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En algún lugar del infinito en el que en un principio solo había luz y oscuridad, ya que no pudría existir la una sin la otra, como no podría existir el amor sin el odio, o el placer sin el dolor nacieron dos deidades, cada una a un lado, como solo existían ellas en todo el universo mantuvieron largas conversaciones durante milenios, conversaron sobre cómo serían las cosas, ya que no hubo nada antes de ellas, llegaron a conocerse como jamás nadie a conocido a otro ser, sus sentimientos, miedos, sueños, alegrías, inquietudes, todo, y mientras conversaban, seguía sin existir nada. Al cabo de mucho tiempo, una de ellas decidió comenzar con la creación, pero la otra la detuvo por un momento y le dijo:
-No puedes comenzar a crear, aún no tienes nombre.
-Entonces debes darme uno.
-Sí, lo cierto es que te tenía un nombre preparado, Vida ¿Te gusta?
-Sí, me encanta, es muy apropiado, por lo tanto, tú debes llamarte Muerte.
-Me parece justo.
Eones más tarde, mientras que Vida fue moldeando el universo, Muerte lo iba destruyendo, las diferencias entre Vida Y Muerte acabaron por provocar infinidad de batallas entre ellas, pero Muerte no quería luchar, era Vida quien se empeñaba en quitarla de su camino, a menudo le preguntaba
-¿Por qué te empeñas en destruir mi creación?
Muerte siempre respondía lo mismo:
-Todo debe de tener un final y un nuevo comienzo, así es como a de funcionar el universo, por ello tu no puedes existir sin mí, al igual que yo no puedo existir sin ti.
Vida no alcanzaba a comprenderlo, estaba empeñada en sacar a Muerte del tablero de juego y sabía que no podría hacerlo ella sola, por ello escogió a unos cuantos elegidos en su creación y los nombró arcángeles, ellos a su vez crearon la raza de los elegidos, los ángeles, seres con consciencia de sí mismos y un poder curativo con el que patrullaban la creación de Vida ayudando a sus criaturas.
Muerte seguía sola por el momento, ella sabía que la única forma de que vida se diese cuenta de su error era dejando que lo viese por sí misma, así que se apartó por el momento.
Vida creó un nuevo planeta, tardó 6 días en dotarlo de todo lo necesario para albergar la vida en él, el séptimo día descansó.
Con el paso de los siglos Vida fue perfeccionando a sus criaturas hasta crear a los primeros seres inteligentes, los que bautizó como humanos, fue en ese momento cuando apareció Muerte y le preguntó:
-¿Cómo crees que se sentirán los ángeles ahora que tienes nuevos juguetes?
-No creo que les importe, todos son hijos míos.
Mientras tanto, uno de los arcángeles miraba con recelo a la raza humana, se preguntaba por qué Vida les había creado, y aún más importante ¿Por qué les había dado el don del libre albedrío? Los celos cegaron al arcángel hasta tal punto, que decidió desobedecer a Vida y destruir a la humanidad, pero Vida no iba a permitírselo, a pesar de que ella no podía matar, se aseguró de prepararle un castigo apropiado, así que creó el infierno donde el propio hermano del arcángel le encerró por toda la eternidad, o al menos eso pensaba.
Con el tiempo, los humanos que veneraban a Vida comenzaron a llamarla Dios, eso lo cambió todo, se olvidaron de Muerte, como si esta jamás hubiera estado ahí, y eso era otro error.
A pesar de que Vida trataba de ayudar a la humanidad, esta parecía empeñada en autodestruirse, cada facción de humanos daba un nuevo nombre a Vida, con el tiempo comenzaron a odiarse por algo tan vano como eso, fue entonces cuando otra deidad nació, una casi tan oscura como muerte, Guerra era su nombre y tras su estela los humanos comenzaron a matarse, la guerra acabó con sus cosechas, lo que hizo nacer a Hambre, una deidad que se aprovechaba del sentimiento humano, ya que todos tenemos hambre de algo, dinero, poder, aprobación, hasta algo tan puro como el amor podía ser parte de Hambre y por supuesto la hambruna dio paso a la última deidad: La Peste, la enfermedad. Tras tan horribles calamidades Vida decidió no volver a intervenir en su creación y se retiró dejando atrás tanto a ángeles como a humanos y a todas sus creaciones, lo cual provocó que muchos de los antaño iluminados ángeles descendiesen al infierno y buscasen cobijo en el arcángel caído, al que llamaron Demonio, el mismo que creó los 7 pecados capitales para corromper a los humanos y hacerse con sus almas con las que crearía mas demonios para su guerra contra los ángeles que quedaban y sus hermanos arcángeles.
Una vez más Vida y Muerte Mantienen una conversación:
-¿Lo ves Vida? Te dije que no podía existir un universo sin mí.
-Ahora lo puedo ver.
-Al final eres tú quien provoca la muerte
-Eso no hace iguales
-No, ese no es tu rol, dime ¿Vas a abandonarlos?
-Por el momento voy a retirarme.
-Entonces ahora están solos.
Fue en ese momento cuando Muerte en persona descendió a la tierra, llamó a sus hermanos Guerra, Hambre y Peste. Muerte plantó una semilla antes de abandonar la tierra, lo mismo hicieron los demás, después se alejaron dejando una profecía antes de marcharse:
Si la humanidad no puede salvarse por sí misma y sigue engrosando las filas del infierno volveremos, entonces habrá guerra, hambre, peste y finalmente muerte, ustedes mismos habéis provocado que Vida os abandone.
Muchos siglos más tarde la confrontación de entre los seguidores de vida continúa a pesar de que esta jamás volvió, el hombre no comprende que ahora solo el hombre puede salvarle.
¿Qué pasará ahora?
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