Ésta era una viejecilla que tenía tre perrito que se llamaban Bebevino,Comepán y Comequeso. Y la viejecilla era mu devota de la iglesia y too lo día iba a la iglesia a rezá, y siempre llebaba sus tre perrito.
Güeno, pue una vez que fue a la iglesia a rezá, cuando ya se iba pa su casa echó de meno a uno e su perrito, Bebevino. Y venga a buscarlo y venga a buscarlo por toa la iglesia, pero na, no lo pudo encontrá. Y empieza la viejecilla a llorá y a gritá:
-- ¡Ay, señó, que me se ha perdío uno e mi tre perrito. Bebevino, Bebevino! ¿onde estas, Bebevino?.
Y na, er perrito se había perdío y no lo halló. Y llora que te llora y grita que te grita y la viejecilla no salía de la iglesia.
Conque ya en eso llega er sacristán y le dice a la viejecilla que se sarga porque ya tiene que cerrá la iglesia. Pero ella no se quería salí y lloraba si tenía que llorá y gritaba si tenía que gritá. Güeno, por ya er sacristán la echó fuera y cerró la puerta e la iglesia Y la viejecilla se fue pa su casa llorando y gritando.
Otro día fue otra ve a la iglesia acompañá de sus do perrito Comepán y Comequeso. Y estubo rezando y cuando se iba pa su casa, echó de menos a Comepán. Y anduvo buscándolo por toa la iglesia, pero no lo pudo enconrtrá. Y empieza a llorá y a gritá, que si mucho fueron lo lamentos del día anterió, ma fueron ahora:
--¡Ay que me se ha perdío otro perrito, mi Comepán!
¡Ay que me se ha perdío otro perrito, mi Comepán!
¡Ay, señó, que me se ha perdío do , Bebevino y Comepán!
¡Ay, señó, que me se ha perdío do , Bebevino y Comepán!
¿que vi a hacé ahora?
Y venga a llorá y venga a gritá. Has que ya er sacristán tuvo que cerrá la puerta e la iglesia y la echó fuera. Y la pobre viejecilla se fue pa su casa llorando si tenía que llorá.
¿Y comequeso? ¿Saben ustedes lo que le pasó a Comequeso? Pué que se comió er queso y se acabó er cuento.