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Categoría: Románticos

La carta.

Lloraba despacio, su rostro no tenia expresión ninguna, solo de sus ojos lágrimas salían. Había recibido la carta de vuelta por aquél cartero que nunca su cara olvidaría. No vino a traerle buenas noticias, solo aquella carta, que no fue fácil sacar esas palabras que guardaba como un tesoro dentro de su corazón. Solo Dios y ella sabían lo que significo ese hombre en su vida, cuanto lo amo. Mientras miraba fijamente esa carta que sostenía en sus manos temblorosas, pensaba en los días felices que vivió al lado de aquel amor perdido.

"Amor mío, ¿te casarías conmigo?" Daisy respondió: "Ahora mismo cariño mío. Tú sabes muy bien cuanto te amo. Quiero ser tu mujer para toda la vida y llenarte de niños". José sonriendo dijo: "Yo quiero una mujer, no una coneja. Quiero tener hijos algún día, pero por ahora solo te quiero a ti." "¡Amor, eres la luz de mis ojos! ¡Te amo José y te prometo hacerte muy feliz! Cuando tú lo decidas seré tu esposa para siempre". Ese día no llegó, porque cinco días después José desapareció. Por mucho tiempo Daisy no se enteró que fue lo que pasó. ¿Acaso la estaba engañando? ¿Por qué la abandono si ella lo amaba con toda su alma? La verdadera razón solo el tiempo se la confesaría. Y fue aquella tarde de junio cuando recibió una llamada por teléfono muy extraña. La persona no se identifico, pero era una voz de mujer. Solo le dijo algunas cosas que le hirieron el corazón. La conversación fue corta y cuando ella quiso hacer algunas preguntas, aquella mujer extraña le colgó la llamada.

José estaba muy enfermo en un hospital. ¿Sería esa la razón de su desaparición? No supo mucho. Aquella mujer le había dicho que José la nombraba mucho, repetía su nombre constantemente y nunca dejo de amarla. ¿Por qué nunca se comunico con ella, porque no le contó que tenía problemas de salud? ¿Estaría grave? ¿De donde llamó esa mujer? ¿Quién era ella? Nunca más volvió a llamar. Daisy llamó a todos los hospitales cercanos y a algunos fuera de la ciudad. En ningún hospital había un paciente con el nombre que ella les proporciono. Parecía que a José se lo hubiera tragado la tierra. Entonces decidió hacer algo que podía devolverle a su adorado José o saber como estaba de salud. Una noche calurosa y lluviosa se encerró en su cuarto, estaba muy triste. Buscando en una libreta vieja que tenia guardada con algunos apuntes, encontró la dirección del padre de aquel que una vez fue el hombre que más adoraba, su novio. Sintió alegría, decidió escribirle una carta, aunque su alma sufría y a la misma vez le temía a algo desconocido. Esperaba con todas sus ansias que él o su padre recibieran aquella carta donde le decía lo mucho que lo extrañaba, las ganas que tenia de verlo, la falta que le hacían sus besos y sus caricias. Lo perdonaba por su abandono, nunca dejo de quererlo, siempre estaba en sus recuerdos. No podía amar a nadie más porque él era todo en su vida. Esperaba que estuviera muy bien de salud y le súplicaba que volviera a su lado. "¿Aún quieres casarte conmigo? Espero tu contestación."

La respuesta nunca llegó. La carta regreso a sus manos. Nadie la había leído, nadie la había abierto. El mundo se le cayó encima. Lo había perdido para siempre. Se había olvidado por completo de ella. ¿Dónde quedo aquel amor que tantas veces le juro? ¿Olvido por completo sus besos y sus ardientes caricias? ¿De aquellos momentos tan felices que disfrutaron juntos? ¿Por qué no pudo leer su carta? ¿Qué pudo haberle pasado a él o a su padre? Reacciono y se dio cuenta que José nunca la amo como ella lo amaba a él. En eso pensaba Daisy cuando sonó el teléfono. Con la palma de una mano seco sus lágrimas y con la otra mano aguantaba con fuerza la carta. Contesto el teléfono. Era otra llamada misteriosa, una voz de mujer. ¿Seria la misma mujer que la llamó aquella tarde de Junio?. No podía reconocer su voz, había pasado mucho tiempo. Lo que le dijo aquella mujer la dejo helada. La carta se le cayó de las manos. José había muerto...murió pronunciando su nombre. Llorando amargamente le pregunto a aquella extraña mujer: "¿Cuándo murió y de que? ¿Qué le pasó?¡Dígame por favor!! ¿Quién es usted?" Sus preguntas no tuvieron respuestas.....solo una....aquella mujer era la hermana de José. Después colgó la llamada. Daisy sentía que se desmayaba. Se acerco al sofá y se sentó con mucho trabajo. Lloro con mucho dolor. No pudo estar con su amor en los últimos momentos de su vida. Se sentía como muerta en vida. Miro la carta en el piso. La recogió. Beso la carta con pasión, mojándola con lágrimas de desesperación y sangre. Hizo la señal de la cruz y comenzó a romper la carta lentamente, mientras decía: "Descansa en paz amor mío. Esta carta no pudiste leerla pero tampoco nadie la leerá. Se esta yendo contigo. Algún día yo me iré también, esperame en el cielo alma mía."
Datos del Cuento
  • Categoría: Románticos
  • Media: 5.78
  • Votos: 116
  • Envios: 3
  • Lecturas: 3013
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