En lo profundo de mi ser, oscuridad y susurros, una idea brotó frágil, como florecilla en el despertar de la primavera. Fui un buen padre para ella, pues la cuidé con amor, mientras iba creciendo lentamente, mientras iba aumentando en belleza.
Un día esta idea, a la que había bautizado como Xochitl, terminó de crecer. Ahora ya no era una idea, sino un hecho.
Pero apenas había abierto sus pétalos al mundo cuando dos infames serpientes se fijaron en ella y, sin comprender por qué lo hacían, la mancillaron con su veneno.
Si hubieran pensado antes qué era lo que tenían delante, probablemente no habrían hecho lo que hicieron.
Yo no escribo mis cuentos para que mentes cerradas e ignorantes los pongan a la altura del betún si ni siquiera saben por dónde les da el aire. Tampoco lo hago para que los critiquen y luego pongan en el título del comentario cualquier estupidez.
Xochitl es flor en la lengua de los aztecas(Nahuatl).