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La esperanza de la vida celestial.
(Relato Religioso 132)
Comencemos considerando sobre esta esperanza de vida celestial precisamente pensando en que definición tenemos sobre el cielo. Una definición dada por una encyclopedia bíblica editada en 1985 nos dice: “La morada de Jehová Dios y de criaturas espirituales fieles, una región invisible al ojo humano. La Biblia también usa el término “cielo(s)” en varios otros sentidos, por ejemplo: para representar a Dios mismo, su organización de criaturas espirituales fieles, una posición de favor divino, el universo físico aparte de la Tierra, la expansión que rodea el planeta Tierra, los gobiernos humanos bajo la dominación de Satanás, y el nuevo gobierno celestial justo para el cual Jehová a investido de poder a Jesucristo y sus coherederos”.
Muchas personas se hacen esta pregunta: ¿Existíamos todos nosotros en la región espiritual antes de que naciéramos como humanos?. La Biblia misma nos contesta en el Evangelio de Juan capítulo 8, versículo 23, donde leemos: “[Jesucristo les dijo:] ‘ustedes son de las regiones de abajo, yo soy de las regiones de arriba. Ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo’”. Jesús había venido de la región espiritual. Pero, como indicó Jesús, los demás hombres no habían venido de allí.
Muchos dicen que al cielo van todas las personas que han sido buenas, pero la Biblia nos enseña otro punto de vista. Por ejemplo en Hechos 2:34 nos dice: “David [a quién la Biblia se refiere como un hombre agradable al corazón de Jehová Dios] no ascendió al cielo”. Otro texto que nos aclara esta enseñanza bíblica es Salmo 37:9, 11, 29 donde leemos: “Los malhechores mismos serán cortados, pero los que esperan en Jehová son los que poseerán la tierra. Los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella”. Como hemos visto los buenos vivirán en la tierra, no irán a vivir a los cielos.
Si Adán no hubiera pecado, ¿habría ido al cielo con el tiempo?. Génesis 1:26 nos responde: “Pasó Dios a decir: “Hagamos a un hombre a nuestra imágen, según nuestra semejanza, y tengan ellos en sujeción los peces del mar y las criaturas volátiles de los cielos y los animales domésticos y toda la tierra y todo animal moviente que se mueve sobre la tierra””. Así que como razonamos al leer este pasaje bíblico, el propósito de Dios para Adán fue que se encargara de cuidar de la tierra y de la vida animal sobre ella. No se dice nada de que él iría al cielo.
¿Tiene que ir uno al cielo para tener un futuro verdaderamente feliz?. El Salmo 37:11 nos dice: “Los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz”. Otro texto que reafirma este Salmo es Apocalipsis 21:1 al 4, “Ví un nuevo cielo y una nueva tierra … Oí una voz fuerte desde el trono decir: ‘!Mira! la tienda de Dios está con la humanidad, y él residirá con ellos, y ellos serán su pueblo. Y Dios mismo estará con ellos. Y él limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado’”. También puede considerar el texto de Miqueas 4:3 y 4 donde se nos explica que hasta la guerra dejará de ser y nadie nos “hará temblar, porque la boca misma de Jehová de los ejércitos lo ha hablado”. Sí, Dios nos promete un futuro feliz aquí sobre la Tierra.
Otro punto es de que si Jesús abrió el camino al cielo para los que habían muerto fieles a Dios. ¿Se muestra en el ‘Nuevo Testamento’ que la vida celestial sea para todo cristiano?. La respuesta a esta pregunta la encontramos en Juan 14:2 y 3, “En la casa de mi padre hay muchas moradas. De otra manera, se lo hubiera dicho a ustedes, porque voy a preparar un lugar para ustedes. También, si prosigo mi camino y les prepare un lugar, vengo otra vez y los recibiré en casa a mí mismo para que donde yo estoy también esten ustedes”. Jesucristo muestra aquí que sus apóstoles fieles, a quienes estaba hablando, con el tiempo estarían en la ‘casa’ de su Padre, en el cielo, con Jesús. Pero aquí él no dice cuántos más irían también al cielo. Además, en Romanos 8:14, 16 y 17 leemos: “Todos los que son conducidos por el espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. El espíritu mismo da testimonio con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. Pues, si somos hijos, también somos herederos, herederos por cierto de Dios, mas coherederos con Cristo, con tal que suframos juntamente para que también seamos glorificados juntamente”. Cuando se escribió estas palabras, era cierto que todos los que eran conducidos por el espíritu de Dios eran hijos de Dios que tenían la esperanza de ser glorificados con Cristo. Pero no siempre ha sido así. Lucas 1:15 dice que a Juan el Bautizante se le llenaría de espíritu santo, pero Mateo 11:11 aclara que él no participará de la gloria del Reino celestial, es decir, no iría al cielo . Del mismo modo, también, después del recogimiento de los herederos del Reino celestial habría otras personas que servirían a Dios, como seguidores de su Hijo y sin embargo, no participarían de la gloria celestial.
