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Categoría: Infantiles

La muerte del sol

En una mañana de sol venía saltando el conejo Motita entre los arbustos del inmenso jardín en las afueras del pueblo. De pronto ya cansado de tanto saltar, motita se detiene, pues el ardiente sol del verano le provocaba sed... No encontraba agua, y los charcos estaban secos, de manera pues que muerto de sed y cansado el pobre motita se puso a llorar debajo de una frondosa mata de cayena.
De pronto motita abrió sus ojos y limpió sus lágrimas y fue a buscar algo que brillaba en pleno jardín; saben que encontró?, pues nada más que una lámpara misteriosa, larga y redonda que tocarla emitió un sonido fuerte y apareció un mago que en forma de humo salía de la lámpara. El conejo motita un poco asustado quiso salir corriendo, pero el mago lo detuvo y le dijo: - “detente, sólo tienes que pedirme un deseo, el que tú quieras, que el mismo te será concedido”. Y saben ustedes lo que hizo nuestro amigo?... Pues, cerró sus ojos y le dijo: - “Señor mago, yo deseo que por favor apague las luz del sol, por su culpa estuve llorando”. Ante esto el mago le dijo: - “Así lo haré”.
De pronto todo se volvió oscuro, aún en pleno día, las flores se pusieron tristes, y perdieron sus colores, los ríos también se pusieron tristes, todos los animales y los árboles fueron poco a poco perdiendo vida... Fueron pasando los días y nadie sabía que había sucedido, solo el conejo motita sabia que el era el culpable de la muerte del sol. Estaba triste, estaba arrepentido, y en medio de tanta oscuridad, buscaba la lámpara del mago, para remediar el mal que había causado.
Un buen día el conejo motita saltando y saltando tropezó con algo en la oscuridad, era nada menos que la lámpara del mago que empezó a brillar repentinamente; y de pronto igual que la vez anterior, salió el mago y le pregunto al conejo: - “Me andabas buscando?”... Motita le contestó: - “Si, si señor; quiero pedirle un deseo”
El Mago le respondió: “pronto me iré para tierras lejanas, nunca más me volverás a ver, por esta razón, amigo, te concederé dos deseos”. – “el primero, le dijo motita, es que vuelva a brillar el sol”.
De repente a lo lejos entre las lejanas montañas fue apareciendo el sol, y todas las cosas; los árboles , las flores, los pájaros, los ríos, todos estaban contentos y bailaban llenos de alegría porque todo volvió a ser como antes.
“Podrías decirme amigo, cual es el otro deseo”, le preguntó a motita el mago de la lámpara. “Si señor” – le respondió el conejo... “El segundo deseo es que nadie más en el mundo pueda apagar la luz del sol” a lo que el mago respondió: “Tu deseo será cumplido”.
Y desde ese entonces hasta nuestros días, el sol jamás ha dejado de brillar, llenando cada mañana de felicidad y color todas las cosas de la tierra.
Datos del Cuento
  • Categoría: Infantiles
  • Media: 6.5
  • Votos: 40
  • Envios: 8
  • Lecturas: 2845
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Comentarios


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3 comentarios. Página 1 de 1
María Eugenia
invitado-María Eugenia 13-09-2004 00:00:00

Como en todos los lugares siempre hay alguien que pretende su propio beneficio y acomodo a costa de la carencia de los demás. Pero un día se darán cuenta que hay que aceptar aquellas cosas que benefician por mayoría y procurarse un acomodo razonable dentro de la situación.

Irma Ruiz
invitado-Irma Ruiz 05-07-2003 00:00:00

El cuento tiene un origen mitico por su enfoque, alccionador por su ensenanza, pero discordante por el titulo. Su autor maneja muy bien el fondo y la forma, pero deberia tener prioridad en la eleccion de los titulos para una optima apreciacion.

Alejandro J. Dìaz Valero
invitado-Alejandro J. Dìaz Valero 29-06-2003 00:00:00

Efectivamente caballero usted escribió su comentario tan bién intensionado que sus palabras muestras letras intercaladas y algunas omisiones que delatan su personalidad. No sé si su nombre es Ulio ó Julio, sólo puedo decirle que su comentario, me hizo recordar una vieja fábula de un rumiante que en flaquecia por no encontrar hierba, y un amigo le recomendó usar lentes verdes, y fue así mo logró encordar con rapidez, pues todo lo comia, botellas, bolsas, latas, desperdicios, etc... como si fuese hierba ya que TODO LO VEÍA VERDE. Le recomiendo que revise su situación particular ya que su actitud mental sólo suele ver lo que su cerebro le dicta, y al parecer sólo vé lo que su comentario resalta a mas no poder. En verdad creame me dá tristeza, no por mi cuento sino por usted. Gracias por darme la oportunidad de ayudarlo. Alejandro J. Díaz Valero

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