Se acaba el día, transcurre con naturalidad, parece estar todo en su sitio. Todo ordenado y colocado. Duerme el día y despierta la noche. Empieza otra vez mi pesadilla y, aunque dicen que no existen los monstruos, yo soñaré como noche tras noche, con mi monstruo particular.

Todo está a oscuras, las luces bien apagadas (al menos eso creía yo), pero no sé si dentro de mi incosnciente o en realidad se aproxima una pequeña y tenue luz, creo estar dormida, pero esa luz es tan real como la vida misma.

Es como una alucinación pero yo lo ví. De eso no cabe duda, y por si fuera poco me pellizqué para cerciorarme que no estaba soñando.

Había alguien al final de ella, una mujer.. No, no era fea, era hermosa doncella vestida de blanco con las palmas hacia arriba. No sabía su nombre, pero estoy segura de haberla visto otras veces. Su cara era tan familiar, me era tan conocida..., que hasta diría que en otros tiempos hubiera pertenecido a mi misma familia.

No. No me daba miedo, tal vez respeto, pero no era miedo. Ella sonreía, con suavidad, tan sólo sonreía y parecía decir con sus ojos: "Ven conmigo".

Qué tranquilidad, momento de gozo, cuando dormía incluso mi dolor. ¡Qué deseo y placer! No quería despertar. Ella me protegía estaba ahí para socorrerme y protegerme. Ya no estaría jamás sola.

Quería alcanzar esa luz, corría hacia ella, pero.. sólo sé que mis manos y sus dedos no podían ser alcanzados.

No sé quién será esa dama y tan sólo sé que cuando llega la noche, noche tras noche, sueño con ella.

¡¿Quizás la alcanzaré algún día!? Esa es mi gran incógnita.