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Categoría: Mitológicos

La fe de Arthur

En un pequeño pueblo, situado al sur de Europa, en donde no había lo suficiente para mantener a toda la gente que vivía en él. Justamente cuando atravesaba por una de las peores crisis, nació un pequeño niño. Era una noche fría y obscura, a lo lejos se podía divisar una pequeña chocita alejada de todo, casi en la sima de una pequeña colina; El valle se encontraba en un completo silencio, puesto que nadie tenia la fuerza necesaria ni para soltar un murmullo, de pronto un grito termino con esa quietud. Este chillido venia de la pequeña cabaña en la colina.
--Es un varoncito -- grito el señor Longfor, alegre por que había nacido su pequeño.
Con las pocas fuerzas que le quedaban, Eusebia pidió ver a su hijo, en ese momento ella puso su mano sobre la cabeza del bebé y en tan solo unos segundos, Eusebia murió.
Mientras tanto el pueblo descargaba toda su rabia, de no poder detener la inmensa pobreza por la cual estaba pasando, con todo aquel que se le pusiera enfrente; en este caso el pequeño Arthur y su padre, y así dispararon su coraje; poniendo como pretexto de que habría otra boca mas que alimentar en el pueblo, cuando ya ni siquiera había lo suficiente para dar de comer a los que ya vivían ahí.
Cada día que pasaba los pleitos iban en aumento y se hacían mucho más violentos, y todo siguió así durante más de 5 años. Arthur y su padre decidieron ir de paseo al pueblo a comprar unas cosas que le hacían falta; pero casi a la entrada del pueblo, como si los estuvieran esperando, aparecieron unos señores; los cuales al ver a Arthur se fueron en contra de el, sin embargo su padre no permitió las ofensas que eran lanzadas en disgusto hacia su hijo, así que de inmediato comenzó a defenderlo:
-- Ustedes no tienen ningún derecho de hablarle así a mi hijo –
-- Claro que si, por que no habríamos de tenerlo, si nosotros y nuestros hijos no la vivimos trabajando, y en cambio Arthur no hace absolutamente nada – respondieron agresivamente los señores.
-- Mi hijo es demasiado pequeño para realizar labores tan pesadas, ¡Por favor, apenas tiene 5 años! – aclaro el señor Longfor
Uno de los Señores:
-- Y eso a mí que, mi hijo es tan solo unos años mayor que el suyo y él, si trabaja –
La riña se torno cada vez más agresiva y las palabras se fueron convirtiendo en golpes. Arthur se encontraba muy asustado, no sabia que hacer. A pesar de todo el coraje que tenia dentro el señor Longfor, no pudo hacer nada y resulto gravemente herido y entonces Arthur comenzó a llorar incontrolablemente.
-- ¡Cállate niño! – grito uno de los señores.
Y justamente antes de que le pegaran, apareció un joven y los detuvo.
-- No te metas Burgo – dijo un señor
-- Ustedes no tienen por que hacer esto, es tan solo un niño y no entiende por lo que esta pasando el pueblo – aclaro Burgo
-- Pues ya es tiempo de que comprenda la situación en la que nos encontramos –
-- Usted no es quien para decidir eso – explico Burgo
Burgo le pide a Arthur que deje de llorar, que eso no le servirá de nada y le insiste para que le ayude a levantar al Señor Longfor y llevarlo a su casa, y así lo hace.
Ya en la cabaña el Señor Longfor le agradece a Burgo por todas sus atenciones:
-- Burgo, sé que no tienes un lugar donde dormir, por que no te vienes aquí- sugiere el Señor Longfor
-- No quisiera molestarlos – respondió Burgo
-- Quédate por favor, ahora tú eres mi amigo -- menciono el pequeño Arthur
-- Esta bien Arthur, lo haré – Burgo acepto.
Cuando Arthur cumplió 7 años su papa y Burgo le prepararon una fiesta sorpresa y Arthur se encontraba muy ilusionado; mas sin embargo había una pregunta en su cabeza, que no lo dejaba en paz.
-- Papá ¿por qué no vinieron los niños el pueblo? --
Burgo y el Señor Longfor se quedaron mudos, no sabían que responderle al niño; sabían que si le decían la verdad se pondría triste, pero si no le decían nada, entonces ¿qué haría?; Entonces Arthur interrumpió ese silencio:
-- No les caigo bien ¿verdad? ... No importa, por que los tengo a Ustedes y los quiero mucho --
-- ¡Hay Arthur! ¿Vamos a partir el pastel? – le pregunto Burgo
--¡¡¡ SI !!! – respondió Arthur
Al día siguiente Arthur se fue a jugar por la colina como él acostumbraba hacerlo, entonces se tropezó, cerca de un viejo corral a una niña llorando.
