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La ultima guerra Cap. 5

5
El niño del dragón

Joshua volvió a casa ese mismo día pues ya estaba fuera de peligro... pero lo malo fue que Jasna tuvo que encargarse sola de la cena y de cumplirle todos los caprichitos a su hermano aunque se podía mover perfectamente. Esa misma noche, Jasna se fue a su cuarto después de la cena y se dejó caer sobre la cama; estaba completamente agotada sin tener una razón en específico y se quedó dormida en menos de lo que podía decir “Doric”
Jasna soñaba que se encontraba en el techo de su casa y se montaba en una escoba. Comenzaba a volar por toda la ciudad y, ocasionalmente, aterrizaba en otros techos. Precisamente iba volando sobre la torre de Londres cuando escuchó como si golpearan un cristal. Se medio despertó y miró hacia la ventana, se percató de que Daniel estaba encaramado al árbol y miraba hacia adentro: llevaba puesta la túnica y golpeaba la ventana sin cesar. Jasna, por la pereza de levantarse, intentó quitarle el seguro a la ventana con magia, pero de su dedo sólo salió un pequeño destelló muy débil. Se incorporó y miró el reloj: gruñó, se levantó pesadamente y fue a la ventana sin saber exactamente si caminaba o no pues estaba más dormida que despierta.
—Daniel... son las tres de la mañana—le dijo al muchacho que estaba fuera de la casa una vez que hubo abierto la ventana. La chica bostezó—Solo a ti se te ocurre venir a estas horas.
—Díselo a él—dijo señalando el cielo. Unas nubes púrpura se arremolinaban sobre la ciudad. Jasna se despertó inmediatamente.
—¿A qué hora aparecieron?—preguntó Jasna
—Hace unos minutos... ¡Vamos, date prisa!—apresuró Daniel. Jasna tomó el guante que estaba sobre el tocador, se puso rápido los zapatos y tomó algo para recogerse el cabello. Saltó por la ventana y miró hacia abajo: Hillary también había ido y llevaba puesta la túnica.
Jasna bajó lo más rápido que pudo, y los tres muchachos salieron caminando de manera apresurada.
—Gracias por despertarme...—iba diciendo Jasna mientras caminaban por una calle desierta—¡Por dios que hace frío! Tunika...
—Deberías de agradecerle a Hill, ella fue la primera en darse cuenta de lo que estaba sucediendo.
—Eres muy sensible, ¿no es así?
—Sin duda... no entiendo por qué me pasa eso a mí.
—¡De qué te quejas!—añadió Daniel—Eres buenísima con la espada y la magia.
—Pero soy malísima para las matemáticas ¿Me sirve de algo eso?
—Cielos... por allá—indicó Jasna cuando pasaban cercas de una estación del metro.
Los muchachos continuaron caminando unas cuantas calles más. Iban tan rápido como sus pies entumecidos por el frío se los permitían, pero aún así parecía que no se podían acercar al lugar donde Volac estaba por atacar. Luego de tres minutos de comenzar a correr, Jasna, Daniel y Hillary se toparon de frente con su adversario.
Frente a ellos estaba un pequeño niño que aparentaba unos 5 años de edad y un par de hermosas alas blancas de ángel salían de su espalda. El cabello negro y de tamaño medio semiocultaba un par de ojos completamente grises y con expresión vacía... no parecía ser un horripilante demonio si no fuera porque iba montado en un dragón negro escamoso con dos cabezas, cuatro ojos rojos como sangre, unos 80 colmillos amarillentos y filosos y un par de asquerosas lenguas azules.
—¿Qué?—dijeron Jasna y Hillary al unísono—¿Ese es Volac?
—Supongo...—contestó Daniel.
—¡No puede ser!—exclamó Jasna—Se ve tan inocente... debe haber un error.
—No lo hay—indicó una voz detrás de los muchachos. Era Luka—ese es Volac.
—¡Está... está... se ve muy débil!—añadió Hillary con brillo en los ojos.
