viejo imbécil... eso me dijo un vigilante al cometer una mala decisión... el ego saca las uñas y trata de taparte los ojos al ver que cometes una imprudencia, pero, lo ves... sabes luego que estás actuando sin control, inconciencia natural... 
uno luego camina y ya con el fuego de la ira apagándose nota una pelusa en su alma... la saca y sabe que tiene una joya mas... la prudencia... algo que no entendía hasta ese instante... la prudencia... un valor del alma iza su dorada bandera y flamea como el himno a la vida... y se vive mejor... 
entiende que no es una palabra, es un don... y uno lo disfruta como una pera al jugo... y se vive mirando de frente a este desbocado mundo que le toca vivir... 
sale uno a la calle y ve la magia del gran hacedor, que, como un titiritero levanta sus hilos y uno siente que flota sin alas... no más... no más... ve como el dinero, la pasión pierde su valor ante tremenda joya obsequiada desde que uno respira por la primera vez...
mañana despertaré y veré la luz del nuevo día sonriendo a la eternidad... sabiendo que se necesita tan poco para ser feliz... solo respirar con calma y andar sin presión... solo andar por el tiempo sin pisar los zapatos de nadie... y sonreír y sonreír no de la estupidez sino de gratitud a cada brillante ojo que se le cruza por su camino pues sabe que aquella luz está en cada uno de los seres de este mundo desbocado que necesitan del brillo de la luz de un ser humano...