-- ¿qué tienes? – le pregunta Arthur.
La niña seca sus lágrimas de inmediato, se levanta y simplemente responde:
- Nada—
Arthur continúa insistiendo, pero sin ningún resultado; la niña sale corriendo con su pequeño ratón y la trata de alcanzarla, pero resulta inútil.
A pesar de que Arthur no conocía las razones por las cuales sollozaba esta pequeña, él deseaba ayudarla sin importarle que tuviera que hacer para lograrlo; así que continuo buscándola, hasta que el mismo termino perdido.
Al otro lado de la colina, donde Arthur se encontraba, se escuchaban sonidos de muchos animales, era un sonido muy cálido el cual parecía llenar a Arthur completamente, mientras más caminaba el canto sé hacia mas fuerte, de pronto, frente a sus ojos apareció una cueva de la cual emanaba una luz intensa, Arthur se dirigía a ella cuando de la nada algo le interrumpió
-- Arthur ¿Dónde estas hijo?—gritaba el Señor Longfor
Arthur salió de inmediato, para ver que se le ofrecía a su padre, además de que no quería preocuparlo.
Cuando Arthur llego a su casa se encontró con una mujer a la cual nunca había visto y ahí a su lado se encontraba la niña que había visto en el viejo corral
-- Ellas son Naniha y su madre Anha, él es mi hijo Arthur – dejo el Señor Longfor señalando al muchacho.
La niña por medió de señas y antes de que Arthur digiera algo de lo que había visto, le pidió a Arthur que le guardara el secreto. Luego después de un rato cuando Arthur y Naniha pudieron platicar, ella le explico a Arthur que no deseaba que su madre se preocupara y se pusiera triste; Arthur le volvió a preguntar sobre él ¿por qué estaba llorando?, Ella le explico que no tenia padre y que siempre había querido tenerlo además de que a cada rato se la pasaban de pueblo en pueblo, por el incidente de que algún hombre comenzaba a seducirle a su madre. A su madre no le agradaba que los hombres la anduvieran buscando, por que simplemente ella no confía en ningún hombre; la niña aclara el hecho de que le había extrañado muchísimo que su madre hubiera aceptado la ayuda del Señor Longfor.
-- Arthur, podrías hacerme un favor, necesito que me lleves al pueblo para buscar un lugar donde vivir—le pidió Anha
-- por supuesto que si, acompáñenme – acepto gustosamente Arthur
Arthur los llevo a conocer todo el pueblo, aun que la gente se les quedaba viendo de una manera muy extraña, ellos continuaron con su camino; Arthur las llevo a la posada de la Señora Leinster, una señora soltera y además muy amargada puesto que su única hija había muerto en un accidente y desde entonces ella no quería a nadie y había cerrado su mesón. Cuando Anha vio el lugar le pregunto a Arthur:
-- ¿por qué nos traes a este lugar? , ¿Qué no vez que esta cerrado?--
-- claro que si, ha estado cerrado desde hace mucho tiempo—respondió Arthur
-- entonces ¿por qué nos traes aquí?—cuestiono Anha
-- no se preocupen, ya verán que a ustedes si les darán hospedaje, además la dueña de este lugar vive muy sola y necesita compañía y que mejor que ustedes dos—aseguro Arthur
En ese momento salió la Señora Leinster y Arthur le explico a lo que venia, la señora se molesto muy fuertemente; pero en cuanto vio a Anha recordó a su hija ya muerta y no pudo rechazar la propuesta de Arthur, por que sabia que el niño tenia razón en decirle que ella las necesitaba para poder ser feliz y además de que él ayudarlas la haría sentirse mejor.
Anha le agradeció a Arthur todo lo que había hecho por ella y su hija y le prometió que algún día se lo pagaría.
Ya estaba anocheciendo, así que Arthur decidió volver a su casa de inmediato; cuando iba subiendo la colina, recordó aquella cueva misteriosa que había encontrado y le daba una gran curiosidad saber que era lo que se encontraba ahí. Así que Arthur se desvió y se dirigió hacía aquella cueva, pero no llegó ella
-- Oye Arthur, ¿qué haces?—Burgo sorprendiendo a Arthur
-- Hola Burgo—Arthur lo saludo sorprendido
-- Vamonos a casa Arthur, tu padre te debe de estar esperando—le invito Burgo
Arthur ya se encontraba acostado en su cama y Burgo y su padre ya se habían dormido, pero el no podía dormir, había algo en esa gruta, algo que tenía que ver en ese instante; sin importarle nada mas se levanto sigilosamente de su cama y abrió la puerta con cuidado para que nadie se diera cuenta de que se había ido.
