Abrió el buzón al volver del colegio como cada día pero no había cartas. No obstante algo brillaba en el fondo, metió la mano y sacó un rollito de papel brillante y nacarado atado con un cordón marrón.

Soltó la mochila en el suelo y de un tirón desató el cordón, una musiquilla sonó al desenrollarse el papel brilante y nacarado, era una invitación a la fiesta de otoño que daban las hadas y los duendes. Con letras de cuidado trazo la invitación decía lo siguiente:

(Invitación para la fiesta de otoño que se celebrará en el segundo claro del bosque junto al olmo grande el próximo día de luna llena. Este documento es personal e intransferible)

Enrique recordó el día de la excursión de fin de curso en que se subió a un árbol y asistió al bautizo de un hada.

Entró en la casa y miro inmediatamente el calendario. ¡Es esta noche!, exclamó. Las hadas se habían acordado de él y le habían invitado a una fiesta. El problema era ir al bosque de noche, a sus padres no les podía decir que quería ir al bosque de noche y solo, le dirían que estaba loco. Aquella noche apenas cenó y se fue más temprano que nunca a su cuarto; tengo mucho que hacer, le dijo a sus padres despidiéndose de ellos con un beso.
Tenía que hacer algo para poder ir al bosque, pero,¿qué?.Buscó entre sus libros para ver si alguno le daba una idea, se sentó en la alfombra a ojearlos y de pronto con un suave movimiento en zig zag la alfombra comenzó a levantarse del suelo y los dos salieron por la ventana. Las hadas le habían enviado un medio de transporte. Cuando llegó al bosque la alfombra lo dejó sobre otra alfombra de hojas que con un leve crujido cuando él las pisaba le daban la bienvenida,una hilera de luciérnagas le marcaba el camino a seguir, en pocos minutos llegó al segundo claro del bosque junto al olmo grande.
Las hadas y los duendes lo recibieron con mucha alegría, estaban esperando que él llegara para comenzar la fiesta. Aquella fue aún más hermosa que la otra, esta vez la carrera no fue de caracoles, era una carrera de estrellas fugaces y tenían que dar la vuelta alrededor de la luna.

A la mañana siguiente cuando la madre de Enrique entró en el cuarto para despertarlo lo encontró dormido en la alfombra rodeado de libros.