Aquella mañana me desperté de una forma especial, estaba tumbado en la misma cama de siempre, me despertaron de la misma forma de siempre, e incluso estaba acostado en la misma postura con la que duermo siempre. Pero algo brillaba en mis ojos, una llamita por dentro me encendía y me daba vida y conseguía que ese día todo saliera bien.
Yo no quería que se me notara en casa, e incluso intentaba creerme yo mismo que no había motivo para estar contento, pero si que lo había, era Sábado y esa tarde (y no como un plan especial) iba a salir con mis amigos al parque donde estamos siempre, hasta ahí todo normal, de no ser por que tenía la intención de hablar con ella.
Llevaba dos semanas en clase pensando en ella y cruzandome miradas con ella, cosa que no debería ser extraño por que es mi amiga desde hace un monton de tiempo, pero acompañando esas miradas me lanzaba unas sonrisas que una vez las ves no puedes dejar de imaginartela sonriendo... El caso es que yo estaba rayado, no sabía que significaba eso, así que durante estas dos semanas estube con ella todo el tiempo que pude, y las sonrisas continuaban, además nunca la había visto tan cariñosa conmigo como en estos dias.
Así que este sabado era el dia, había hablado con su mejor amiga el día anterior (quedandome casi como estaba) y me había armado de valor. Llegué al parque casi una hora antes de lo normal, y esperé a que viniera ella tomando unas cervezas, para cuando llegó ya estaban todos nuestros amigos, lo cual hacía más difícil el momento de poder acercarme a ella...
Y la tarde iba pasando, el alcohol iba corriendo, y mi cabeza (aun fresca) empezaba a marearse, mientras ella bailaba de grupo de personas en grupo, siempre lanzandome alguna que otra mirada y sus sonrisas. Así que decidí que antes de estar demasiado borracho (ya que perdería el romanticismo) acercarme a ella y jugarmelo todo en una conversación. Acabé mi copa, la busqué entre la gente, me miró y me volvió a sonreir, eso me animó aún más, me lancé hacia ella casi corriendo mientras ella me sonreia a mi (y solo a mi) y cuando estaba apunto de llegar donde ella estaba... Pasó lo pero que podía pasar, de entre la gente salió otro chico, un pijo que llevaba acosandola toda la tarde (quizá de la misma forma que yo) y la besó.
En ese momento me quedé paralizado, no podía creer lo que estaba viendo, sin darme cuenta se me empezaron a saltar las lágrimas, intenté taparme para que nadie me viera pero ella se dió cuenta. Así que decidí darme la vuelta para marcharme a casa, y antes de salir del parque me giré para volver a verla (algo muy absurdo que hacemos las personas cuando estamos enamoradas)y allí estaba ella, sola, de pie, mirandome, y nuevamente sonriendome.