Es indescriptible lo que veo, nunca lo he admirado, hay miles de almas aquí adentro, sollozando, buscando una esperanza, una sola, algo que pudiera sacarlos de su dolor, una última oportunidad, sufrían por ello, sabían que no habría otra esperanza más, su tiempo pasó y con él su destino, ese es el peor sufrimiento.

Me adentre en el territorio de los malditos, las paredes se encontraban llenas de siglas y símbolos, los leía y podía descifrarlos, pero no entenderlos, en uno de esos gravados me pareció leer, “sed”, pero ¿qué significaba?, antes de poder hacer cualquier movimiento, se me acercó un demonio, sentí repentinamente como me tocó el hombro y dijo:

Ø Las palabras que logras leer pero no descifrar, es el secreto y el misterio que ha prevalecido por milenios, tu eres el último, tú has sido tocado por él, sabemos que los tiempos se han terminado con tú llegada, estamos listos, nuestros ejércitos han sido conformados, solo esperamos la orden.

Sus palabras no las entendí, ¿realmente era yo el indicado para descifrar lo que por milenios estuvo en secreto?, traté de comprender, pero en esos momentos, un grito desesperado, un grito que provenía desde lo más profundo del alma, me estremeció, mire y vi a una escencia que acababa de entrar al abismo, el espectáculo fue pavoroso, era clavado su cuerpo una y otra vez con estacas, con tal lentitud, que solo lograban penetrar la piel, era espantoso, corrí tratándome de alejar de ese horrible acto, enseguida, encontré una puerta, la abrí y mi expectación fue peor.

No puedo describir lo que vi, se trataba de un cuarto de tormentos, miles de demonios atormentando almas, de todas la manera posibles e inimaginables, derepente, como si algo los hubiera interrumpido, todos al unisono voltearon sus miradas hacia mi, un escalofrio recorrio mi cuerpo, senti sus miradas llenas de odio y con sed de venganza, pareciera como si fuera un nuevo huesped en su habitación, dispuestos a martirizarme también, de repente, el jerarca grito, "no lo toquen, tiene el sello único".

(continuará)