—No se dejen engañar por las apariencias. Es muy fuerte y les puede causar una muerte muy dolorosa.
—Entonces—agregó Daniel con actitud desafiante y sacó la espada—veamos que puede hacer.
Se lanzó como una flecha hacia el enemigo, la túnica verde oscuro se ondeaba detrás de él y hacia un ligero frufrú que apenas se escuchaba. Daniel se acercó rápidamente y, de un rápido movimiento, hizo que su espada entrara en contacto con el cuerpo del niño... o al menos trató de que eso pasara.
Volac volvió sus ausentes ojos hacia Daniel y, extendiendo un dedo, hizo que Daniel se quedara completamente paralizado unos centímetros antes de que su espada se pusiera en contacto con el cuerpo del niño.
—¿Qué dia...?—comenzó a decir el muchacho, pero no hubo terminado la frase cuando un resplandor dorado lo mandó a volar por los aires. Daniel cerró los ojos, esperando el momento del impacto contra el suelo.
Luka se movió rápidamente hacia donde Daniel iba volando y lo atrapó en el aire, evitando que se diera contra el piso y que probablemente hubiera acabado inconsciente... o muerto.
—Gracias, te la debo.
—¿Estas bien?—pregunto Hillary al tiempo que Luka dejaba al muchacho en suelo firme.
—Sí...
Jasna miró un momento a Volac, estudió su cuerpo de manera rápida: las alas, los pies descalzos, las cabezas del dragón y su cola... debía tener un punto débil.
—¿Cuál es su punto débil?—preguntó Jasna a Luka.
—No se los diré... hagan eso ustedes solos.
Hillary miró al niño unos momentos, después bajó la cabeza y se puso a murmurar algo por lo bajo. Caminaba de un lado a otro y, ocasionalmente, volvía a mirar al demonio como si estuviese buscando algo.
—¡Lo tengo!—dijo después de casi cinco minutos de haber estado pensando. Todos se volvieron hacia ella.
—¿Qué tienes?
—La respuesta...—contestó la muchacha rubia—Bueno, no exactamente... verán: somos tres contra un uno.
—Y medio—añadió Daniel.
—Sí: uno y medio. Bueno, el chiste es que tenemos bajarlo de su dragoncito ¡Y es muy sencillo!.
—¿A sí? ¿Y como haremos eso, señorita Desmontadragones?—Preguntó Jasna
—Pongan atención: Jasna, tu encárgate de distraerlo por unos minutos. Daniel, tu atácalo por la espalda.
—¿Y tu que? ¿Iras a comprar palomitas de maíz y una soda para sentarte y admirar todo el espectáculo mientras nosotros estamos a punto de morir descuartizados por ¡Un Niño que aparenta cinco años de edad!?—exclamó Daniel. Evidentemente se moría de los nervios por estar en esa situación.
—Aquí el del espectáculo es Luka... ¡al menos échanos porras! No estés ahí deleitando el ojo con sufrimiento ajeno...—dijo Jasna con un ligero tono de sarcasmo en su voz.
—Cierra la boca y ponte a pelear—ordenó Luka con voz potente y segura.
—Perdón—se disculpó la muchacha—¿Entonces qué hacemos?
—Lo que acabo de decir... ¡mientras!—interrumpió a Daniel cuando había abierto la boca para contestar algo—yo intentaré volarle la cabeza a su dragoncito ¿de acuerdo?
—Genial, comencemos de una vez—se apresuró a decir Jasna, no iba a soportar un minuto más parada ahí sin hacer nada—¡Schwert!
Los tres muchachos se lanzaron al mismo tiempo para atacar al demonio. Jasna comenzó a distraerlo lanzándole ataques simples, los cuales salían rebotados hacia otra dirección.
Daniel, por su parte, intentaba acercarse lo más posible para atacarle por la espalda sin ser lanzado primero por los aires y Hillary esperaba el momento exacto para volarle las cabezas al dragón.