Cuando Arthur ya se encontraba de nuevo en la entrada de la cueva, alcanzo a ver una luz a lo lejos, una luz muy penetrante y una voz salió de la caverna
-- Arthur, ven, entra a buscarme—se escuchaba a lo lejos
-- ¿quién es?—pregunto Arthur asombrado
--- ven y te lo diré mi niño—volvió a oírse aquella voz
De inmediato Arthur entro a la caverna, fuera como fuera el tenia que averiguar a quien pertenecía esa voz. El camino era bastante oscuro en un principio, pero se volvió intensa para guiar los pasos de Arthur; un presentimiento muy grande comenzó a crecer dentro de su corazón, como si esa persona fuera algo muy significativo par el; aunque no conociera a la dueña de tan encantadora voz, el sabia que era alguien muy especial, tal vez alguien con quien había soñado, pero no tenia la menor idea de quien era.
Fue increíble, era algo fabuloso; una dama estaba cantando encima de un lago, era una mujer muy hermosa e interesante. Pero ¿por qué le había hablado a Arthur?, De hecho ¿cómo es que ella conocía su nombre?
-- mi pequeño Arthur, tu me ayudaras a salvar este pueblo—pronuncio la dama
-- ¿yo?, No entiendo, ¿a que te refieres?, ¿Quién eres tu?—pregunto Arthur muy confundido
-- bueno, primero que nada, disculpa mi descortesía, había olvidado que no sabes mi nombre o mas bien no lo recuerdas; mi nombre es Elpis, yo soy la Diosa de la Esperanza, y tu serás mi mensajero; me ayudaras a llevar la esperanza a todo tu pueblo – respondió
--¿cómo?, No comprendo, ¿por qué yo?— volvió a cuestiona Arthur desconcertado
-- por que tu, que apenas eres un niño, tienes la fe suficiente para hacer creer a la gente en ti y en si mismos; yo se que podrá ser una tarea muy difícil, pero no tienes de que preocuparte yo te ayudare. ¿Qué decides Arthur, me ayudaras? --
-- claro, si es eso lo que tu quieres que haga, con mucho gusto yo lo haré – acepta Arthur gustosamente.
Una hermosa mañana, el sol brillante y resplandeciente, los pájaros cantando y cada animalito saliendo de su escondite.
-- Arthur, ¿por qué estas tan contento?—pregunto burgo
-- no lo se, ¡oye papá voy a salir a dar una vuelta!--- grito Arthur
Arthur salió corriendo, él estaba muy contento por que sabía, que la diosa que había conocido la noche anterior le ayudaría a salvar a su pueblo; la voz comenzó a sonar de nuevo y de inmediato Arthur corrió en busca de Elpis. Cuando llego a la cueva se encontró con un pequeño jarrón lleno de agua.
-- Vierte el agua sobre los campos y veras como el fruto crecerá gloriosamente—hablo la diosa
Y en ese preciso momento el pequeño Arthur se fue a los cultivos con la vasija en sus manos; cuando llego todos se le quedaron viendo de forma extraña y de inmediato Burgo fue con Arthur y le pidió que se fuera antes de que quisieran hacerle daño, pero Arthur se negó y les dijo a todos que en su mano traía la solución a todos los problemas del pueblo y enseguida derramó el agua sobre la cosecha. Todos lo juzgaron loco y le pidieron que se fuera por que no querrían a una persona que imaginaba cosas, y justamente en ese momento:
-- ¡miren esta creciendo¡, ¡miren la cosecha¡ -- grito fuertemente uno de los campesinos
Todos se quedaron asombrados no podían creer lo que estaba ocurriendo, eso era imposible, es un brujo, gritaban todos y antes de que algo mas ocurriera Burgo saliera corriendo con Arthur, el rumor circulo rápidamente en todo el pueblo y hasta Anha y su hija Naniha se enteraron, no había nadie que no supiera lo que había ocurrido.
Uno de esos días Arthur decidió bajar al pueblo y Burgo quiso acompañarlo, por si las cosas se tornaban agresivas. Cuando la gente vio a Arthur, de inmediato se reunió y comenzaron a hacer un bullicio tremendo y empezaron a atacar a Arthur, Naniha quiso defenderlo pero no logro nada, Burgo Se vio en la necesidad de interferir justo a tiempo, antes de que comenzaran a golpearlos. La señora Leinster y Anha salieron enseguida, Anha fue por su niña y la abrazo fuertemente, mientras tanto la señora Leinsten trato de convencer a las personas de que detuvieran todo ese escándalo:
-- ¡ basta! Deténganse, no tienen ningún derecho de hacer lo que están haciendo; no comprenden Arthur es nuestro salvador, no importa como lo haya hecho, el caso es que ya tenemos lo suficiente para comer y para mas--
Y así la gente comenzó a retirarse, por que sabían que la señora tenia razón y que no hacia porque tratar mal a Arthur, cuando, básicamente él les había salvado la vida.
