulminarnos, sin darnos un lugar donde escabullir ni perapetar de tan inclementes, raudos, veloces, torneados, elipticos, tortuosos, temidos y en todas sus formas de expresion radial solar, que despues de estrellarse en el vapuleado suelo, deformaban y homogenizaban toda cuanta forma y aspereza mostraba la superficie terrenal, presentando en su monda tez, la cubierta y parapeto que ponía la tierra en su defensa y que como un sopor transparente y rebotante, se volvía a elevar hasta poca altura, regalándonos un vaho que cual efluvio, mas parecía un hálito de una estación infernal
El celaje, producía una imperceptible difusión mental, un insospechado silencio sepulcral, un sobrecogedor recogimiento, abstracción y omnubilacion, en cuanto ser viviente lo receptaba, que era casi imposible rechazar o deshacerse del antedicho malestar.
Los ganados buscaban sombra donde dormitar, las aves debajo de algun madero o choparral, asesantes buscaban que amenguar del inclemente solsticio anormal
Mi señor padre, que era un gran observador natural y que en su haber databa desde el siglo anterior (1898), nos comentaba alguna experiencia sobre el caso, que en una ocación anterior y que periódicamente este fenómeno se mostraba. Nos hablaba de 1925, de 1945, diciendo que era un paso natural del tiempo, que en ocaciones era buenísimo para unos y pésimos para otros.
Su experiencia le decía, que se acercaban momentos difíciles y recomendaba toda precausión, que se debería guardar pan para mayo, como lo decía el viejo dicho, que todos aquellos síntomas climáticos se referían a un desvastador fenómeno de insospechadas proporciones, que comunmente se le conocía y nominaba: "El lanche o lancha" que era una desproporcionada helada, que cual ineluctable falua o chalupa, debiamos afrontar
La cebolla normalmente crece hasta sesenta centimetros de estatura, al mes y medio se supomne debe de estar de treinta a treinticinco centimetros de elevación, pero en esta ocación solamente tenía hasta quince centimetros, presentando los clásicos síntomas del fenómeno (del lanche).
Las hojas de las plantas en general, empezaron a amarillentarse y secarse por los bordes y las puntas, en lugar de presentarse erectas tenían un aspecto de vencidas por la debilidad, con tendencia a secarse en unos cuantos días, no más
Inmediatamente los agricultores empezaron a sustituir los cultivos, sembraron maiz, camotes, menestras, frijoles y muchas otras plantasciones y ninguna de ellas soportó el flagfelo del inclemento fenómeno
En el campo, los pajonales quedaron a ras del suelo, los follajes se secaron y cayeron del matojo, las ramas al carecer de su fronda se chamuscaron, quedando solamente el maciso y recio tronco, que como postes de cementerio atestiguaban del infortunio y sembraban la desesperanza causada por los imisericordes dardos atmosféricos, provinientes del ámbito espacial. Hasta los espinosos cardos que guardaban en sus pencas dadibosas reservas de agua, fueron devorados por los hambrientos y sedientos ganados que languidecían en su abatirse con la escasés. Los insectos murieron o emigraron y desaparecieron, con ellos los pájaros y las aves, ante la insuficiencia de pastos los ganados se redujeron a niveles de extinsión, todos los productos de los sembríos escasearon, se acabaron y se encarecieron, hasta el agua se alejó en los abrebaderos, con unos límpidos cielos y sin ninguna esperanza de lluvia
De toda nuestra huerta solamente quedó, como si fuera un pedazo de lunar, embuste o embeleco de agricultura, una tabla, un retazo o pedazo de terreno que cultivado de frejol de palo y que hasta el día de hoy, nunca me puse a investigar el porque de su resistencia o inmunidad al infundioso fenomeno, pero que cada vez las dichas plantas reverdecían y refulgían con mayor primor sus verdores, mostrandose alegres y ufanas cual palomas hacia el vergel, al desplegar sus grandiosos y vivaces ramos de bienolientes flores, que irónicamente parecían constrastar con el vanidoso tul azulado que reinaba en el celaje, que las rodeaba
Los pocos insectos que aun coexistían en la comarca, se dieron cita a gozar del solitario plantal, con el fin de disputarse hasta la última partícula de néctar de cada flor, las que cuando enfloraron y habrieron sus tecas, los insectos entre sus patas el polen se propagó, polinizando hasta la mas menuda flor, y que los racimos de gordas vainas alborozadas y lozanas, todas cargadas de hasta media docena de gigantescos granos del frejol, trataban de derribar el cogollo del plantal por el demasiado peso, los tallos quisieron doblarse debiendo nosotros acudir y apuntalar con resistentes maderas en cada uno de los arbustos para que se puedan mantener en pie