Jasna lanzó un ataque un poco más poderoso, tenía la esperanza de poder siquiera herirlo un poco pero se sorprendió cuando el “niño” le regresó el ataque directamente hacia ella. La muchacha alcanzó a rebotar el ataque hacia su contrincante con un rápido movimiento de la espada, todo pasó en un segundo y de la cara de Volac ya salía un pequeño hilillo de sangre proveniente de un rasguño.
Sin perder tiempo, Daniel se acercó por la espalda e intentó herirlo masivamente con la espada... pero fue inútil pues el niño, que al parecer estaba bastante enojado, lo atacó primero.
—¡Hillary, ¿qué esperas?!—gritó Jasna a la chica rubia que miraba todo a unos cuantos metros de distancia.
La muchacha se lanzó corriendo tan rápido como le fue posible y de un tajazo le voló las cabezas al dragón. El demonio adoptó una expresión maligna y, desmontándose de su ya fallecido “ayudante” se quedó suspendido unos momentos en el aire.
—Bien hecho—los felicitó Luka—pero lo peor está por comenzar.
Antes de que pudieran decir algo, una fuerte ráfaga de viento hizo que Jasna, quien estaba más cercas en esos momentos, saliera volando por los aires de una manera notablemente impresionante; la espada salió en dirección opuesta a la muchacha, quien fue atrapada por Luka cuando estaba en medio de los aires.
—¿Dónde está la espada?—preguntó algo alarmada y sin preocuparse por darle las gracias a Luka por haberla salvado de un buen golpe
—Por allá—le contestó Luka con su habitual tono frío.
—¡DANIEL, MI ESPADA... LANZALA!—le indicó al muchacho que estaba cerca de la espada.
Daniel no perdió tiempo y, sin pensarlo, se fue rápidamente hacia donde se encontraba la espada, la tomó por el mango y al tiempo de querer levantarla ésta se volvió de un líquido azul plateado que se le filtró por entre los dedos y el cual, al tocar nuevamente la tierra, volvió a recuperar la forma de la espada.
Daniel miró a Jasna con los ojos muy abiertos y Jasna salió corriendo a recoger la espada.
—No sé lo que haya pasado pero ahora no es tiempo de averiguarlo—le dijo a Daniel. El muchacho se limitó a asentir con la cabeza
Volac dirigió sus ausentes ojos hacia los tres chicos, su entrecejo se frunció dándole una apariencia más amenazadora que al principio pero ante la sorpresa de todos los presentes, una especie de hoyo se abrió en el aire y Volac retrocedió flotando lentamente hasta entrar en él, después de eso desapareció por completo.
—¿Qué.. cómo... por qué.. a donde...?—balbuceó Hillary sin lograr decir nada en concreto por la impresión.
—Desapareció...—dijo Jasna—se fue como si nada...
—Estará recuperando fuerzas—explicó Luka—A diferencia de otros demonios, algunos desaparecen a otras dimensiones para poder conocer al enemigo y estar preparado en el siguiente encuentro. Se dice que cuando eso pasa el demonio regresa cada vez más fuerte y la única manera de haber evitado esto habría sido seguirlo a través del agujero por el que desapareció.
—¡Genial! Ahora nos va a matar el mocoso ese...—exclamó Jasna casi deseando haber podido seguir a Volac por el agujero pero Daniel la interrumpió.
—¿Y cómo puedes explicar lo de la espada, Luka?
—Sencillo: Son espadas mágicas y es imposible que una persona ajena al heredero pueda tomarla, igual repelen la magia.
—Eso explica porqué pude regresar el ataque
—Y el porqué no pude tomarla y lanzártela.
—¿Me prestas tu espada, Daniel?—le preguntó Hillary al muchacho después de haber estado escuchando la conversación muy atentamente.
Daniel no dijo nada al respecto pues se imaginaba que la chica rubia estaba deseosa de saber qué pasaba con cada una de las espadas cuando alguien la quería tomar. Le entregó la espada sujetándola por la hoja plateada y en cuanto la hubo soltado, Hillary emitió un extraño sonido.
