°LA PRINCESA QUE PERDIO SU CORAZON.
Era se una vez una hermosa princesa, que vivía en un palacio lleno de jardines y risas, la princesa tenia largos y rojos cabellos como el vino tinto, sus ojos muy verdes como el olivo y su piel blanca como la luna. La princesa cumpliría pronto dieciocho años así que el momento del compromiso debía llegar, jóvenes de todos los reinos vecinos acudirían en busca del sí, puesto que todos sabían de la dulzura y belleza de la princesa, uno a uno llegaron los pretendientes, el primero le ofreció riquezas, todo el oro que pudiese desear, así que como correspondía por tradición la princesa podía hacerle al joven pretendiente una pregunta y de ser satisfactoria su respuesta le seria concedida la mano. El Rey padre de la princesa conocía la astucia de la joven así que se encontraba temeroso. “Dime príncipe crees que tu oro pueda comprar el amor?”, el joven desconcertado no supo que decir y se retiro, el segundo príncipe le ofreció toda la tierra que pudiera imaginar y ella pregunto: “dime príncipe crees que la semilla del amor florecería en tu tierra?”, este tampoco respondió, el tercero un Sultán le mostró cientos de piedras preciosas y ella le pregunta : “crees acaso que el amor sea una piedra que pueda yo lucir en un anillo?”, este al igual que los demás se marcho y así pasaron muchos, finalmente entro un joven campesino diciendo: “...mi querida princesa yo no poseo oro, tierras o gemas; pero soy el hombre con el corazón más grande de todo el reino y es mi amor por ti princesa el único regalo que puedo darte”, la princesa pregunto: “dime joven como podré tener tu regalo si no puedo verlo o tocarlo”, “eso es princesa mía porque podrás sentirlo”; “pero como! Dijo la Princesa ”, desde este momento no dejaras de pensar en mi, la princesa se río de las palabras del campesino y le vio marcharse.
El tiempo pasaba y la alegre princesa desaparecía para dar paso a la tristeza, el rey enloquecía y buscaba al campesino culpable de la tragedia de su hija, un buen día el consejero del rey le dijo que tal vez lo mejor seria extirparle el corazón a la joven pues sin corazón no hay amor o tristeza .Así lo hicieron pero la joven se torno cruel, y ellos no entendían el porque, le pidieron al mago del reino dar una respuesta. El mago les dijo que la miel del amor que aun restaba en el corazón de la princesa invito a unas abejas a ocupar el lugar de su corazón, por eso estaba llena de furia, los años transcurrían rápido....
Un buen día un cuentero llego al reino, el cuentero contaba largas e interminables historias de ondinas, duendes, magos, dragones y hadas, historias que todos excepto la princesa amaban, el reino comenzó a reír nuevamente, por esa razón el Rey trajo a el cuentero que no mostraba su rostro al castillo con la esperanza de hacer reír a su hija. La Princesa no rió el primer día, ni el segundo como tampoco el tercero; pero luego de unos días de risa y alegría con aquellas interminables historias todos esperaban ansiosos la historia del día, así que una tarde soleada con la presencia de la Princesa, del Rey y de toda la corte, el cuentero dijo que contaría su mejor y mas triste historia de amor y la inicio diciendo: era se una vez un reino maravilloso lleno de jóvenes y hermosas doncellas, donde la más hermosa era la hija del Rey, todos los hombres del reino querían su mano. La cara de todos evidencia su tristeza y la ira de la Princesa era tan grande que no llego a pronunciar palabra. El cuentero continuo diciendo; un joven campesino que no tenia oro, tierras o gemas que ofrecer... vasta, vasta dijo el Rey. No padre que termine su historia, todos queremos escuchar el final. El cuentero continuo; “...el joven ofreció su amor a la princesa; pero esta creyó que no podía tocar o ver el amor así que como podía el entregárselo... el cuentero hizo una pausa y se despojo de su mascara, todos estaban muy sorprendidos, solo la Princesa parecía estar calmada. Entonces el cuentero rompió el silencio diciendo: “princesa mía perdonadme pero nunca creí que al llenar tu corazón de mi amor, serias infeliz, entiende mi princesa que al tocarme, tocarías el amor y al mirarme mirarías el rostro del amor, fui un tonto al creer que mi amor por ti seria suficiente; pero ahora te libero y como prueba te entrego este mi corazón y me marcho, juro que nunca sabrás de mi”. Fue cuando intervino la princesa para decir: “no cuentero espera, tu contaste tu historia ahora yo quiero que escuches la mía; Era se una vez una joven princesa que no quería oro, tierras o joyas, solo quería el amor de un campesino y este al no entender la risa de felicidad de su amada se marcho, dejando la tristeza, un buen día el campesino regresa para entregarle su corazón a cambio del dolor, sin saber que es su amor lo que ella espera del.” ;pero princesa,” no me llames princesa, dime algo cuentero si tu corazón es tan grande crees que podamos compartirlo”, el cuentero respondió con un si. Después de tan hermosa declaración de amor el campesino y la princesa se casaron y mientras excita las abejas y el amor, la miel simbolizara su unión para la eternidad.
No es lo material, lo que nos entrega la felicidad, las cosas bellas de la vida son gratuitas, amar, vivir, reír, sentir, son regalos divinos. Como la princesa deberíamos descubrir que nuestro amor esta en el lugar menos esperado, pero siempre aguardando una pequeña señal.
Me ha gustado mucho. Creo que muchos deberiamos leer tu cuento, seguro aprenderiamos acerca del amor.