Amuermado tal vez por el ensordecedor susurro de la tarde, el bullicio se acrecenta y se hace cada vez más tormentoso; se ciñe a mis oidos, y sin darme cuenta ya está en mi cabeza; y no me deja ir, no puedo escapar, el aburrimiento me hace preso indefinido de su reino...
Se aprovechó mientras dormia, mientras dormia pensando aislado del mundo; ensimismado y abatido, solo, solo, sólo era yo, y yo, y yo; mas no hay escape, me vistió con el monótono traje de prisionero, que ya se notaba en mi semblante, esclavo de un dueño sin rostro; sin pasado... , sin futuro, solo el vacío, solo el inmenso vacío es su amo, ¡Pero qué pasa!, ¿Me regresan a mi mundo?, ¡No puede ser!, soy yo, con un lapicero atado a mi mano invadiendo mi zote legajo de escritos aún en blanco. Es entonces cuando me doy cuenta, tengo amigos en mis subditos, que son reyes de reyes; mas yo soy su supremo Rey, su dios tal vez, esclavo soy de ellos que me arrastran en cadenas hasta actuar como soy yo.