La estación del aborto.
En una fría desolada estación, un niño esperaba el tren, subirse en él
y llegar a la estación, verse con sus padres decirles: aquí estoy.
Llego un tren camuflado del esperado él subió con aliento de nacer,
conocer el mundo los pecados del él, las maravillas, errores y a sus padres.
Respirar el aire del mundo que a sus pulmones iban ha hinchar, llorar, reír
dar las gracias a Dios y a sus padres por la vida.
Alegre… alegre él quería llegar a su estación, que el tren le diera un aventón
así salir entre las piernas de su madre. Escuchar los gemidos de su parto y
a la vez la alegría de su progenitora. Pero en eso… el tren se desvió él mientras
soñaba, se preparaba sintió un jalón, cómo que entre le cortaba la vida, los sueños,
sus ansias, sus curiosidades. En eso el pregunto asustado: ¿Hey porque desvias?
Diciéndole alguien: lo siento niño tú no vas a la estación de la vida
- ¿Por qué?
- Tu madre no quiso aceptarte, no quiso darte la luna ni el sol del mundo.
- No quiso amamantarte, regalarte el aire para hinchar tus pequeños pulmones
- No quiso darte la vida, porque tu padre de alguna manera le fundió temores.
- ¡Pero yo quiero nacer, vivir, crecer, amar conocer de Dios, cómo todos la hacen.
- Acaso no tengo yo el mismo derecho que tienen ustedes, de reír y llorar de jugar
- de descansar. ¿Por qué quitarme la vida los mismos que en una cama a mí
- me engendraron?!
- Por ignorancia y por cobardía. Pero tú te vas conmigo, aunque el resto de tu feto
- salga en pedazos, por entre las piernas de tu madre. Más ella sufrirá y querrá
- morir, y el sufrimiento de tu padre será peor. Tú te vas conmigo
- ¿ Y usted quien es?
- Yo soy Dios.