La espada se había convertido en un montón de arena finísima y de color verde plateado que se escurrió por entre sus dedos y, al igual que la espada de Jasna, al tocar tierra recuperó su forma original.
—¿Y que?—peguntó Daniel a Hillary mientras se inclinaba a recoger su espada—¿La tuya se convierte en viento?
—Inténtalo... ¡Piensa rápido!—le contestó la muchacha al tiempo que le lanzaba la espada de manera que Daniel pudo tomarla por el mango con facilidad.
Cuando la palma de la mano del muchacho hubo hecho contacto total con el mango plateado, Daniel casi cayó al piso siendo jalado por la espada.
—Oh, vamos Daniel... no juegues.
—¿Quién dijo que estoy jugando?—preguntó el muchacho en tono frío—Tu espada es muy pesada.
—¡No me digas! Para mí es muy ligera
—Sólo intenta levantarla, Jasna—le dijo Daniel y dejó la espada “Por la paz”.
Jasna se acercó y la tomó por el mango, hizo un esfuerzo por levantarla pero no lo logró. Intentó con las dos manos pero nada sucedió... por lo que se dio por vencida
—¡¡Mi espalda!!—Exclamó Jasna, jadeando por el esfuerzo y poniéndose una mano en la espalda.
Hillary se acercó y recogió la espada como si fuese una ligera pluma de ave. Daniel y Jasna se miraron mutuamente.
—Es muy tarde, mejor nos vamos a casa.—propuso Daniel—Al fin y al cabo que si aparece “el niño” nos vamos a dar cuenta
Todos asintieron con la cabeza y Hillary se separó del grupo. Luka se convirtió en gato nuevamente y Jasna y Daniel caminaron hacia el mismo rumbo.
El silencio que había entre los dos era penetrante. Nadie decía nada ni hacían el más mínimo esfuerzo para sacar un poco de conversación. A final de cuentas y después de haber caminado a paso normal durante varios minutos, Daniel fue quien se atrevió a romper el silencio.
—¿Cómo está tu hermano?
—Como nuevo—dijo Jasna—aunque hace mucho teatro por su herida cuando se puede poner de pié y hacer todo por su propia cuenta. Ya me agarró de su criada.
—Ni hablar... bueno, yo me voy por aquí; nos vemos en la escuela.
—Nos vemos.
Después de algunos minutos, Luka y Jasna llegaron a la casa. Entraron en ella por la ventana y Jasna se quitó la túnica, acto seguido se recostó en la cama y se quedó dormida plácidamente.
La noche transcurrió muy rápidamente, y antes de que Jasna se pudiera dar cuenta ya era de día y el sol brillaba detrás de la ventana. La muchacha se levantó en cuanto el despertador advirtió que faltaban pocos minutos para las 7:30 de la mañana, bajó a la cocina para comer un poco de pan tostado y jugo y después se fue a la escuela.
Cuando Jasna llegó a la escuela, caminó tranquilamente por el pasillo principal, se dirigió a las escaleras que subía cada mañana y, cuando se iba acercando a éstas, escuchó un sollozo que venía de un lugar que no podía identificar. Jasna se detuvo un momento y después miró a su alrededor; no vio nada... pero el sollozo persistía. Al final se le ocurrió mirar debajo de las escaleras y ahí se encontró con una muchacha que estaba acurrucada en un rincón con la cabeza hundida entre sus brazos.
—¿Te encuentras bien?—preguntó Jasna al tiempo que se ponía en cuclillas junto a la chica que lloraba en el piso. La muchacha levantó la cabeza algo asustada y avergonzada.
—Si... si... no es nada—mintió la chica e intentó secarse las lágrimas lo más rápido que pudo.
—Soy Jasna, del aula 22—se presentó
—Suzanne Grenier—contestó la otra muchacha con la voz un poco áspera por haber estado llorando—de la 8.
—Toma—Jasna le alcanzó a la chica un pañuelo de papel para que se secara las lágrimas y se sentó en el piso junto a ella—Supongo que eres compañera de Hillary.
