La pocion
Me pregunto si algún día comprenderás lo que significa esto para mí. Me pregunto si yo mismo lo comprendo.
-Hola, Severus.
-Hn. Aquí tienes. Bébelo despacio.
Lúpulo o luparia, del latín lupo, “lobo”. En inglés, wolfsbane, “matalobos”. Veneno.
-¿No habría una manera de hacerlo menos amargo?
-Se requeriría una gran cantidad de miel, quedaría tan espeso que tendrías que comerlo en lugar de beberlo y correríamos el riesgo de alterar el equilibrio de los demás ingredientes.
-En fin... a tu salud, Severus.
-No hagas chistes conmigo, Lupin.
Preparar esta poción es algo que está a la misma distancia de una ciencia exacta que de un arte. Cualquier error y tendremos aquí una pequeña tragedia o una preocupación menos, depende del punto de vista.
-Argh... Es horrible.
-Hn. Hasta el fondo, Lupin. La dosis está medida con exactitud.
A veces me pregunto por qué Dumbledore nos ha puesto en esta situación. Severus Snape preparando la poción de luparia para Remus Lupin. ¿Y si un día ocurre un accidente y nos encontramos con que un ex Death Eater ha asesinado por error a un licántropo que estaba bajo su cuidado? No entiendo qué es lo que pasa por la cabeza del director. Es como si no recordara el camino que ha recorrido cada uno de nosotros para llegar hasta aquí.
-Sabe... más amarga que la última vez... ¿Te estás vengando por lo del boggart de Neville?
-No tiene ninguna diferencia con la de la vez anterior. Yo nunca dejo que mis problemas personales interfieran con mis asuntos profesionales.
-*cough* Harry Potter *cough*
-Eso no me pareció gracioso, Lupin.
No sé qué nos obliga a aceptar esta situación. Es cierto que preparar la poción es una labor delicada, pero hay otros que podrían hacerla. El mismo Dumbledore podría encargarse de hacerlo.
Pero aquí estamos. Creo que incluso hemos *intentado* una vez o dos no dejar que se desborden los recuerdos amargos.
... no hemos tenido éxito.
¿Entonces por qué estamos en esta situación?
-Argh, ya está.
-Bien.
-Sigue siendo una tortura espantosa.
-Deja de quejarte. Para mí no es agradable tampoco tener que prepararla. Al menos tú puedes comerte un chocolate y olvidarte de todo hasta mañana. Yo tengo que empezar a preparar la siguiente dosis ahora mismo.
-Hum... ¿quieres?
-¿Qué?
-Un chocolate.
-No.
No tiene sentido. El director sólo nos sugirió este arreglo, no fue ninguna orden. Cualquiera de los dos podría haber dicho que no y él se habría encogido de hombros y habría buscado otra solución.
¿Por qué aceptamos?
No existe ni la menor posibilidad de que recobremos una amistad que nunca existió ni de que nos perdonemos mutuamente heridas de las que ninguno fue culpable por completo.
La pura verdad es que no nos entendemos. Y no seríamos amigos ni siquiera aunque tuviéramos la oportunidad de serlo. No somos personas que puedan llevarse bien.
¿Por qué aceptamos?
-Ah, vamos, Severus, sólo uno. ¿Acaso temes que le haya puesto veneno?
-Si estuviera envenenado me daría cuenta de inmediato. Simplemente no quiero chocolate.
-... Severus, si yo puedo aceptar esa poción de tus manos, ¿por qué no puedes aceptar tú un chocolate que venga de las mías?
-... No, Lupin. Nada de chocolate.
-De acuerdo. Como prefieras... ¿Severus?
-¿Qué?
-¡Piensa rápido!
-¡AH!!
-Ups... perdón, no pensé que soltarías la copa... pero al menos atrapaste el chocolate...
-¡Con mil demonios, Lupin! ¿Qué pretendes, que rompa mi vajilla por tu manía con los chocolates?
Esto no va a funcionar. El equilibrio que hemos establecido en estos meses es demasiado delicado. En cualquier momento ocurrirá algo que va a romperlo y esta aparente paz se hará añicos.
¿Cuánto tiempo podremos estar así antes de que todo se venga abajo?
fin