Los dos insectos volaban por la floreada estancia de un jardín campestre, iban juntos, pero no hablaban, cada uno iba ensimismado en su tarea y no se percataba de lo que hacía el otro. Volando y volando llegaron a un cercado donde un enjambre de abejas le impedían llegar al bosque. Uno de los insectos mostró su carga dulce y olorosa y de inmediato le cedieron el paso, el otro mostró su carga húmeda y maloliente, entonces le fue negada la entrada.
Así la feliz abeja se dirigió a su panal con su carga de néctar para hacer miel, mientras la avispa enfadada y triste, no pudo entrar con su carga de arcilla a construir su colmena.
Moraleja:
Hay seres que se empeñan en valorar únicamente lo que les conviene.