Con el paso de los días la gente había aprendido a respetar al joven Arthur quien era un gran símbolo de fe para todos. Aun que Arthur sabia perfectamente que aun faltaban muchas cosas por hacer, pero por el momento en esta aldea solo quedaba un asunto pendiente, Naniha y su deseo de tener por fin un padre.
Naniha se había encariñado mucho con Burgo, por que desde hacia ya un tiempo, él la llevaba a muchos lugares y le compraba muchos dulces; a Naniha le encantaba pasar su tiempo con Burgo mientras su madre no estaba. Un día Anha termino de hacer sus quehaceres antes de lo acostumbrado y vio como Burgo traía a Naniha de regreso a la casa y fue ahí donde se dio cuenta de que Naniha apreciaba demasiado a Burgo así que tomo una decidió:
-- ¡Naniha vamonos de aquí! – grito repentinamente Anha
--¿pero que sucede?—cuestiono Burgo
--No tienes por que involucrarte en esto, mi hija y yo nos vamos y se acabo---
Anha sujeto fuertemente a su hija del brazo y se la llevo sin decir nada más.
Burgo se fue a la colina, puesto que parecía que no podía hacer nada mas, en eso se topo con Arthur quien le pidió que le esperara y que no se preocupara el sabia que hacer para que ni Naniha, ni su madre se fueran.
Arthur se dirigió velozmente a la cueva para buscar a Elpis, cuando llego con ella, le explico su deseo de ayudar a sus amigos, y Elpis le concedió la ayuda que este necesitaba, pero le pidió un favor a cambio.
Justo antes de que Naniha sé fuera del pueblo, llego Arthur y pidió hablar a solas con Anha, explicándole que era de suma importancia; Por lo cual a Anha no le quedo otro remedio más que escucharle.
-- No deberías hacer lo que estas haciendo, se perfectamente por lo que has pasado, pero sin embargo también se que Burgo no te es indiferente y que a el le agradas mucho, tanto como tu hija a la cual adora. Debes de darte una oportunidad, si no es por ti, aun que sea por tu hija, ella siempre a querido un padre y créeme nadie defenderá tanto a tu hija como Burgo, por favor—le suplico Arthur
Después de tanta insistencia de parte de Arthur Anha no sabia que hacer y fue justamente entonces cuando Burgo llego con unas flores en la mano y le pidió a Anha que se quedara con el, que el haría todo lo posible por hacerlas felices, tanto a ella como a su hija; Anha miro fijamente a Arthur y tras un gran silencio Anha acepto la propuesta de Burgo.
Arthur se despidió de ellos y les pidió que cuidaran mucho a su padre, aun que en ese momento ellos no entendían nada de lo que decía Arthur, aceptaron gustosamente. Pero Arthur necesitaba ir a ver a su padre y despedirse de el y así lo hizo.
Ya en la cueva
-- ya estoy listo para irme contigo Elpis—le dijo Arthur
-- ¿estas seguro de esto Arthur?--
--claro que si, tu misma dijiste que hay mas gente que necesita recuperar su fe y aquí ya todo esta bien, así que te ayudare...—respondió Arthur
-- ¿qué te sucede Arthur, por que tan triste?—cuestiono Elpis
-- Lo siento pero no puedo evitarlo, se que cuando me vaya y mi padre se entere se pondrá muy triste y no quisiera que eso pasara—le contesto Arthur
-- hay pequeño no tienes de que preocuparte, yo me encargare de eso. Mira dentro de un tiempo a tu padre le volverá la alegría porque tu amiga Naniha tendrá un hermanito y para tu padre el será como su nieto; es cierto que nunca se olvidara de ti, pero el sabrá el por que decidiste irte, pero el será el único que podrá saberlo. Además, el bebe se llamara Arthur, en tu honor, por haber traído tanta alegría al pueblo—le aclaro Elpis
Y así Arthur decidió irse felizmente con Elpis sosteniéndolo de la mano.
El tiempo paso y todo lo que dijo Elpis se cumplió. Todos en el pueblo recordaban al pequeño Arthur y para conmemorar las grandes riquezas que produjo en el pueblo, se hizo una estatua a la cual se le dio el nombre de: “ la gran fe de un niño”, La fe de Arthur.
Datos del Cuento
  • Autor: Chobbit
  • Código: 5631
  • Fecha: 03-12-2003
  • Categoría: Mitológicos
  • Media: 5.12
  • Votos: 86
  • Envios: 2
  • Lecturas: 4012
  • Valoración:
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1 comentarios. Página 1 de 1
Daniel
invitado-Daniel 14-12-2003 00:00:00

Me a encantao mucho mucho mucho mucho mucho mucho mucho

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