Lágrimas gitanas

¿por qué?, si ¿por qué?; no entiendo por que escribo cada vez que estoy en la menor capacidad de mi estupidez. Amores han venido y se han ido, del cielo han caído ángeles traicioneros pero han muerto en absurdas mentiras. ¿por qué?, siendo temas tan idiotas y eternos nos empeñamos en buscarles solución; amor, metas, herejía. He escuchado el dedo inquisidor del creador que me castiga, tengo su atención y cobarde cambio el tema, perdonen pero nuestra historia es antigua. La luna, que es la luna. Ese majestuoso titán al que aún le rezan los gitanos, estos ladrones que forjaron los artificios con que aniquilarían al hijo del protector. Vagan y rezan a la hermana del sol, dicen a este llamarlo, Apolo.

Diana les lanzó una maldición y sucumben a herrar por siglos de pestilencia. Somos gitanos me dice el espejo, sin embargo no le rezamos a la luna, pero, la veneramos siempre con unas somnolientas regresiones. Retomemos el tema de la herejía que si oigo de nuevo algún indicio de molestia me tiro a la cama en el acto; Mujeres, ¿existe el concepto como tal? Que es una mujer sino un juguete que regalas al sentirte no apto para saciar su sed, ellas te aman sobre todo pero tu las dejas olvidadas por un par de nalgas respingadas o un cabello rubio y lacio, óvulos rancios; tonto de tú parte la inteligencia te ha abandonado . La luna, mujer que colma las más viles infidelidades carnales pero allí está, viéndote, riendo invisiblemente ante tú pequeñez cósmica, no eres nada, polvo eres y en polvo te convertirás, ya lo dijo aquel que murió gracias a esos tan famosos objetos envenenados que forjaron los gitanos, nosotros...

...somos gitanos. ¿por qué?, si ¿por qué?; por que cuando nos encontramos en la mejor de las herejías no te hayamos por ninguna parte, tal vez no te quedó claro el juramento que hicimos hace años al encontrarnos en aquel sueño cuando le dabas de beber un poco de agua a ese precioso unicornio, yo le llevaba un delicioso manjar consistente en hojas de eucalipto y otras, mismas que no dejamos que se las acabara por saciar nuestro ego humano; si, recuerda, el juramento de jamás separarnos pero quizá te olvidaste cuando ese ogro nos descuartizaba enteritos; si, te perdiste en los limbos de la mente y por eso puede ser, tal vez, quien sabe, nos perdimos uno del otro. Miro hacia atrás y encuentro tantas cosas rescatables que has lanzado al naufragio, se han perdido entre los siete mares o enterrados permanecerán hasta que nuestro pirata favorito los encuentre.
La amistad es una cuestión que jamás será valorada hasta por el más apto de los coleccionistas ya que no existe, se pierde gracias a un proyecto de vida que se derrite por los rayos del sol, pero ahora somos gitanos y le rezamos a la luna, ya le rezamos.

Desaparecemos, desgraciadamente morimos debido a la lujuria, la riqueza y la envidia. Es la naturaleza humana nos orilla a convertirnos en competidores fracasados, contra que competimos sino con nuestra misma ignorancia.

Sabias son las horas, un poderoso aliado es el tiempo pero sabes, te mata. Así aniquilamos nosotros al salvador y seguimos devorando sus pellejos, piénsalo bien no lo mataron los judíos, el Regente Romano no lo condenó a la cruz, fueron esos oxidados y mugrientos clavos que envenenaron su santa sangre, los gitanos lo mataron, esos trovadores que aún le lloran a la luna y ella los condenó a engañar; somos gitanos por el simple hecho de ser hombres. Herramos, matamos nuestros sueños, buscamos, falsificamos los sentimientos. Algo más simple no hay, somos gitanos por que nunca nos encontramos satisfechos con lo que tenemos y escarbamos en la vida para encontrar una cruda realidad que no nos gusta, nos amoldamos pero al cabo de un tiempo seguimos nuestro vagabundear por las redes de la anhelación. Creemos burlar las fuerzas que no comprendemos, reímos, las orinamos y compasivamente obtenemos nuestra tierra prometida pero volvemos a caer en nuestra esencia gitana. ¿por qué?, si ¿por qué?; que es lo que me lleva a ser un gitano y buscar ansiosamente la luz donde sé que es de día, por que no encuentro esa musa a quien sin pensarlo le pudiera regalar mi sangriento corazón y morir en sus brazos, tal vez es el remordimiento de mis antepasados, yo no veo a la mujer como trofeo o sonaja pero siendo un icono tan divino como la vida misma me da miedo amarla, comprenderla y mimetizarme en sus sentimientos a tal grado de sacar mi lado femenino y vivir eternamente apoyado en su pecho, por eso recurro a las regresiones nocturnas e inconscientemente tomo un pedazo de metal, de golpes amoldo un objeto fulminante aunque esté podrido y viejo, busco a la luna para ofrecer mi sacrificio y te entierro en las mas blancas de tus carnes un maldito clavo.

José Luis Gelain