La banca
El sol daba directamente a su cara pero Ivan no parecía darle importancia, siguió leyendo su periódico, tranquilamente sentado en la única banca del parque que había encontrado desocupada. Sin embargo después de más de una hora de lectura sintió sed y decidió levantarse para buscar algo de tomar, pero no pudo... y al decir "no pudo" se debe tomar literalmente, se esforzaba, pero una extraña fuerza invisible, lo mantenía pegado al asiento. Después de forcejear un rato se sintió ridículo, era un hermoso día y todo el mundo seguía su curso, pero el estaba extrañamente adherido a la banca. Por fin, media hora más tarde y después de afrontar el hecho de que no se levantaría por si mismo, quiso pedir ayuda. En ese momento una hermosa mujer pasó caminando a frente suyo.
- ¡Oye! - gritó Ivan - podrías ayudarme?. Unos arrogantes ojos lo miraron con desprecio.
- ¿Me hablas a mi? - preguntó la hermosa mujer.
- Si, a ti, ¿a quien si no? - respondió Ivan - ¿podrías ayudarme?.
Sin previo aviso y sin ninguna explicación aparente la mujer se acercó a Ivan y le propinó tremenda cachetada a Ivan, que sólo pudo reaccionar tomando con sus palmas su adolorido rostro.
- ¿Por qué hiciste eso? - pregunto Ivan sin entender nada.
- En tono indignado la mujer respondió:
- ¿Acaso crees que soy una cualquiera? - acto seguido se alejó apurando el paso. Ivan la siguió con la mirada totalmente atónito y confundido.
Cuando salió de su estupor vio unos metros más allá un hombre musculoso y con aspecto bonachón que se acercaba a la banca. Ivan suspiró aliviado seguro de que ese hombre si le ayudaría. Unos segundos después el hombre musculoso se sentó junto a Ivan al parecer esperando a alguien. Ivan no quiso perder tiempo, de inmediato le habló:
- Hola, ¿me harías un favor?.
- Claro hermano el que sea - respondió sonriente el hombre musculoso.
- ¿Podrías ayudarme a levantar?
- Y si eres parapléjico ¿dónde está tu silla de ruedas?
- ¡No soy parapléjico! - contestó impaciente Ivan - sencillamente no puedo levantarme.
- ¿y por qué no? - preguntó extrañado el hombre.
- ¡no sé! - gritó Ivan - aunque no suena coherente, vine a leer el periódico, y cuando quise levantarme por alguna extraña razón no pude... Ivan dejó de hablar cuando notó la perplejidad en la mirada del hombre musculoso, hubo unos segundos de silencio.
- ¿Es que pretendes burlarte de mí? - gritó furioso el hombre.
- ¡No, para nada!, lo que pasa es que... Ivan no pudo decir más antes de que su campo visual fuera invadido por un enorme puño que terminó estrellándose en su rostro, atontándolo inmediatamente. El hombre se alejó enfurecido. Ivan levantó su mano y extendió su dedo medio mientras los demás permanecían recogidos, en la típica señal obscena; y ahí fue cuando todo se complicó...
Ivan miró su mano sin dar crédito a lo que veía; había un extraño matiz en su mano, un matiz transparente, como si estuviera desapareciendo. Miró el resto de su extremidad y se dio cuenta de que estaba igual, con el pánico invadiéndolo miró el resto de su cuerpo y vio lo mismo, incluso su ropa estaba desvaneciéndose...