—¿Watson?—Preguntó, Jasna asintió con la cabeza—Así es—afirmó Suzanne.
—¿Te puedo ayudar en algo?
—No... todo está bien, es solo... un dolor de estómago.
Jasna no se tragó aquella mentira pues sabía que a la muchacha le sucedía algo. Miró un segundo su rostro redondo y después escuchó varios pasos subiendo las escaleras así como caminando por el pasillo que había a un lado de ella. Justo entonces sonó la campana y las dos muchachas salieron corriendo a sus respectivas aulas, aunque Jasna se sentía algo incómoda con la situación de la muchacha sin saber exactamente por qué.
A la hora del receso, Jasna se dirigió a los lavabos y se encontró con la misma chica siendo acosada por un grupo de muchachas que era encabezado por una muchacha extremadamente delgada de cabello muy rubio y ojos azul claro.
—¿Qué? ¿Te escondes en los lavabos porque no tienes amigas?—decía la muchacha y todas las demás se reían de sus palabras.
Suzanne se veía a punto de llorar y tenía la cabeza agachada esquivando las miradas de las chicas que la acosaban
—No—interrumpió Jasna y todas las muchachas se volvieron a mirarla—Me está esperando a mí.
—¡Oh, mira!—exclamó una chica morena—Por fin tienes una amiga... ¿cuántas suman ahora? ¿Una?
—Como sea—dijo Jasna—están obstruyendo mi camino y no quisiera golpearlas para pasar.
—Si, claro—dijo la muchacha rubia—como si tuvieras las agallas para golpearnos.
—Cierto, no las tengo—dijo Jasna y borró la sonrisa de su rostro de manera repentina—pero es que no quiero que la Sociedad Protectora de Animales se me venga encima por un acto de violencia contra.... animales.
La muchacha rubia hizo un gesto de desagrado y después salió del baño sacudiendo de manera peculiar la larga cabellera; sus secuaces salieron tras ella emitiendo un murmullo de indignación por lo que Jasna les acababa de decir. Después, la muchacha se acercó a Suzanne.
—¿Qué fue eso?
—Mis lindas compañeras—dijo Suzanne—unas envidiosas sin escrúpulos; las chicas más populares de la escuela y a las que, supuestamente, yo les tengo envidia por ser bonitas. Obviamente, eso es pura basura.
—Acerca de lo que no tienes amigas...
—¡Oh! Pues es cierto—afirmo Suzanne—creo que prefiero pasar los recesos en la biblioteca que estar aguantando la estupidez de mis compañeros.
—¿Y si vienes conmigo y mis amigos?.
Suzanne se quedó pensando unos momentos y después asintió con la cabeza muy gustosa.
Así pues, Jasna y su nueva amiga fueron en busca de los otros chicos y los encontraron sentados en la pequeña barda de contención que tenía el jardín central, justo debajo de un frondoso árbol y que era el favorito del grupo de amigos de Jasna. Daniel vio que la muchacha se acercaba y les informó a Mariane y los mellizos.
Jasna se acercó con Sussie a su lado, estaba segura que no la rechazarían e iba completamente dispuesta a hacer que tuviese amigos como los que nunca había tenido: unos amigos que se preocuparan por ella.
—Chicos—les dijo Jasna cuando se hubieron reunido con ellos—Ella es Sussie. Sussie, ellos son Mariane, Kashmira, Daniel y Mihael.
—Hola—Saludaron los chicos al unísono y Mihael invitó a Sussie a sentarse junto a ellos.
Pocos minutos después, Hillary se reunió con los muchachos
—¿Y tu qué haces aquí?—peguntó Hillary con el entrecejo fruncido a Sussie.
—Jasna me trajo—le respondió la otra muchacha.
—Unas chicas en el baño la estaban molestando—le explicó Jasna a Hillary—lo menos que pude hacer por ella fue librarla de las harpías esas.