Todas las tardes acudíamos al plantío para arrancar canastas y mas canastas de vainas de frejol, para que el peso no dereribe a las plantas, para que no se madduren demasiado las vainas, para que no se sequen y se desgranen por acción del calor del sol, para que no se rieguen o desparramen por el tierrero de la parcela, para que sigan apareciendo mas flores y luego mas vainas, para que no se las coman los pericos, los pájaros, las palomas y las distintas aves de toda la región, que al descubrir la presencia de los ricos frejoles, acudían por bandadas presurosas a saciar su apetito, ya sea comiendo los granos, comiendo los insectos, por aparearse con los de su especie y hasta para ser apreciado por sus depredadores
Todos los agricultores vecinos, de los pueblos contiguos, los que vivían por lugares cercanos, los de otras localidades que ocacionalmente pasaban por allí o por el camino real de la parte posterior del huerto, todos los que conocían de la exitencia de la chacra, los que se anoticiaban por que era el único huerto en toda la zona y muchos otros que nada tenían que ver con los problemas de esos recintos, se quedaban adminrados por la presencia del oasis de verdor y que de cualquier manera querian poseer una porción de las vainas, que luego y posteriormente se empezaron a constituir como una especie de producto extraño y deseado por cualquiera de cuantos le veían, los que se anoticiaban o eran conocedores de su existencia, que hasta de bien lejos convegían con el único propósito de sonseguir aunque sea un poquito o una cuantas vainas de frejol, ya sea en vaina, en grano verde, tierno, maduro, bien madudo o seco, lo importante era conseguir a como de lugar, alguna ansiada porción
En una ocación, vino desde un caserío ecuatoriano lejano llamado Valle Hermoso, una peronsa de apellido Rondoy, quien venía recomendado de parte de un compadre de mi señor padre, el que era el hacendado de aquellos lugares, que dijo venir expresamente a consguir a como de lugar, una porción de frejol verde y tierno, aun que fuera en pequeñísima cantidad y cueste lo que cueste, que lo necesitaba para preparar un suculento y riquísimo menestrón a su señora esposa, la que se encontraba de cuatro meses de gestación y que si no era saciada en dicho antojo, era el caso irremediable que perdería el feto o criatura de sus entrañas en un irremediable aborto
Los deliciosos frejolitos, se pueden utilizar para preparar sobrosísimos y diferentes potajes como menestrones, ensaladas, purés, acompañados con cereales como arroz, trigo, con maiz, en sopalaguas de harinas, en rellenos para las butifarras y muchas aplicaciones culinarias que la inspiración gastronómica de las amas de casa y los mas refinados cheffs, conocían o podían inventar, ante la escasés de muchos otros productos e insumos para la preparacion de sus comidas en aquellos dificiles tiempos de carestía. Es decir los frejolitos, con todo combinaban
Nuestro vecino del frente,que no se porque razones era un viejo y consuetudinario discrepante con mi señor padre, tambien tenía su huerto, cruzando el río en la parte peruana y se consumía en desvelos y rabietas y era capaz de darse con una tremenda piedrota en la cabeza, de la pura envidia por el hermoso huerto de su mas conspicuo contrincante. Nunca se cansaba de conversar a la gente en todas sus conversaciones, de que su rival del frente, casi con seguridad tenía pactos con el mismísimo diablo, porque él y sus hijas habían sembrado en su huerto, una gran variedad de plantas y entre ellas muchísimas de frejol de palo y que era inconcebible que el lanche a todas las había secado, que ninguna había quedado viva para testimonio del compacto entre satanás y mi señor padre
Todos los días, cosechábamos hasta un saco de vainas para llevar para el consumo de nuestro hogar, era el alimento de las casi doce personas que vivíamos en él, en varias ocaciones en la semana estabamos derivando unos puñados para nuestros familiares, vecinos y conocidos, que cuando ellos tenían y en reciprocidad tambien se portaban con alguna dádiva de cualquier cosa que sea comestible o no
A la chacra llegaban algunos vecinos que solicitaban se les vendiera alguna cantidad de vainas. Mi señor padre a todos los mandaba a cosechar, con la única recomendación que recogieran poco nomas, sin ninguna ansia, únicamente para cubrir su necesidad, para que alcance para todos, que volvieran en otra ocación, por cuanto mas tarde y durante todo el dia llegarían otras personas con la misma necesidad. ¿cuanto le debemos? le preguntaban. Nada, vayan nomas
