La madre comenzó a leer...
Había una vez una flor muy niña, un encanto de flor, con un lindo perfume que en medio de un campo verde y floreado apenas se distinguía por ser muy pequeña...
Pero esa flor había nacido con un solo pétalo que tenía en su centro una pequeña mancha color amarillo. Las demás flores, al verla, le saludaban, le daban los buenos días como a una más, sin embargo una pequeña flor roja no lograba comprender porqué todas las demás la aceptaban como una igual, con aquel solo pétalo y con aquella mancha color amarillo que le afeaba tanto.
Decidida a quitarle sus estimas, comenzó a hablar con el resto de las flores diciéndoles:
¿a vosotras os parece normal que esa flor, sí, sí, la que ha crecido cercana a la roca, tenga un solo pétalo y con esa mancha amarilla? ¿de dónde habrá venido? ¿de qué tierra habrá surgido?, todas somos iguales, rosas con bellos colores uniformes, ninguno de nuestros pétalos afea nuestro contorno vistoso, pero ella... ella tiene un solo pétalo y una mancha amarilla que la hace distinguirse, es diferente, no sé, debe de tener algún defecto a algo así, yo os lo comento por si no os habiais dado cuenta.
El resto de la flores, algunas ni se habían fijado en esa diferencia y solo la saludaban por resultarle simpática así desde lejos, comenzaron a mirarla y mirarla, a observarla más detenidamente... a tratar de investigar en qué tierra estaba plantada y empezaron a pensar que tal vez fuera culpa de esa roca que tuviera esa fealdad o que no le fueran a crecer más pétalos.
La pobre flor comenzó a sentirse incómoda al ver tantas miradas y comenzó a agachar la cabeza, ya no saludaba, ya no sonreía, se refugiaba tras la roca, porque pensaba así no la verían. La roca viendo cómo la acobardaban, le dijo a la flor:
Mantén la cabeza alta, no tienes de qué avergonzarte, tienes un sólo pétalo con una mancha amarilla yo creo que eso te hace especial, diferente... aún te queda mucho por crecer, ya verás terminarás teniendo bonitos pétalos de distintos colores y serás muy bonita.
La flor agradecida le dijo a la roca:
Te agradezco que quieras animarme, pero no sé, a veces me hacen sentir mal, mirándome como me miran, no sé, de antes me saludaban pero ahora ya no, a veces me siento sola, a veces me siento triste, no comprendo porqué les incomoda tanto que yo sea así.
La roca le contestó:
Que no te preocupen, tu sigue creciendo, a mi esa mancha me gusta, ya verás, te vas a poner muy bonita, ya lo verás.
Y la flor, con un solo pétalo y mancha amarilla siguió creciendo y creciendo...
Al verla que seguía creciendo, despreocupada de esa fealdad, aquella flor roja no comprendía porqué no se sentía triste, mal, porqué la roca le protegía tanto y hablando con sus hermanas flores les dijo:
Yo creo que esa flor tiene una enfermedad ¿no la veís? cada vez está más pálida. Me preocupa en serio, no sé, deberíamos hacer algo para animarla. Y extrayendo de la tierra un rastrillo les dijo:
he pensado que podemos decirle que se aparte de la roca, de veras que creo que es una mala influencia para sus colores, podemos decirle que salga de esa tierra y que se ponga a nuestra altura, arrastrándose logrará llegar hasta nosotras y así podremos acogerla y cuidarla para que le nazcan pétalos de rosa y se le vaya esa mancha definitivamente.
Bien, es buena idea, dijeron las demás flores al unísono sin comprender bien las intenciones de la flor roja.
De esta manera a voces le dijeron:
¡ven!, acércate, coge el rastrillo pásalo por tus raices y cuando estés liberada de esa tierra acércate, ven con nosotras, nosotras te cuidaremos para que nazcan tus pétalos y seas bonita.
La flor se puso muy contenta de que las demás flores le hablaran y les dijo: haré lo que decís y me acercaré a vosotras.
Pero la roca viendo las intenciones de las demás le dijo:
Si te apartas de mi, dejarás de ser especial, dejarás de tener esa mancha que tanto te distingue, no te quieren bien, solo quieren que vayas para reirse de ti, no las hagas caso.
