Empezó como una leve sensación en mi estómago, que se fue haciendo cada vez más intensa mientras subía por mi pecho y terminó nublándome el cerebro, no pude contenerme por más tiempo, tomé el cuchillo que hacía poco habiamos comprado y la y lo utilizé en ella creo que unas dieciocho veces, lo increible es que seguía viva...

Franco se casó más por salir de su casa que por verdadero amor, la verdad es que su ya no soportaba a su madre, siempre metiendo las narices en sus asuntos, siempre inoportuna. Cuando conoció a Sara creó encontrar la oprtunidad perfecta para irse de su casa y dejar atras tantos años de disgustos constantes... Sara parecía enamorada, tal vez demasiado enamorada, lo que impulsó a Franco a proponerle matrimonio cuatro meses después de conocerla, no pasó mucho tiempo antes de arrepentirse...

La primera muestra de la locura de Sara fueron sus celos irracionales. Cualquier mujer que se acercara a Franco era objeto de sospechas por parte de Sara. Esos celos terminaron por lograr que Franco perdiera su empleo en una importante empresa de textiles, después de un escándalo que Sara y la mejor amiga de Franco protagonizaron por una supuesta aventura que sólo existía en la mente de Sara. Era un cargo importante que Franco había logrado después de años de esfuerzo, lo peor es que Sara ni siquiera le ofreció disculpas, era como si en realidad no se diera cuenta de las cosas, parecía vivir en otro planeta.

Al quedarse sin trabajo, Franco - después de salir del impacto inicial - decidió que era una buena oportunidad para levantar su propio negocio... cual sería su sorpresa al darse cuenta de que Sara ya había terminado con todos sus ahorros en objetos que el ni siquiera había visto... unos días después se dio cuenta de que en realidad el dinero había sido invertido en un joven amante de su esposa con el que llevaba ya varias semanas...

- Estuve en el banco la semana pasada - dijo Franco.
- ¡ No me digas!, le contestó Sara nerviosa.
- Sí, y a que no adivinas de que me enteré.
- Si fuera adivina no estaría acá contigo.
- No me provoques!!!, ya sé que terminaste con todos mis ahorros!!!
- ¿tus ahorros?, querrás decir NUESTROS ahorros - dijo descaradamente Sara.
- Nuestros!!!??? ¡por Dios!, si tu nunca en tu mugrosa vida has trabajado.
Franco empezaba a sentir algo extraño en el estomago. Sara no dijo nada, sencillamente fue a la cocina a preparar un café, obviamente Franco la siguió.
- ¿Piensas quedarte callada?, después de que te gastas mi dinero en tu amante de quinta categoría, ¿ni siquiera me merezco una explicación?.
Ante eso Sara se descompusó, sus ojos casi se salieron de sus orbitas y su rostro entero palideció de manera fantasmal - ¿cómo te enteraste de eso?.
- Eso no importa - respondió Franco -lo importante es que lo sé.
Luego todo fueron insultos e improperios de Sara en contra de Franco, mientras él escuchaba en parte sorprendido por la desfachatez de su mujer y en parte enojado consigo mismo por dejar que las cosas llegaran hasta ese punto... la leve sensación en su estomago empezó terminó por volverse un ardor intenso que recorría lentamente todo su cuerpo, mientras escuchaba a su esposa miraba fijamente un cuchillo grande y pesado que estaba recién comprado, obserbava el brillo de su hoja cómo si encerrara todos los secretos del universo...

La primera puñalada fue en un brazo pero no hizo mucho daño, la segunda fue certera, en su garganta.. de ese corte salió mucha sangre, que incluso alcanzó a salpicarme, luego fue el corazón, el estomago, de nuevo el brazo, después el otro brazo, tres en la pierna derecha, tres en la espalda... era increible pero seguía viva, la apuñalé varias veces más, mientras trastabillaba subiendo las escaleras, supongo que quería llegar al armario de nuestro cuarto donde teniamos guardado un rifle... me adelanté, y esperé en el borde de la escalera...

- ¿ Que pasa ?, ¿por qué no te mueres?, ¿ahora resulta que eres inmortal? - fue lo ultimo que dijo Franco antes de empujar por la escalera a Sara. El primer crujido fue del femur (dolió mucho), el segundo fue cuando se rompió el cuello (provocando una sonrisa en Franco), tres costillas también se rompieron pero lo hicieron silenciosas, resignadas... por fin Sara llegó al primer piso, pero la sensación en el estomago de Franco no diezmaba...

Afortunadamente Sara finalmente había muerto.