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La Señal

Amigos, se ha escuchado desde el comienzo de los tiempos, que todos los hombres y mujeres esperamos una señal y yo creo que es cierto, posiblemente muchos ya la han recibido y otros aún batallan por encontrarla.-
Conocí al señor BORIS MORENO cuando el frisaba los cincuenta y siete años, era un hombre enjuto y desgarbado, de escaso cabello desordenado, se encontraba sentado en una poltrona enorme y curtida por el paso del tiempo le habían cercenado las dos piernas, se las habían amputado pues padecía de la terrible enfermedad de la Diabetes mellitus que lo mantenía postrado, colérico, abrumado, absorto en sus pensamientos y realmente deprimido.-
Llegué a su casa casi por pura casualidad, mi intención era hablar con su esposa doña Anita Rizo quien era enfermera, para que me administrara unas inyecciones de vitamina que el doctor me había recetado, veintiuna en total.
La señora me recibió amablemente, me deseo los buenos días, y muy cortésmente me ofreció donde sentarme justo frente donde se encontraba su esposo Boris, quien con la mirada perdida y una infinita amargura se encontraba ensimismado en las reminiscencias de un pasado posiblemente más amable
Doña Anita me dijo: En un momentito lo atiendo, entró a su habitación a preparar las condiciones para inyectarme y tras un breve lapso de tiempo me llamó, debo decirles que la señora tenía una mano divina, es decir siempre he sido reticente para las agujas pero ella muy hábilmente realizó su labor y yo sentí muy poca incomodidad, era aproximadamente diez años menor que su esposo, era una agradable mujer gordita y maternal, de gruesos lentes y olía deliciosamente a limpio, la casa era muy modesta, pero se notaba cierto aire de tiempos mejores, toda su vida se había desempeñado como enfermera y realizando modestos servicios a sus vecinos, lo que en vez de ser una fuente extra de ingresos era más bien un pequeño apostolado en pro de la comunidad

Me retiré complacido de haber logrado salir avante de mi primer encuentro con las agujas de aquel año y me despedí incluso de Boris quien por su formación profesional como antiguo profesor de español, me contestó con total corrección el convencionalismo social
No pensé para nada ese día en dichos sucesos, fue hasta la mañana siguiente que nuevamente llegué a la casa de estas personas que la tragedia se me manifestó de golpe aquí estaban una mujer enfrentando sola esta difícil prueba en su vida y un hombre al que se lo comía a mordiscos la muerte totalmente solos, casi desamparados viviendo una vida intimidante que no auguraba un final feliz.-
Me senté pacientemente a esperar que doña Anita concluyera sus actividades, ella muy cordialmente me ofreció una taza de café, acepté gustoso, me dijo vuelvo enseguida se me han acabado las jeringuillas voy a la farmacia, salió como una exhalación, me quedé solo, bueno no realmente solo pues el Profesor Boris se encontraba en la habitación, disimuladamente lo observé, había cambiado, me quedé estupefacto, este hombre había cambiado en un día, Boris Moreno, estaba sentado en la misma poltrona, seguía siendo enjuto y desgarbado, con su escaso cabello revuelto, pero en este momento, se encontraba con una LAPTOP en su regazo y sus ojos febriles lo transportaban como en sueños a tiempos ya idos, me miró con benevolencia, era nuevamente el profesor Boris, habló con gran erudición sobre el calentamiento global, sobre el desastre económico de Latinoamérica, sobre la biodiversidad, estaba realmente pletórico de energía y conocimiento, por un momento olvidé quien era yo, donde estaba y me sentí transportado a las aulas de clases con el profesor preferido, pues debo decirles que este docente hablaba exquisitamente sobre las materias que impartía y vi a través de sus ojos un mundo lleno de entusiasmo de curiosidades y de encanto, sinceramente no recuerdo en que momento llegó su esposa, ni si me puso la inyección o no, pero si recuerdo que ese día de manera casual e inadvertida gané un entrañable amigo, un gran consejero, debo decirles que a pesar de todo yo no estaba preparado mentalmente para lo que iba a pasar.-

