Está es la historia de una abeja, pero no de una abeja como todas, no, esta abeja era distinta. Ella libaba y libaba flores, producía y producía miel, para finalmente comer y comer su miel. Ella producía el dulce manjar para ella misma, ella trabajaba para satisfacción propia, y no entregaba a nadie el fruto de su trabajo. Por eso fue expulsada de la colmena.
Si alguien logra verla danzando solitaria en los jardines, por favor no la espanten, no la maten, no la distraigan; déjenla que ella siga produciendo la miel que endulza su vida, llenando de amargura al resto del panal.