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Categoría: Hechos Reales

La chica que me rechazó

Parecía conversar sólo con el viento y salvo, con él mismo, llevaba el cabello largo y el nombre tan extraño como sus días: Abdel.

Así lo recuerda Pamela, la chica más inquieta de aquella vieja escuela que hoy duerme en una olvidada calle. Pamela era la chica más simpática, la infinitamente coqueta y también las más deseada por la gran mayoría de adolescentes alterados de testosterona y es que Pamela no sólo despertaba miradas sino también otros asuntos que los hombres entienden muy bien.

Transcurría cuarto año de media en el colegio que ahora finge de refugio para gente olvidada y descuidada por la sociedad. Abdel acababa de trasladarse de otra ciudad y por infortunio llegó a la misma escuela donde Pamela alborotaba mentes de chicos que por lo general terminaban dementes por ella. Abdel tenía la misma edad de Pamela pero distinto grado de ver las cosas. Por coincidencia, otra vez, estuvieron en la misma aula. No había forma que él, al menos, sospechará de Pamela y de su carácter extrovertido.

Pamela nunca se habría fijado en él, menos interesado pero como en este mundo existen fuerzas y energías que trabajan para ayudar a confabular el destino a su antojo; tuvieron que sentarse juntos debido a que el Maestro de un curso perfectamente inútil (como lo es Matemáticas) ordeno a los alumnos sentarse en pareja según su desempeño académico y como es de esperarse Abdel le llevaba una ventaja exagerada a la pobre de Pamela que no tuvo más remedio que abandonar a su fiel amiga, escupir el chicle de la boca, amarrarse el pelo en una cola y sentar su conservada anatomía sobre la dura carpeta de madera añeja.

Sólo hablaban lo necesario y nada más, Pamela pensó que el aburrimiento sería fatal al lado del chico que catalogaba como ajeno de sus preferencia, pero cada día que pasaba Pamela encontraba más interesante al compañero asignado y por ningún motivo al curso designado. Quizás la ironía agazapada entre mansas sonrisas atrajeron la atención de Pamela, mientras, Abdel no parecía darse cuenta de ese detalle, pues él vivía tan cómodamente en su nube que raras veces bajaba al mundo normal. A pesar de que la pareja sólo podía permanecer juntas hasta el fin del titánico trabajo, Pamela decidió quedarse un tiempo más, pues ya bastante cautivada estaba con las maneras espontáneas de Abdel que sorprendido acepto compartir su individual y solitaria carpeta.

No llegaron a ser amigos aunque Pamela hubiera deseado sobreponer esa consoladora categoría. Eran tan diferentes y las ganas tan iguales que las hadas no se atrevían a intervenir lo que la naturaleza ya había decidido y bueno, el viejo Cupido sólo era un mito que Pamela, en silencio, deseaba convertir en realidad.

El año escolar transcurría lentamente para todos e intensamente para Pamela que veía pasar cada día como agua por sus manos y mientas Abdel leía empeñoso un libro más, Pamela enredaba sentimientos. No puedo estar enamorándome así de él, se mentía vanamente frente al espejo que hace días no la veía maquillándose. Pamela y Abdel siguieron sentándose juntos hasta el fin del año académico y por muchos intentos que frustro

Pamela jamás consiguió lo que empezó a anhelar desde la primara vez que conoció al chico más extraño de su adolescencia.

El amor perdió y Pamela también. Abdel sólo desperdicio tiempo es esa escuela pues al año siguiente fue trasladado a un colegio más exclusivo y sólo de varones. Pamela nunca dejo de extrañarlo y lamentar los días que desperdicio.
Ahora es tarde, los años pasaron veloces y ya Pamela se graduó en ciencias contables de una extranjera universidad, luego de descubrir que poseía el don numérico muy dentro de sí. Ayer volvió de su largo viaje y la pude ver tocando la vieja puerta de una vieja también amiga de colegio que llevaba el nombre sencillo y ordinario como sus días, se abrazaron fuerte, pero siempre guardando prudencia pues Pamela ahora es una muy cotizada Contadora pública.

Entre murmullos y temas mil llegue a escuchar la esperada pregunta que le efectuó acerca del platónico amor que la aturdió en la secundaria: ¿Sabes algo de Abdel?, fue la incógnita. La respuesta casi me provoca un desmayo, pues entre relajada y risueña la amiga de horrible nombre contesto: Abdel estudio alguna carrera que no pudo concluir y luego de que todo el mundo comentara de que el demonio tomo posesión de él, opero muchas partes de su masculino cuerpo gracias al dinero de sus padres y transformo su extraño nombre, Abdel, por uno más extraño todavía: Addela.
Datos del Cuento
  • Categoría: Hechos Reales
  • Media: 6.01
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1 comentarios. Página 1 de 1
Silvana
invitado-Silvana 05-07-2003 00:00:00

Buena Fifty, realmente este cuento me encanto, me mantuvo encandilada hasta terminarlo de leer, pues te cuento que estoy trabajando y dije voy a chismear..pero me tome el tiempo para leerlo pues está buenazo..sigue Papi,,,,,,,,, Felicitaciones Chaufis La Mami Panzon

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