Los días transcurrieron sin mayores sobresaltos, doña Anita me administró las veintiuna dosis ordenadas por el doctor, sin embargo a pesar de haber concluido el tratamiento, mis visitas continuaron, siempre pasaba a saludar al profesor Boris, él como hombre de bien, siempre tenía listo algún comentario sobre la actualidad nacional, internacional, sobre algún descubrimiento, sobre política, religión, arte, filosofía y últimamente poesía, creo que era demasiado para mí, pero por el afecto que había desarrollado por este benemérito maestro, le escuchaba con paciencia y con respeto, como mi presencia era constante y me convertí en amigo de la familia llegué a conocer un poco más sobre esta pareja, pues doña Anita se desempeñaba como enfermera en el Hospital Victoria Motta, procuraba hacer doble turno, para obtener mayores ingresos, mientras que el profesor recibía una pensión por invalidez que no alcanzaba ni para morirse de hambre, recibían alguna pequeña ayuda de un sobrino el joven Byron pues su único hijo había muerto en una carrera de motos por la vuelta del Amor un lugar utilizado por algunos temerarios para hacer carreras ilegales por las noches.-
Fue Byron Moreno quien le envió la LAPTOP al profesor, regalo que realmente cambio la vida de este hombre y lo sacó de su ostracismo, ya que a través de la red el profesor Boris volvió a vivir, rejuveneció aproximadamente veinte años, se volvió fuerte, de cabello exuberante, atlético, bien parecido y con una confianza inmensa en si mismo y sobre todo sano, ya no padecía enfermedad alguna, ¿Cómo fue esto posible? Bien el mismo profesor Boris me reveló el secreto un día, ¡Toma¡ me dijo, este es el código de mi correo electrónico y de mi Facebook quiero que conozcas mi página, yo tomé los datos y luego lo olvidé, pero un día estando en casa tomé mi computadora personal y teclee los símbolos que me había dado el profesor ahí conocí una nueva realidad BORIS MORENO se había reinventado.-
BORIS MORENO, ya no era el profesor de cincuenta y siete años que se encontraba postrado en un sillón curtido y sucio por el paso del tiempo, no ahora BORIS MORENO era un joven atlético, muy bien parecido, de mirada franca y sonrisa benévola, escribía poemas, daba consejos, sobre deportes, sobre convivencia familiar, sobre el cuido de los niños, como ser buen esposo, amante, novio y sobre la manera de llevar una vida sana, incluso contaba chistes, me dejó asombrado, pensé para mis adentros, Dios mío el profesor está loco, perdió el sentido, me sentí confuso, no sabía ya que pensar.-
Fui a su casa, su esposa lo acababa de inyectar, tenía una llaga en la parte baja de la espalda, muy poco se podía hacer, es un caso en etapa terminal dijo doña Anita con los ojos humedecidos, además el tratamiento cuesta un ojo de la cara, he dejado pendiente todos los pagos, energía, agua, teléfono, internet, estoy desesperada dijo la mujer a quien se le empañaron sus lentes en un gesto de timidez antropomórfico.-
Me quedé helado, con un gran pesar, enorme pesar, todos tenemos que morir, se nos despoja de la vida, pero porque también se nos despoja de la dignidad?.- Mis economías no son muy buenas, pero ese mes hice mi mejor esfuerzo y asumí las cuentas de mis amigos, los llegué a visitar, les llevé un pequeño presente, el profesor Boris estaba escribiendo en la portátil, un poema sobre el fin de la vida, se me hizo un nudo en la garganta y pensé ¡Juela gran puta¡ la primera vez que entré a esta casa vine por un tratamiento y es el caso que he recibido una señal, una lección, no creo que después de esta experiencia mire las cosas igual
Platicamos por última vez, me dijo: ¡Joven Licenciado¡ estoy bien, me siento bien, he tenido la oportunidad maravillosa de vivir otra vez, me voy contento aunque un poco preocupado por Anita, fue maravilloso ser joven otra vez, hasta una novia poetisa muy sensual tuve en internet fíjate, que emocionante como cuando muchacho, ahora ya voy de viaje, pero voy con esperanza porque si aún en este mundo el SEÑOR me permitió vivir esta otra vida virtual, imagínate ya luego de dejar este cuerpo, las maravillas que puedo encontrar Adiós amigo.-
Fue lo último que hablamos, a la semana murió, el profesor BORIS MORENO el único hombre que he conocido que volvió a rejuvenecer, ya él no está y la casita se ve más sola, vivía cerca del hospital aquí en Jinotega pero ya no estoy triste porque si yo vi el milagro de como rejuveneció en el INTERNET puede ser que vea el milagro de que vuelva a la vida otra vez.-
Datos del Cuento
  • Categoría: Urbanos
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