Escucho a todo el mundo corriendo alrededor de mí. No puedo sentir nada pero sé que soy el eje de tanto movimiento. Cómo decirles que no puedo hablar, ni moverme, pero sí los oigo. Oigo a los médicos dando indicaciones de cómo ubicarme, aparentemente no encuentran las venas en mis brazos, van a intentar en el cuello. ¿Me moriré?

Si así fuera qué tonta me siento. Por mi mente pasan todas mis angustias, mis temores, mis enojos por cosas insignificantes, qué ridículo me parece todo ahora. Me pregunto cómo fui a parar allí ... Ah! sí, ya recuerdo, iba a cruzar la avenida para tomar el colectivo, pero no sé más. ¿Me habré desmayado en el medio de la calle? ¿Me habrá atropellado un auto? No sé, pero tampoco tengo ganas de pensar, mejor descansar, descansar ...

Otra vez los médicos, oigo sus voces más tranquilas y alguien dice que sigo inconsciente, que no me he movido para nada. ¡¡Si supieran!!

De pronto recuerdo: ¡¡¡LUIS!!! mi amor, te habrás cansado de esperarme, me angustia que así sea y que no sepas qué pasó. Luis, si supieras que en estos momentos no tengo ninguna duda, que te amo con el alma y no me importa nada. ¿Cómo no me di cuenta antes? ¿Cómo te pude dejar plantado en la primera cita? Bueno, yo sé cómo, me pesa llevarte diez años y me da miedo enamorarme (aunque ahora sé que ya lo estoy) de alguien tan joven. Me parecía tan importante la diferencia, ¿Sabés qué pasa? Es mucho tiempo en la vida de una persona, yo cambié tanto en ese tiempo... y pienso que a vos te puede pasar lo mismo. ¿Y si te cansás de mí? Ojalá supieras de todos mis miedos y no me creyeras tan fuerte, tan indiferente; es sólo una coraza para no sufrir más, pero si tuviera la oportunidad me la sacaría, ¿Tendré otra oportunidad? ¿Qué importa si amo y me vuelvo a equivocar si no hago mal a nadie?

Habrás pensado que te dejé plantado otra vez. Cuando me pediste de nuevo que nos viéramos no confiabas mucho en que fuera, pero te juro que tuve toda la intención, ojalá supieras cómo estoy y cómo me siento, pero no puedo más, me cansa pensar ...

No sé cuánto tiempo ha pasado, pero vuelvo a sentir voces: ésa es la voz de Marta, tan dulce, hablándome con tanto cariño, diciéndome que me voy a recuperar, ¡Gracias, Marta! te escucho y me hace tan bien ... no te vayas ... quedate. ¿Con quién hablás? No, no puede ser, me parece oír la voz de Luis... pero quizá me lo estoy imaginando.

¡¡¡Sí, mi amor sos vos!!! A vos no sólo te oigo, siento tu mano sobre la mía... No, querido, no estés mal ... te quiero tanto ... si pudiera demostrártelo de alguna forma... Pero vos me entendés más de lo que hubiese imaginado, le decís a Marta que presioné muy suavemente tu mano ¿Lo hice? quise hacerte notar que te siento a mi lado y si me moví ni me di cuenta, pero el amor puede milagros ...

Me tranquiliza que estés aquí y que sepas que no había rechazado tu invitación, ni lo volvería a hacer jamás. Sólo necesito tiempo, tiempo para mejorar, para poder moverme, para poder decirte lo que siento y lo que realmente soy, aunque no sé si entonces me querrás tanto. Soy vulnerable, muy sentimental y quizá no te guste descubrir que todo lo que te mostré era una "fachada", o quizá siempre lo supiste y estabas esperando que deje de actuar.

Sea como sea, mi amor, y a pesar de las palabras de Marta, me siento cada vez más débil, lo único que me da fuerzas para pensar sos vos y a veces hasta me canso y me quedo dormida sin darme cuenta. Pero dicen que existe la reencarnación y que si amamos mucho a una persona en una vida es posible que la encontremos en otra, y a lo mejor vos y yo nos volvamos a encontrar. Realmente quiero volver a encontrarte, nuestra historia no puede terminar. Lo único que pido es aprender la lección de esta vida y que me quede grabada de aquí a la eternidad, y es lo que vos siempre me decías: "Cuando hay AMOR no hay diferencia".