La princesa balbuceante se negaba a hablar correctamente como corresponde a una niña bien, se empeñaba en balbucir: bla-va-ble-ve-ble-vi-blo-vo-blu-vu y así nada de lo que decía podía entenderse.
La mucama entró a asear la habitación y no la vio, pensó que no estaba ahí. Cuando escuchó ruidos extraños bajo la cama imagino un monstruo, grito por algunos segundos, pensándolo mejor y armada con su escoba comenzó a golpear bajo la cama pero lo único que pudo hacer salir fue la princesa balbuceante que se negaba a hablar correctamente como corresponde a una niña bien, se empeñaba en balbucir: bra-vla-bre-vle-bre-vle-bro-vlo-bru-vlu…