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La canción de Felipe Rodríguez

La canción de Felipe Rodríguez, parecía ser el himno que enlazaba las vidas de los amigos de botella congregados en el Turulecos Bar, la misma era una metáfora que describía con precision de reloj suizo la vida de borracheras y libertinaje en los corazones de los allí reunidos. ‘’Que nadie me critique mi vida de bohemio, nadie sabe la pena que me ahoga el corazón, que sé que soy un cobarde yo mismo lo comprendo, un hombre nunca debe perderse en el licor pero es que estoy tan triste…’’. Ser diferente, es ser hombre, reza una máxima que aprendí hace mucho no sé de quién... no debemos ser un faxcimil razonable de nadie. No había mucha diferencia entre mis vecinos en la Quiñones en cuanto a actitudes, todos parecían sacados de una canción de Davilita o Felipe. Se abotonaban la camisa en la calle, dejando un rastro de Aqua Velva y Old Spice flotando en el aire, peleaban con los marinos norteamericanos hospedados en las casas de hospedaje aledañas, y mientras mas hembras coleccionaban debajo del zipper, más hombres se sentían. Se bebían hasta las lágrimas y que ninguna de sus esposas , amantes, madres o novias se les ocurriese criticar sus vidas licenciosas, ausentes de responsabilidades y repletas de goces y deleites carnales… ‘’’que nadie me critique mi vida de bohemio’’.

Las melodias en la vellonera del Turulecos se amalgamaban con los sonidos cotidianos de la calle; la gritería de los preadolescentes jugando pelota en la calle con el palo de escoba y la pelota hecha de esparadrapos, la banda de rock de Jorge el Bocú ensayando una de las canciones de Three Dog Night, el trombón y la trompeta de los Caculos. En aquella neurosis y torbellino de ruidos, voces y música la discusion entre el hombre y la mujer de la casa de madera y amplio balcón frente al Turulecos pasaba desapercibida para todos.

____¡ Estoy cansada de esta mierda de ser corteja, de esperar a que llegues cuando se te pegue en gana! ¡De lavarte, plancharte, servirte de mujer a cambio de 2 horas de presencia cuando se te parece, voy a dejarte , voy a dejarte! Las palabras de la mujer flaca y desgarbada, desgastada hasta el hueso por los innumerables embarazos sonaban firmes y finales.

El maestro, bajo de estatura, cabello castaño claro, con la firmeza que brinda la brillantina Alka y una calvicie apenas comenzando,vociferaba la oración que se aplica a estos casos cuando una mujer pretende dejar a un hombre.
___ No vas a dejarme puta, ¡ primero te mato y después me mato yo!

En el Turulecos la canción había cambiado, ‘’Aturdido y abrumado, por la duda de los celos, se ve triste en la cantina a un bohemio ya sin fe, con los nervios destrozados y llorando sin remedio….’’ Las risotadas, las palabrotas y la estridencia del bar se apagaron al estrellarse un San Martín de Porres en la acera frente al bar. El santo defensor de las causas de los negros quedó hecho añicos, tienen que haber santos negros por que si no, quién defiende a los negros…el Almanaque Bristol está lleno de santos blancos que apenas si escuchan a los de su raza… mucho menos a los mulatos y negros.

Las miradas arguadentosas y aturdidas se desviaron hasta el el balcón de la casa frente al negocio. No se veían personas en la vivienda pero se escuchaban con claridad los golpes del cuartón 2x4 que se utilizaba para asegurar la puerta, haciendo añicos lo que había en el inmueble. El televisor Curtis Mathis salió volando puerta afuera y una mujer con el rostro y el cuerpo bañado en sangre intentó salir de la vivienda. Una mano retorció su cabello con violencia haciéndola desaparecer de la vista de todos. _____ No hay que meterse en esa jodedera, dijo uno de los guapos del cafetín , éso es entre marido y mujer, además ese pendejo no mata a nadie. No todos estuvieron de acuerdo , Tingo Cloche decidió ir en auxilio de la infortunada, tenía un karma bastante espeso con aquella mujer que maltrataban. A escasas 2 semanas para celebrar su boda con la hija de Hilario Degado, a Tingo se le había ocurrido ponerse a practicar los rudimentos de la pasión con la hija mayor de la mujer que el maestro pretendía matar.La muchacha era menor de edad y en aquella época se rumoraba que casarían a Tingo con la adolescente. No fue hasta que el día antes de la boda que Hilario Delgado apareció machete en mano raspándo el mismo sobre la brea humeante de la calle Quiñones, jurando que enviaría a Tingo derechito al seno de Abraham a jugar dominó y barajas con San Pedro si no cumplía con su hija.

