La casa de mi abuela es un lugar mágico, cada cajón, cada escondrijo guarda tesoros extraños que funcionan y no llevan pilas.

Ayer estuve allí y la abuelita me dejó moler pan el molinillo. Los trocitos de pan se introducen por un agujero y hay que dar a una manivela muy fuerte para que por otra abertura salga el polvito del pan.

No se como lo hace pero es capaz de hacerme unos pantalones con tan solo mover los pies hacia arriba y abajo en una máquina enorme con muchas ruedecitas y piezas brillantes. Y además no la tiene que enchufar ni nada.

Lo más raro que he visto fué el teléfono que en vez de botones , tenía agujeritos con los números dibujados y para llamar ahi que darle vueltas con el dedo.

Por la tarde se sienta en su sillón y aunque estamos en Agosto, me hace una bufanda, manoplas y gorro de lana, solo con dos palitos y moviéndolos bien rápido.

Me gusta ir a casa de la abuela y lavar la ropa en la pila con jabón de color verde. Hacer rosquitos y espolvorearles azucar,después nos los comeremos todos juntos junto a los viejos retratos de mi papas y mis tíos.

Me gusta la casa de la abuela porque nunca sabes lo que puedes encontrar en los armarios o que puede sacar la abuela del cajón de la cocina. Y sobre todo nunca sabes los besos que puede llegar a darte antes de marcharte.    FIN