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La cola

-¿El último?
-Yo -responde, precisamente, el que está el último en aquella larga cola, un chico de unos diecisiete años, de pelo rubio tendiendo a rojo.
-¿Van rápidos? -indaga el que ha pasado a ser el último.
-Que va.. Llevo más de media hora y apenas ha corrido tres puestos.
-Pues con este calor nos vamos a achicharrar.
-Yo, por si acaso, me he traído este abanico
-Buena idea. Yo, cuando no resista más, me abanicaré con el periódico.
-Es lástima, porque esta tarde tenía un plan, y esta maldita cola me lo va a estropear.
-¿Es guapa?
-No sé. La he conocido esta mañana.
-Pero bien te habrás fijado si era guapa o fea.
-La verdad es, aunque usted no lo crea, que no he parado mientes en ese detalle.
-Algo te habrá gustado de ella, para que os hayáis citado esta tarde.
-Ahora que lo dice, es verdad. Ni tan siquiera la he mirado.
-No te molestes, pero me pareces algo chusco.
-No le extrañe. Como al verla he pensado que esta tarde no tenía nada que hacer, me he dicho: mira, ya tienes compañía para no aburrirte.
-Eres un caso psicológico, zagal.
-No sé por qué.
-Hombre, verás, no es normal que un chico quede con una chica sin más. Al menos tiene que existir algún nexo que los una o atraiga, o por lo menos establezca una simpatía entre ambos.
-Bueno, tal vez sí que es raro, pues ahora que caigo, si a mí me lo explican de otro hubiese reaccionado como usted.
-Entonces coincidimos en que eres un poco rarillo, aunque muy simpático.
-Gracias por su apreciación. Pero para que no me considere rarillo voy a explicarle mi posición en este asunto. He venido de Viella. ¿Usted sabe donde está Viella?
-Claro que lo sé, en el Valle de Arán.
-Pues he llegado esta mañana y al bajar del tren me he encontrado con esa chica. Le he ayudado a bajar su maleta. Y entonces he pensado, que ya que no conocía a nadie en esta ciudad, podría citarme con ella y tener alguien con quién charlar.
-Vaya, siendo así, resulta comprensible que no te hayas detenido en comprobar si era fea o guapa.
-Y usted, abuelo, ¿de qué viene a matricularse?
-Yo..., de nada. Pero lo mismo que tú, al ver la cola, he pensado: mira por donde ya tienes un sitio para entretener la tarde.

(Forma parte del entreverado 'Estampas urbanas', al que corresponden: 'Encuentro callejero' 'Encuentro entre amigas', 'La tertulia en el café' y 'La cola', -publicados en este portal- entre otros).
Datos del Cuento
  • Categoría: Hechos Reales
  • Media: 6.28
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
Pilar G. Cuadros
invitado-Pilar G. Cuadros 27-07-2003 00:00:00

Me parce tu relato, un susto dado a la decadencia moral del espirítu que se da en una muy sutil cuncuspicencia del aburrimiento, y que puede llegar a ser, una peligrosa sabiduría para la vida misma. Enhorabuena. Pilar.

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