La Rima del Anciano Marinero
Por Gungrave.

Escucha la rima del Anciano Marinero. Puedes ver en sus ojos la vasta niebla de los mares. Las sirenas se asoman entre esas aguas nebulosas y te invitan a que te quedes y escuches las pesadillas del mar. Y así la música continua y quedas encantado por el hechizo, y de esa manera el marinero cuenta su historia.

Hace años, en la tierra de la nieve y el hielo, en lugares donde nadie ha estado, a través de la ventisca nevada se escucha el sonido de las gaviotas. Invocando el nombre de Dios, la tripulación pide buena suerte.

Y el barco zarpa, de vuelta al norte, a través de la niebla y el hielo, mientras las gaviotas lo siguen.

Pasadas las horas, el Marinero mata a una de esas aves de la buena profecía. La tripulación llora por el pecado cometido. Pero cuando la niebla aclara, justifican al Marinero por su crueldad, uniéndose ellos al terrible crimen y formando ahora parte de él.

Y así sigue navegando la embarcación rumbo al norte, a través del mar.

Y así sigue navegando la embarcación rumbo al norte, y de momento, todo está en calma.

Las gaviotas actúan extraño. Pareciera que clamaran por venganza y de esa manera, la terrible maldición y la sed han empezado. La tripulación presiente la mala suerte en el Marinero y algunos pueden ver a La Muerte respirando sobre su nuca.

Y así la maldición los persigue a través del mar.

Y así la maldición cayó sobre la tripulación y el Marinero.

Día tras día, día tras día, el barco quedo varado debido a la falta de viento. No era más que un barco desolado en un desolado océano. Agua, agua por todas partes. Agua, agua por todas partes y ni una gota para beber.

“Allí”, grita de repente el Marinero, “se acerca una embarcación”. Todos se asoman donde el Marinero señala. En efecto una embarcación se acerca con lentitud. La esperanza renace en la tripulación. Pero pronto esta se transforma en temor. ¿Cómo puede navegar sin viento, vela ni cuerdas?

Y se puede ver… mientras la embarcación se acerca que el Sol desaparece.
Y se puede ver… que no hay tripulación. Más que eso: el barco no tiene vida. Pero a pesar de todo, se ve una sombra.

No hay duda: La Muerte ha llegado en busca de aquellos que están malditos. La embarcación se detiene y la sombra sube a bordo del barco. Una voz en sus cabezas dice: “A la suerte su destino”.

Una moneda salta en el aire y el Marinero contesta: “cara”. La moneda golpea y el sonido hueco del impacto con la madera del barco resuena en ese paraje desolado. La proa se convierte en un mar de llantos al ver la cara de la moneda. La Muerte ha ganado y el Marinero le pertenece ahora.

Luego, la tripulación uno por uno, caen muertos sobre la proa. 200 hombres. Ella, La muerte, ha dejado al Marinero vivo: su elegido.

La voz suena en la cabeza del Marinero: “Uno por uno tus hombres han muerto y sus almas rodaran por siempre en torno a ti. Veras sus rostros cada vez que cierres tus ojos para dormir. Vivirás el tiempo de cuatro hombres, sufriendo por décadas, implorando la muerte. Mi ojo siempre estará sobre ti, pero nunca podrás morir”
Y así la sombra desaparece y todo vuelve a la normalidad.

Y así el Marinero ha quedado maldito por siempre.

Ahora, pasado los años, el Marinero es un anciano, de larga barba y lento caminar. Grandes sombras se extienden bajo sus ojos; cicatrices del acecho de su tripulación difunta.

Puedes ver la maldición en sus ojos, implorando por la Muerte. El desearía haber muerto ese día y no los otros. Haberse quedado allí muerto y ser devorado por las gaviotas y otras criaturas. Pero el vive. Vive para pagar sus pecados.

Le gusta contar su historia, a donde quiera que vaya. Para enseñar la palabra de Dios por su propio ejemplo. Recuerda que se debe amar a todas las cosas y criaturas del Señor.

Y así el Anciano Marinero recorre los bares contando su rima.

Y así el cuento continua y continua y continua.