Muchísimas personas, residentes extraños, es decir que vivían en el lugar procedentes de otros lugares, como los profesores de las escuelas, los empleados del aforo del rio, y otras mas, ya eran caseritos casi diarios, pidiendo se les vendiera los sabrosos frejolitos. A los policias tanto del Perú como del Ecuador siempre los sorprendiamos cosechando, porque se daban el lujo de ni siquiera pedir regalado, parece que se sentían con algun derecho a cosechar
En las fronteras de los paises, siempre existe algun recelo entre los ciudadanos de uno y otro bando, no obstante que algunos estan hasta emparentados, son familiares o se emparejan entre elllos. En una ocación en que unos policías del Ecuador estaban cosechando una porción de vainas para la preparación de su almuerzo, y que con el mismo propósito habían acudido otros policías de la parte peruana, y al notar la presencia de los del Ecuador cosechando en el huerto, estos se quedaron bañandose en la laguna del río hasta que los primeros terminaran de cosechar, para a continuación hacerlo ellos. Esta situación se repitió en varias ocaciones
Otros policías del lado ecuatoriano, mas radicales ellos, al sentirse con mas derecho diciendo que la chacra estaba en su pais, comentaron que tenían la intención de confircar el plantío, para evitar que el producto lo derivaran a la parte pereuana, pero como ellos tenían algunas necesidades de productos peruanos, se vieron imposibilitados de poner en ejecusión su propósito o idea. El caso es que esto fue motivo para que en alguna ocación se pongan en diálogo y logren un acuerdo ambas partes y mas bien se pusieran de amigos, suscitandose sendas invitaciones para confraternizar, tanto en el lado peruano como en el ecuatoriano
Muy aparte de los granos de frejol, tambien cazabamos para nuestro alimento, variedad de palomas del campo que acudían para nutrirse de los granos de las vainas caidas por el suelo, a las que mediante trampas las capturabamos de a cinco o seis diariamente, proporcionándonos abundante carne que hasta regalábamos a las personas, porque nos hostigábamos de la abundancia, atrapábamos ardillas de los árboles, cosechabamos miel de los panales y las abejas, usabámos los granos de frejol como carnada de anzuelo para la pezca. En varias ocaciones los vecinos nos regalaban en compensación o una especie de canje, parte de sus productos que poseían o traían de otros lugares, cuando venían o retornaban de algun viaje y hasta los niños usaban las semillas mas desarrolladas para jugar como si se tratara de canicas
Pasaron los dias, los meses, hasta mas del año y el cultivo nunca dejó de producir. En una ocación, al ver que las plantas presentaban un aspecto de cansadas y viejas, tratamos de renovar el cultivo o ampliarlo por algunas zonas desocupadas del huerto, pero sin ningun resultado, nunca prendieron las nuevas plantas, mas bien de los tallos leñosos de los viejos arbustos, brotaron nuevos retoños que reemplazaron los antiguos follajes, aun que su produccion fue menor y de menor calidad
Ultimamente, por las tardes el sol dejaba echar sus rayos cada vez menos resplandecientes. Los insectos y los pájaros ya al osurecer, desplegaban sus alas y en raudo vuelo se perdían entre las sombras de la borrasca, que enrojecia la penunbra crepuscular, llamada tambien del angeluz, que mas bien parecía llamada de advertencia a nuevos cambios y permutas climatológicas, que los tristevivientes de esta parte de los andurriales, o en lamento, en temor, o en oración, clamaban y clamaban para que fuera para bien y no padecer nuevos sufrimientos ante el repentino cambio borrascoso que se manifestaba por los atardeceres
Parcemón Ríos Ramírez, tiene varios cuentos mas que narrarles. Espero me perdonen la escasés de ideas, pero los hechos sucedieron y volverán a suceder, en cualquier ocacion
Datos del Cuento
  • Categoría: Hechos Reales
  • Media: 6.16
  • Votos: 51
  • Envios: 1
  • Lecturas: 8571
  • Valoración:
  •  
Comentarios


Al añadir datos, entiendes y Aceptas las Condiciones de uso del Web y la Política de Privacidad para el uso del Web. Tu Ip es : 3.144.31.86

0 comentarios. Página 1 de 0
Tu cuenta
Boletin
Estadísticas
»Total Cuentos: 21.638
»Autores Activos: 155
»Total Comentarios: 11.741
»Total Votos: 908.509
»Total Envios 41.629
»Total Lecturas 55.582.033