—¿Otra vez Natasha y sus inseparables y tontas amigas?—preguntó la muchacha rubia.
—Como si fuera novedad...—contestó Sussie.
Hillary se dio media vuelta muy enfadada y comenzó a mirar los pasillos de toda la escuela, evidentemente estaba buscando a la que Jasna suponía era la chica rubia que atacaba verbalmente a Suzanne.
—Ya me tienen harta...—decía Hillary por lo bajo—harta hasta la corinilla...—acto seguido salió caminando dando largas zancadas, cruzó todo el patio central y fue hasta el campo de fútbol, donde se imaginaba Jasna que debería de ser el lugar de reunión de las muchachas ofensivas. Mihael salió corriendo tras Hillary diciendo que, si había un problema, entraría a sacar a Hillary y llevársela lejos del pleito y después se perdieron de vista.
Para sorpresa de Jasna, Ian se acercó a ella en ese mismo instante y la sujetó del brazo para apartarla un poco de los demás muchachos que los miraran con cara curiosa.
—¿Te puedo ayudar en algo?—dijo Jasna fingiendo frialdad aunque por dentro se moría de la emoción.
—Si—contestó Ian—vengo a pedirte una disculpa por la pelea de aquel día... ¿Me perdonas?
—Siempre—finalizó Jasna.
Después de unos minutos de estar conversando con Sussie, Hillary y Mihael regresaron a reunirse con sus amigos. El muchacho se partía de la risa y Hillary, con el entrecejo fruncido, se frotaba la mano derecha y murmuraba un montón de cosas inentendibles.
—¡Debieron haberla visto!—exclamó Mihael entre risas—¡Toda una peleadora callejera!. Llamó a la tal Natasha y ésta acudió a su llamado como perrito que corre a su dueño; comenzaron a ofenderse mutuamente y, como es obvio, Hill tenía mejores argumentos que la otra... y cuando Natasha le dice a Hillary “Para lo único que sirve esa cerebrito es para copiarle en los exámenes... y molestarla” ¡BAM! Hill le da tremendo puñetazo en la nariz—A Mihael le brillaron los ojos de pronto—fue glorioso... todo el rostro ensangrentado.
—Va a necesitar cirugía plástica para volver a tener la cara bonita de antes—dijo Hillary con un tono de satisfacción en su voz.
—Y tu vas a necesitar un milagro para que no te expulsen de la escuela—le dijo Daniel.
—¡Oh! Vamos... no me vengas a amargar mi momento de gloria.
Al final del día, Mariane e Ian tuvieron que irse en dirección opuesta a sus casas pues tenían algunos compromisos familiares, Mihael y Kashmira se fueron a sus casas temprano, Hillary se quedó castigada en la escuela y los únicos que quedaban eran Daniel y Jasna. Ambos se resignaron a irse caminando juntos hasta sus casas.
—Por cierto—dijo Daniel a Jasna—tenemos que estar alerta por si al mocoso se le ocurre regresar.
—Si Luka te escucha llamando a un demonio “mocoso” te aseguro que te grita hasta de lo que te vas a morir.
—Me importa un comino...
Un potente sonido retumbó por todos lados en ese preciso instante y fue acompañado de un ligero temblor que hizo que los muchachos casi cayeran al piso, pero entonces algo así como un hilo de electricidad le recorrió a Jasna la médula espinal y comenzó a sentir un vacío extraño en el estómago.
La muchacha se volvió a mirar a Daniel y éste también la miró con la cara pálida, después salieron corriendo al mismo tiempo siguiendo la presencia de lo que seguramente era Volac atacando a plena luz del día. Los muchachos giraban a la izquierda o derecha mientas corrían y después se encontraron con una conglomeración de personas que veían algo muy sorprendidos mientras que un murmullo general se expandía por toda el área.
Jasna y Daniel se acercaron y comenzaron a abrirse paso entre las personas a empujones hasta que lograron llegar al frente... y ahí, en medio de la calle, había un enorme cráter, pero en el centro no había ningún residuo que indicara que aquel agujero fue causado por una bomba o una mina... sino que había un montón de plumas blancas.