Le debía esa a su casi suegra, hechó carrera hacía la casa del pleito, no se sabe si por razones de conciencia, por los tragos de Ron Llave, o por lo que fuera. No habían pasado 30 segundos cuando Tingo abandonó la casa con un ojo morado y 2 dientes menos. ____ ¡Que se joda la puta esta, debe ser por cuernos, ese hombre está hecho un diablo allá dentro! La cosa se ponía fea, el hombre ultimaría a la mujer si alguien no intervenía . Ulpiano Maldonado, un levantador de pesas y luchador part time y al que le gustaba la pelea más que la comida, entró en escena, delante de él ningún pendejo come libros mataría una mujer.

___¡ Cómo era posible que con tanto macho come fuego y de pelo en pecho en el bar y que nadie se atreviese a meterle mano al maestrito que apenas pesaba 150 libras! Agripino estaba a punto de entender con meridiana claridad el texto biblíco que dice ‘’ ese género no sale si no es con oración y ayuno’’
Ya todo el mundo estaba arremolinado frente a la vivienda, el guapo decide encarar al maestro y se encamina hacia la casa. Una nevera arrojada por encima del balcón y que aterriza a escasas pulgadas de las botas de Ulpiano lo hace pensar mejor las cosas. No hay que entender mucho de leyes de física para reconocer la improbabilidad de que un hombre poco corpulento levante un refrigerador y lo lanze por encima de un balcón… a menos que estuviese poseido por alguna entidad impura como el endemoniado Gadareno. Ulpiano dió media vuelta y musitó, ‘’én verdad este hijo de puta está poseido por el gobernador de Satania… sabía muy bien que su bench press de 400 libras en nada le ayudaría en ese predicamento.

Los guapos de barrio se limitaron a contemplar la escena de la mujer ensangrentada luchando como una fiera con el hombre que amenazaba acabar con su vida…nadie se atrevió a mover un dedo. El forcejeo continuó hasta que la mujer quedó inerte sobre el balcón teñido de rojo. El ya convertido en criminal, sudoroso y desencajado abandonó la escena en su Nova del 73 como alma que lleva el Malo rumbo a Brazo Seco.

Después de todo no eran tan machos nada, de la canción de Felipe solo recordaron la parte que dice …’’ que sé que soy un cobarde yo mismo lo comprendo’’. Para aliviar la carga y el karma que se impregnaría en sus almas, el Universo no permitió que la mujer muriera. Al maestro, las mismas fuerzas que le ayudaron a destrozar la casa, el San Martín de Porres, la cara y los dientes de Tingo y la reputación de los guapos de cafetín , le aconsejaron que se envenenara. Su espíritu en esta hora debe exibir alguna tonalidad gris, perdido en algún plano oscuro y de desolación.

Una Iglesia del Movimiento Misionero Mundial ha sustituido la casa del incidente, del Turulecos solo queda el piso de cemento, los guapos han muerto todos salvo Ulpiano el cual en su senilidad cuenta que en ocasiones un viento gélido y arcaico se detiene en su ventana arrancándole del sueño y con voz fuerte le trae la melodía…’’que nadie me critique mi vida de bohemio, nadie sabe la pena que me ahoga el corazón…




Fin
Datos del Cuento
  • Autor: Iluminati
  • Código: 13628
  • Fecha: 25-02-2005
  • Categoría: Urbanos
  • Media: 5.07
  • Votos: 70
  • Envios: 0
  • Lecturas: 5347
  • Valoración:
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