El niño dijo:
- Apaga por favor la luz quiero dormir...
nada se oyó entonces... y transcurridos unos segundos de silencio... el niño repitió en tono más imperativo:
- ¡He dicho que apagues la luz!
- pero... ¿qué te pasa hermano? últimamente estás muy raro, a todo necesitas ponerle pegas, para todo tienes una segunda vuelta, incluso para lo más tonto, no hay nada que te complazca... no te entiendo.
- ¡Qué más te da!, solo quiero que apagues la luz, quiero coger el sueño, sí eso quiero, soñar, no recordar tan solo soñar, como si todo fuera perfecto, increible, ¿es que no lo entiendes?.
- A veces me desconciertas con tus reacciones, tener esa reacción tan absurda es saber qué algo te está sucediendo, no me asustes por favor, dime ¿qué es lo que tienes? ¿quieres que... hablemos?
- No, quiero dormir, no me pasa nada, solo quiero dormir ya te lo he dicho...
- Ya bueno, pero...
- ¿Pero qué? ¿es que estás sorda? ¿no me escuchas cuando hablo? quiero que apagues la luz de una vez por todas y me dejes dormir en paz. Quiero ver como te levantas y ¡la apagas! ordenó el niño.
- Pero es que... es que...
La niña no supo qué más decir y callando, con los ojos medio llorosos, se levantó y se oyó un clic, al poco volvió a la cama.
- Ya la he apagado hermano ¿todo bien así?
- Mucho mejor, gracias, ahora durmamos.
A la mañana siguiente, el niño despertándose:
- Oye, ayer estuve un poco borde contigo, perdona, tan solo quería que me hicieras caso...
- No te preocupes hermanito, a veces se tienen reacciones extrañas lo importante es que querías dormir y dormiste, ¿no?
- Sí, gracias, he descansado muy bien, eres mi hermana del alma, sabes que te quiero un montón y te agradezco lo de anoche... y diciendo esto le plantó un sonoro beso en la mejilla.
- Gracias, (acertó a decir la niña soprendida), no sabía que eso era tan importante para ti...
El niño miró a su hermana y con gesto dulce le dijo:
- No seas tonta, gracias a ti, anoche estaba triste, tan solo era que quería pensar que todo era distinto, no quería recordar que soy un niño ciego...
La hermana dándole un fuerte abrazo le dijo a su hermano: - te comprendo, a veces debe ser duro no poder ver nada, pero siempre me tendrás ahí apagando la luz cuando tú necesites que esté apagada, ¿vale?
- Vale, dijo el niño respondiendo a su abrazo ya estoy mucho mejor, he dormido muy bien... gracias hermana.
Nadie pudo ver que aquella noche, la luz se había quedado encendida puesto que desde el inicio de este cuento ya estaba apagada... pero la niña,a pesar de no haber podido dormir nada, mantuvo todo ese día una amplia sonrisa en su cara viendo la mirada de cariño que su hermano le dedicaba con satisfacción a cada minuto.
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A veces todos necesitamos apagar la luz, aunque sepamos que no podemos ver nada. Y qué bonito sería que hubiera siempre a nuestro lado alguien, que olvidándose de las palabras, nos quisiera lo suficiente para regalarnos su desvelo, para hacer en nuestra vida ese inocente clic.
je, tienes razón, volviendo a leer el cuento es verdad que una palabra mal puesta siempre desconcierta. En realidad trataba de decir que sintió en vez de "miró". A veces miramos y no vemos ¿a ti no te ha pasado? A mi sí, tal vez por eso el subconsciente me traicionó y puso la palabra más incierta o imprecisa en una historia que habla de cegueras... Muchas gracias por hacerme ver ese error. Saluditos