—Mamá—escuchó Jasna que decía una pequeña niña morena que estaba cercas de ella—¿Qué es eso negro con escamas que se asoma por ahí?.
Jasna fijó la vista en el punto que señalaba la chiquilla, forzó la mirada para poder distinguir las brillantes escamas negras... sabía de qué se trataba.
La muchacha comenzó a exprimirse el cerebro al tiempo en que se iba corriendo el rumor de la cosa negra con escamas que se asomaba por ahí... tenía que encontrar una manera sencilla para averiguar qué era y, al mismo tiempo, que la gente no se alarmara por eso... ¿pero cómo?
Jasna se inclinó un poco hacia delante parao poder tener una mejor visión del centro del agujero, y se dio cuenta que sus pies estaban justamente en la orilla de aquel cráter... un paso más y podría caer hasta el fondo.
— ¡Claro!—Pensó Jasna—si tan sólo puedo hacer que alguien me empuje hasta el fondo... sería sencillo ver lo que hay ahí”
Se volvió hacia atrás y vio que había una muchacha más o menos de su edad y que tenía una maravillosa pinta de ruda... ¡Eso era lo que necesitaba! Si Jasna golpeaba a la chica de la manera adecuada, ésta le iba a responder con un empujón (¡Vaya! Si todos los años de vivir con Goran Doric habían dado resultado) y así Jasna podría dejarse caer hasta el fondo y revisar disimuladamente lo que había entre plumas.
La muchacha flexionó el brazo hacia atrás con mucha fuerza, asegurándose de que golpearía a la chica de atrás justamente en el estómago... ahora sólo confiaba en el instinto agresivo de la otra chica.
—¿Qué demonios te pasa, inútil?—le dijo la chica a Jasna y ésta se volvió hacia atrás y la golpeó de nuevo.
La otra chica estalló en un tremendo ataque de rabia y empujó a Jasna con una fuerza tremenda... y Jasna rodó y rodó hasta el centro del cráter hasta quedar entre plumas y...
La gente comenzó a gritar. Muchos hombres mayores le decían que no se moviera, que dijera si le dolía algo y que intentara revisar si algún hueso estaba fuera de su lugar. Daniel entendió inmediatamente lo que Jasna trataba de hacer... y sólo fue cuestión de poner en práctica un poco de sus habilidades de actor.
—¡¡No te muevas!!—le gritó Daniel a Jasna. Jasna entendió qué trataba de hacer—¡Voy para allá abajo!.
El muchacho comenzó a bajar cautelosamente por un lado del cráter, sujetándose de algunas rocas que sobresalían y estando siempre muy pegado al piso. Al final sólo saltó al lado de Jasna.
Daniel comenzó a hacer como si le revisara un brazo, mientras que Jasna le hablaba muy bajo y casi sin mover los labios.
—¿Ya viste lo que hay entre plumas?—le pregunto Jasna al chico.
—Si... inventa algo para poder rebuscar entre todo eso.
Jasna echo a andar su cerebro al 100%, buscando entre mentiras la que fuera más convincente para aquel momento y que les permitiera revolver todas las plumas y ver lo que había entre ellas.
Entonces, la muchacha se llevó la mano al cuello y de un tirón asombrosamente disimulado se arrancó el collar de plata que llevaba y lo lanzó entre todas las plumas... solamente Daniel se había dado cuenta de lo que hacía.
—¡Mi collar!—gritó de repente, Daniel sonrió con disimulo—¡El collar que me dio mi madre... no está!
La gente comenzó a mirar a su alrededor... era casi increíble ver cómo toda la gente se unía para ayudar a una sola persona, algo realmente raro en aquella ciudad. Daniel sonrió satisfecho ante aquella maravillosa actuación.
—Bien hecho—felicitó por lo bajo a la muchacha una vez que se pusieron a rebuscar entre las plumas.