Pero la flor estaba muy triste y muy sola y creyendo ingenuamente que las demás flores eran sus amigas y querían ayudarla, le dijo a la roca:
No te preocupes, aunque yo me vaya yo siempre te tengo en mi corazón, he crecido junto a ti, mira, para que veas que son buenas voy a quitarme este pétalo y dejártelo como regalo,y hablando así se arrancó el pétalo y lo posó sobre la roca, ya verás, añadió, con ellas me nacerán más pétalos como los suyos, seguro, solo me alejo unos metros y vendré a verte cuando sea más mayor, ¿ves? dijo comenzando a pasar el rastrillo por sus raices que fueron aflorando a la superficie...
Cuando se vio libre de aquella tierra, se despidió inclinándose y dándole un beso a la roca. La roca, sin que ella lo viera, comenzó a llorar, sabiendo la equivocación que cometía pero nada pudo hacer porque la flor, sin tener en cuenta su opinión emprendió camino hacia quienes imaginaba sus hermanas.
Las demás flores, entre risas la animaban, ven ya te queda poco... sigue, que lo consigues, ven, ya estás muy cerca - se oían sus voces entre cuchicheos diciendose unas a otras, sin el pétalo es todavía más horrorosa, ja, ja, ja (se reían.
La pobre flor inocente a esos comentarios se fue acercando, sacando fuerzas, pues le alentaba estar entre las que ella consideraba sus amigas, a veces miraba hacia atrás y medio llorosa saludaba con su mano a la roca, que vuelta de espaldas no quería ver cómo su pequeña flor se alejaba.
De repente comenzó a llover, la pequeña flor trató de protegerse pero al estar tan sola en medio de aquel campo, a medio camino de la roca, a medio camino de sus hermanas flores no hallaba cómo cubrirse. El resto de las flores al estar tan juntas se protegían y daban calor entre ellas. La roca observaba a la pequeña flor que cada vez perdía más sus fuerzas. En vano la roca trató de levantarse e ir a por ella, pero era tan dura, tan asentada, tab pesada que no conseguía despegarse del suelo a pesar de sus esfuerzos, nada pudo hacer.
La flor se fue quedando, poco a poco, desvanecida, medio dormida por el frío, sin ningún pétalo que la protegiera, sus raices cansadas, se fue doblando hasta caer vencida y exhausta... hasta morir...
y así se terminó el cuento.
¿qué? - dijo un niño.
Pero mamá, ¿cómo se va a terminar el cuento así?, no, no, te has equivocado, el cuento tiene que terminar bien.
No, - dijo su madre cerrando el cuento rápidamente -, ponía fin así que el cuento se terminó, venga vete a dormir.
Pero, pero, ese cuento es muy triste, la flor no puede morir, no, no así, pobre roca...
A veces los cuentos no terminan bien, hijo -dijo la madre - a veces no logramos todo lo que nos proponemos...
Pues yo no quiero que termine así, - protestó el niño de forma rebelde...
- ¿y qué final le pondrías tú? dijo su madre.
Pues... - dijo el niño inventando - pues que al final llegó hasta las flores, se puso con ellas, y ellas se hicieron buenas al ver el esfuerzo que había hecho para estar con ellas y la trataron bien y así pues la flor roja se hizo buena cuando vio que le crecieron todos los pétalos y se hizo grande y luego, como ya era muy grande y muy fuerte y podía moverse se acercó a ver a la roca, que aún tenía su pétalo con la macha amarilla porque estaba muy triste y entonces la roca se puso muy contenta al verla tan bonita y entonces todos fueron felices.
Entonces su madre, arropándole para que se durmiera le dijo después de darle un beso en la mejilla:
Es muy bonito ese final que le has puesto a ese cuento, - dijo la madre con ternura - no olvides que con amor y con rebeldía muchas veces se puede cambiar el final de un cuento que no es justo que termine así.
Buenas noches.
- Mamá, dijo el niño de forma inocente antes de que su madre apagara la luz.
¿qué quieres mi vida?
¿de verdad termina la flor muriéndose? - preguntó con tristeza.
No cariño, -dijo su madre sonriendo , el cuento termina tal y como tú lo has contado tú, yo sólo estaba inventando... y diciendo esto se acercó a su cama de nuevo y abriendo por donde lo había dejado continuó leyendo...
Al finalizar la lectura el niño con una amplia sonrisa le dijo a su madre:
¡qué bonito cuento! ¡adiviné el final mami!
Si, mi amor, - dijo su madre apagando la luz, lo adivinaste. Buenas noches mi vida, descansa.