Ese último corte había sido mortal.
Miró a su novia, quien temerosa intentaba hacerse la distraída desviando la vista. Pensaba que no era el momento para matarla, ella hubiera esperado hasta la tarde... pero él, terco como su madre, siempre tenía la última palabra. “Es mejor de mañana temprano, así no anda nadie cerca”, había dicho hace dos días mientras cenaban y planeaban cómo llevar a cabo la muerte.
La sangre brotaba como corriendo por una cañada imaginaria que nacía en el cuello e iba a desembocar en el verde pasto primaveral que los rodeaba. Sus ojos parecían aún con vida, no tenía la mirada perdida sino que al contrario... parecía que los observaba con dolor al ver de qué cobarde manera habían apagado su joven existencia.
El muchacho no sentía ningún tipo de remordimiento ante el sangriento espectáculo que tenía enfrente, no era la primera vez que hacía algo así. En su tiempo había sido su padre el encargado de hacer este “trabajo” y ahora era su turno, era una perversa tradición de muerte y dolor que se trasladaba por generaciones. A su vez sabía que si algún día tenía hijos, éstos serían los encargados de continuar la sangrienta costumbre familiar.
El cuerpo inmóvil seguía tendido, inanimado. No parecía ella, quién hasta hacía unas horas había desbordado todo el ambiente con su juventud y sus ganas de vivir. Todo había terminado, sus sueños, si es que tenía alguno, se habían esfumado para nunca volver.
¿Qué es la vida? Acaso pareciese que fuera tal sólo el prólogo de la muerte, del ocaso. Vivimos pendiente de nuestro final, y aunque es cierto que nacemos para poder morir, esto debería ser tomado llegado el momento oportuno, y no como una filosofía de existencia. Y es gracias a que existe la muerte que podemos llegar a disfrutar nuestra vida plenamente, ya que nos obliga a aprovechar nuestro paso por la Tierra para que nuestra llegada a ella no haya sido en vano.
El joven finalmente dio por terminada la tarea. Limpió sus manos llenas de sangre y volvió a la casa a aprontar todo para la comida de esa noche. La vaca, o mejor dicho sus restos, yacía en el pasto.
Me ha capturado el relato de la escena del \"crimen\", es muy bueno el giro desconcertante del final