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La espada de oro. Continuación

(Esta es la continuación de La espada de oro. El link de la primera parte es http://www.buscacuentos.com/ver_cuento.phtml?cod=4204 (Por favor votar y dejar vuestros comentarios)


El sonido se hacia cada vez mas fuerte. Javier quiso levantarse para mirar por donde se acercaban los heilozs pero Crish y Alberto lo retuvieron en el suelo agarandolo por los hombros. Los tres observaron a traves de un pequeño orificio del árbol, como el grupo de criaturas pasaban por delante de ellos sin enterarse de su presencia. Las pisadas se iban alejando y Javier se arriesgó a salir cautelosamente de detás del árbol.
- Los hemos despistado- Susurró Javier volviendo a agacharse junto a sus amigos.
- Deberiamos volver con los otros- Dijo apresuradamente Crish
-Sí, pero ninguno sabemos por qué camino hemos llegado hasta aquí- Contestó Javier.
- Deberíamos ir a la ladera opuesta de aquella montaña-Dijo Alberto señalando en la lejanía.
- No hemos podido correr tanto en tan poco tiempo- Aludió Crish
- Hemos corrido durante unos diez minutos sin parar, a toda prisa, a una dirección desconocida y el campament de heilozs donde fuimos ya estaba bastante alejado de nuestros compañeros- Dijo Javier, que parecía estar de acuerdo con la idea de Alberto.
- Si no hay otra cosa que hacer...
Así los tres tomaron rumbo hacia aquella montaña. Parecía muy lejana aunque no podían estar seguros pues la luz de la luna aquella noche no alumbraba demasiado. Era una montaña pequeña, de unos cien metros metros, mientras huían de los heilozs debieron bordearla pues les pareció que daban una pequeña vuelta. Atravesaron un campo de hierba alta que les llegaba por las rodillas, a la vez que corrían, solían darse la vuelta para asegurarse de que no los perseguían. En ocasiones, alguno de ellos tropezaba o metía un pie en un agujero oculto entre la maleza y caía al suelo.
El cielo parecía una gran manta negra, pues no había ninguna estrella ni nubes que lo cubrieran,
- Ya no puedo más, necesito dormir- Grito Crish
- Esta bien, durmamos mientras podamos- Dijo Javier parando la marca y mostrando signos de cansancio.
Se quitaron los macutos de la espalda, los pusieron en el suelo y los utilizaron como almohada. Uno a uno fueron cayendo en las redes del sueño. Sus mentes no estaban tranquila, pues habían sucedido muchas cosas el día anterior de las que necesitaban respuestas. La noche era fría, de vez en cuando, se oí el sonido del viento entre las ramas de los árboles cercanos. Javier despertó de una pesadilla que solo estuvo en su recuerdo unos segundos.
Se levanto sin hacer ruido, y se alejo un poco del grupo. Se sentó encime de una pequeña roca y cerro los ojos. Sintió algo que no había sentido nunca. Era como si toda la naturaleza estuviera despertando: Se oía el canto de algunos pájaros en la cima de los árboles, el sonido del viento comenzaba a desaparecer e incluso se oía el movimiento del agua de algún río o lago lejano.
Volvió a abrir los ojos. De noche no se apreciaba pero se encontraban en un lugar de ensueño. El sol estaba saliendo ahora en el horizonte, la noche cedía para dar paso al día. Frente a él, el cielo de un color azul claro era presagio de un agradable día caluroso. Se lo olvidaron todas las dudas que tenía durante aquellos minutos que estuvo sentado. El mejor momento de su vida sin ninguna duda para él.
Un susurro se alzó detrás de él.
-Es increíble-
Crish se había despertado y observaba atónita aquel paisaje. Se sentó al lado de Javier.
- Sí- Afirmó Javier- Nunca pensé en lo que me perdía antes de conocer esto.
- ¿ No te parece muy raro?, nos han pasado má cosas en un día que en toda nuesta vida- Dijo Crish.
- Es cierto, yo no lo creí al principio pero ver a esas criaturas me a cambiado la idea.
Javier se quedó mirando a Crish. Nunca se había fijado mucho, pero era muy guapa: tenía el pelo largo y moreno, sus ojos eran de un color similar al del cielo de aquel amanecer, su cara era simplemente perfecta, Javier no sabía definirla mejor.
-¿Crees que podré hacerlo?- Preguntó Javier, rompiendo el silencio.
-Claro que podrás y nosotros te ayudaremos- Respondió Crish- Aunque estaría mejor si supiesemos donde tenemos que ir, pero, que le vamos a hacer.
En la cara de Javier se dibujo una sonrisa que quiso disimular. Aquellas palabras, sin duda le habían levantado un poco la moral y ahora se sentía con más fuerza para seguir el camino.
-Despierta a Alberto- Dijo Javier.
En ese momento Alberto lanzó un largo ronquido. Crish se río y lo despertó dandole golpecitos en el hombro. Alberto se despertó frotandose los ojos.
-Venga, tenemos que seguir-Le dijo Javier ayudandole a levantarse.
Datos del Cuento
  • Categoría: Aventuras
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