Entonces, ¿a cuántos les ofrece la Biblia la esperanza celestial?. En Lucas 12:32 leemos: “No teman, rebaño pequeño, porque su Padre ha aprovado darles el Reino”. En esta cita bíblica se nos explica que son un “rebaño pequeño”, una cantidad pequeña. Y en Apocalipsis 14:1 al 3 se nos dice de cuántos compondrán ese “pequeño rebaño”: “Ví, y, !míren!, el Cordero [Jesucristo] de pie sobre el monte Sion [en el cielo, véase Hebreos 12:22 al 24] y con él 144,000 que tienen escrito en sus frentes el nombre de él y el nombre de su Padre … Y están cantando como si fuera una canción nueva … Y nadie pudo aprender esa canción sino los 144,000 que han sido comprados de la tierra”.
¿Es el número 144,000 sencillamente una cifra simbólica?. El hecho de que después de mencionar el número específico de 144,000 Apocalipsis 7:9 hace referencia a una “grande muchedumbre, que ningún hombre podia contar” señala la respuesta a esta pregunta. Si la cifra 144,000 no fuera literal, carecería de significado como contraste con la “grande muchedumbre”. El que consideremos que la cifra es literal concuerda con la declaración de Jesucristro en Mateo 22:14 con la relación al Reino de los cielos: “Hay muchos invitados, pero pocos escogidos”.
¿Van al cielo también los de la “grande muchedumbre” a que se hace referencia en Apocalipsis 7:9 y 10?. De ellos Apocalipsis no dice, como lo hace en el caso de los 144,000, que hallan sido “comprados de la tierra” para estar con Cristo en el monte Sion celestial. [Apocalipsis 14:1 al 3]. Esta descripción que se da de ellos: “de pie delante del trono y delante del Cordero”, no indica necesariamente una ubicación, sino un estado de a probación. [Comparelo con Apocalipsis 6:17 y Lucas 21:36] La expresión “delante del trono” no exige que esten en el cielo. Su posición es sencillamente “a la vista” de Dios, quien nos dice que desde el cielo él contempla los hijos de los hombres. [Salmo 11:4, también Mateos 25:31 al 33.
La “grande muchedumbre en el cielo” a la que se hace referencia en Apocalipsis 19:1, 6, no es la misma “grande muchedumbre” de Apocalipsis 7:9. De estos que están en el cielo la descipción no dice que salen “de todas las naciones” ni que están atribuyendo su salvación al Cordero, son ángeles. En la Biblia, la impresion “grande muchedumbre” se usa en diferentes contextos [Vea Marcos 5:24, 6:34, 12:37].
¿Quién selecciona a los que van al cielo?. 2 Tesalonicenses 2:13 y 14 nos muestra que “Dios los eligió” a ellos para vida celestial y en Romanos 9:6, 16 se nos indica que “no depende del que desea ni del que corre, sino de Dios, que tiene misericordia”.
Finalmente, ¿qué harán en el cielo los que van allí?. Apocalipsis 20:6 nos dice: “Serán sacerdotes de Dios y del Cristo, y gobernarán como reyes con él por los mil años”. También en 1 Corintios 6:2 leemos: “¿no saben ustedes que los santos juzgarán el mundo?”.
Y en Apocalipsis 5:10 nos informa: “Hicistes que fuesen un reino y sacerdotes para nuestro Dios y han de gobernar como reyes sobre la tierra”.
Toda esta breve explicación bíblica nos ayuda a comprender y razonar que la esperanza de la vida celestial no es para toda persona sino para el que es escogido por Dios, comprados de sobre la tierra por la sangre redentora de Jesucristo y llegan a ser coherederos con Cristo como reyes y sacerdotes en los cielos, solo los 144,000. Una grande muchedumbre de gente de toda tribu, nación y lengua, serán bendecidos por Dios como súbditos de ese reino celestial y tendrán una vida llena de paz, amor y felicidad, aún para siempre sobre la tierra. Si necesita más información sobre este tema, por favor comuníquese con los testigos de Jehová del lugar donde usted vive y ellos, con mucho placer, le dejarán saber de las bendiciones que Dios tiene preparadas para todas las personas en un futuro cercano cuando su Reino sea establecido sobre la Tierra por toda la eternidad.
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