Una vez mientras paseaba tranquilamente, de un cubierto empezó a ladrar un perro, no le di importancia y seguí como si nada. Cuando menos me lo esperaba lo tenía ladrando de tras de mí, al verlo de reojo me asuste mucho. Pues era de tamaño considerable y más que ladrar gruñía y me enseñaba los dientes, hice como aquel que no lo había visto y seguí adelante, en ese momento me pareció que no tenía otra alternativa. Esperando a que de un momento a otro se me echara encima, se erizaron todos los pelos de mi cuerpo, y él detrás ladrando sin parar, pase unos minutos de pánico estaba acojonado, de repente escuche una voz que decía.
–Chicho ven aquí hijo de puta.
En esta ocasión eran los ladridos más que gritos, del dueño del perro que le llamaba la atención, ya que solo él era el culpable. Si lo hubiera tenido atado y algo más educado, seguro que ni siquiera se habría molestado en ladrar, el can solo imitaba al dueño.
Seguí mí paseo, como todas las mañanas hacia, por recomendación del médico así debía ser.
Un poco más adelante pastando en unos campos yermos había un rebaño, vigilado por el pastor y su perro, el hombre soltó un bramido al ver que dos ovejas se apartaban del rebaño. De inmediato el perro salió detrás de ellas intentando reagruparlas, mientras el dueño seguís berreando, el animal descontrolado aráis de los aullidos que de la garganta del dueño salían, no tenía claro a dónde acudir, si ere a reagrupar el rebaño o acercarse a donde le indicaba su jefe. Al final el animalito decidió llegar hasta donde estaba el dueño y éste sin miramiento alguno, levanto el garrote y le dio una monumental paliza, saliendo el perro a cuatro patas y ladrando por el castigo ofrecido por la bestia humana. Quedando el rebaño desperdigado, y el pastor maldiciendo con ofensas injuriosas, a la madre que lo pario.
¿Qué mal habrán hecho los perros para ser castigados sin motivo?, a más de uno escuche decir que los perros solo obedecer al palo. Me gustaría que comprendieran estos violentos animales del género humano, que en algún momento pueden ser reencarnados como cuchos, y también podría darse el caso que algún can de estos fuera algún familiar difunto.
Yo tengo una perrita, que llena mi vida con momentos gratos, nunca le pego ni la maltrato, y estoy seguro que si se diera el caso ella daría su vida por mí, como tantas veces ha ocurrido, y escuchado como noticia en los medios de comunicación. Es de criminales tratar de forma cruel a los perros que tanta dicha nos proporcionan, la lealtad de estos animales se merece mayor respeto y cariño.
No hace mucho tuve que acompañar a una amiga a un centro de acogida de animales, estaba la mujer decidida en adoptar un perro. Por primera vez en mi vida visite un centro de estos, en donde se preocupan y cuidan a los chuchos. Apenas puse el pie dentro varios animalitos se acercaron hasta donde me encontraba, demostrándome en seguida su afecto. No eran fieras salvajes, ni malvadas bestias, tan solo seres vivíos que buscaban afecto y encontrar a alguien a quien poder querer y compartir su vida. Tan solo mirar la gentileza con la cual me obsequiaron, valió la pena la visita, no he visto nunca más cariño reunido, que en ese día en el centro de acogida. Desde estas letras mi agradecimiento a todos los cuidadores y gente que se preocupa por dar una vida digna a los chuchos, estoy seguro que estos seres se encargaran de recompensarles como ustedes se merecen.