En ese momento, Jasna ahogó un grito. Entre las plumas provenientes de las alas de Volac estaba la cabeza cortada de uno de sus dragones. La muchacha se puso pálida y Daniel abrió mucho los ojos: ¡¡ahora si estaban perdidos!!.
—¡Has algo!—le dijo Daniel a Jasna por lo bajo
—¡No sé que hacer!—contestó la muchacha.
Las cosas se iban poniendo cada vez más y más feas... estaban encerrados en un callejón sin salida, no tenían ninguna escapatoria... nada que les pudiera ayudar a esconder la cabeza. Sabían que si la gente encontraba la cabeza del dragón se iba a armar un buen tumulto, las noticias correrían de un lado a otro y en cualquier momento se darían cuenta de lo que estaba pasando...
—¿Y ahora qué?—preguntó Jasna a Daniel, aun muy asombrada por el descubrimiento.
—Un milagro es lo que necesitamos...
Jasna siguió revolviendo las plumas para “encontrar” su collar, pero esta vez lo hacía con menos ganas que anteriormente. Le pasaban miles y miles de imágenes: estaban Daniel, Hillary, Luka y ella sentados enfrente de un montón de reporteros con cámaras que los interrogaban acerca de los guantes, le hacían análisis diversos a Luka tratando de encontrar la razón por la cual tenía alas, les sacaban sangre, se llevaban los guantes para analizarlos..... ¡Era horrible!.
Los dos muchachos se miraron con cara de “Estamos en un lío” y se limitaron a seguir rebuscando las plumas aunque se vieran como unos completos idiotas... no sabían qué hacer para deshacerse de la cabeza sin que las personas que estaban mirando se dieran cuenta de que había algo fuera de lugar.
Justo entonces, una gruesa rama de árbol cayó sobre unos cubos de basura causando un tremendo estruendo. Toda la gente se volvió a mirar hacia el lugar donde había ocurrido todo y, nuevamente, una ola de murmullos comenzaron a esparcirse entre la gente.
Poca gente se acercó a ver lo que había ocurrido, entonces de la nada apareció una luz blanca muy brillante que llamó la atención de las personas ahí presentes. Después de eso, toda la gente comenzó a acercarse a donde había ocurrido todo y en unos pocos minutos ya todos estaban murmurando acerca de la luz y la rama, se habían olvidado completamente del cráter que estaba en plena calle.
Daniel no perdió tiempo: primero se aseguró de que nadie lo viera y después tomó la cabeza del dragón por los cuernos y la lanzó lo más lejos que pudo... o al menos hasta donde la gente no pudiera verla.
—Bien pensado—le dijo Jasna a su compañero—Ahora sólo hay que ir a recogerla pronto.
—Exacto... gracias a Luka que pudimos sacarla de aquí.
Se apresuraron a salir del cráter lo más pronto posible. Daniel fue el primero en salir y, al tiempo que le ayudaba a Jasna a salir, una mano tocó a Daniel por la espalda.
El muchacho se sobresaltó y casi deja caer a Jasna, pero se dio cuenta a buen tiempo que se trataba de Hillary y que aún traía la mochila de la escuela.
—Buena hora para llegar—le dijo Daniel a la chica rubia
Jasna salió del cráter y se paró frente a Hillary, la examinó de manera rápida y se dirigió a ella con voz segura.
—Dame tu mochila, ustedes dos vayan con la demás gente... para disimular.
Los dos muchachos asintieron, Hillary le dio la mochila y Jasna salió en dirección a donde había caído la cabeza al tiempo que los otros dos se reunían con la multitud.
Jasna corrió a toda velocidad, saltó unos arbustos y se encontró con la cabeza. La miró un momento con cara de asco y la echó a la mochila sin siquiera mirar sobre qué la ponía, después salió corriendo a reunirse con la demás gente, le dio la mochila disimuladamente a Hillary y se alejaron mientras las demás personas especulaban acerca del hecho más reciente. Luka los alcanzó minutos más tarde.
Datos del Cuento
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