En un gran país, había sido un gran país, porque ahora en el día que os lo cuento escasea todo y nadie está contento. Pues en ese país, cuando en otra época resplandecía y era grande y hermoso y todo el mundo reía, había una linda parejita de lindas palomitas que alegremente volaban y todo el mundo admiraba. Por su linda finura se asemejaban a otras dos lindas criaturas que también emparejadas estaban, eran dos jóvenes encantadores que se amaban y gozaban de la vida como esos dos lindos voladores.
Ellos siempre se reían, nunca discutían, repartían alegría, extendían como si fueran alas su vida para aliviar a cuantos lo necesitaban con su sonrisa. De aquí para allá corrían para dar consuelo y con su algarabía entretener a los que sufrimientos tenían.
Eran una pareja perfecta y ellos con su contento eran los primeros que estaban satisfechos porque disfrutaban de muy buena armonía. Un buen día estalló la guerra en aquel país y que horrible fue, había dolor por doquier hasta a aquella pareja dañaron porque los separaron.
Fue terrible para ellos, porque se habían acostumbrado a estar juntos desde su niñez y para estar solos no estaban preparados. Pero ellos sobreponerse supieron, aprendieron a caminar separados y cada uno por su lado siguieron haciendo el bien a los necesitados, aunque ellos por estar separados en su fondo estaban tristes y el uno al otro añorando.
Pero se acabó la guerra y volvieron a estar juntos esa dicha tuvieron pues supieron sufrir con resignación y con gusto dieron todo lo bueno que tuvieron. Aquí se acaba la historia de esta linda parejita que volvieron a ser felices entre tanta ruina que en su país había. Y, como aquellas dos palomas, siguieron juntas, volando alegremente y sembrando el bien para que los demás se fueran alegrando pues ¡qué triste todo en su país con la guerra había quedado!.