Después de escribir largos y hermosos cuentos, el viejo gnomo se fue a pasear por los valles mas claros que niño alguno soñó, y mientras andaba medio ladeado y agotado, vio a un ganso luminoso nadando en medio de un lago amarillo.
- Es hermoso... - se dijo el gnomo, deteniéndose un instante a contemplarlo.
El ganso movió su largo cuello, y entreabrió su pico, diciendo:
- Cua, cua...
El gnomo entendió el hermoso canto e inhalando mucho aire, exhaló un fuerte soplido que apagaron las luces del astro que alumbraba todo el claro valle... Las estrellas, como niñas despertaron una tras otra, bailando y jugando alrededor de una de ellas, haciendo trinar las campanas que llevaban en ellas...
- Tlink, tlink...
El gnomo quedó enamorado de aquella brillante armonía y con un pequeño bastón empezó a dirigir una gran melodía que brotaba a través de su dulce e intenso silbido.
- Fuiiii, fui, fuiiii, fuuui...
Las estrellas continuaron bailando y la Luna que giraba en torno a la tierra se dijo que todo no era el sueño del gran narrador de cuentos y, con una media sonrisa, le pidió al gnomo que de ella, la Luna, hiciera un poema... No pasó mucho tiempo cuando el gnomo cesó de silbar, haciendo que un nuevo día empezara a brillar...
La tierra empezó a verdear, las aves rompieron el cristal del silencio nocturno con sus cantos sin parar; y todos los niños, ancianos y poetas despertaron del sueño del gnomo que empezaba a escribir un mágico cuento para ti, y para mí...
Mundo, junio del 2005
Me ha encantado, es muy bonito como redactas los hechos y como te inspiras en el. te doy un diez, por que me ha encantado. sigue asi amigo!