Busqueda Avanzada
Buscar en:
Título
Autor
Cuento
Ordenar por:
Mas reciente
Menos reciente
Título
Categoría:
Cuento
Categoría: Sin Clasificar

Las Tatas

Doña Suncha y doña Tata, madres de los tiempos viejos que exteriorizaban a diario que todo exceso es malo, que el dolor de haber nacido decrépito, arrastrado por la angustia de lo imperfecto descalambra la sombra de las eternidades. Que el buen amor y el deseo son los compañeros de los primates. Que bueno... si el señor de la casa se entera que se están viendo a hurtadillas en menos de dos semanas la casa para no perder la honra de la familia. Que si Bernarda Alba se entera, a fuerza de ir enervándose el espiritu, le quita el hálito de vida para gritar: "Mi hija ha muerto virgen". ¿Virgen? Virgen se casó Toñita, la novia de Geño el del # 75, sí el que ya es abogaducho... en poco tiempo aderezaba a Toñita con vaselina e iba haciendo su trabajo certero... EN PAYTON PLACE, con guardia de honor y todo, mientras sus compañeros predicaban del santo hommes erectus que pálido se desinflaba ante la envidia de todos. Mientras los otros se descargaban (por 50 centavos) y luego vueltos en sí se ilustraban con placer en la clase de Taxonomia Vegetal. Señores, a taparse los oídos en los tiempos de doña Suncha y doña Tata esas cosas eran indecencias, vulgaridades del bajo mundo.
Doña Suncha, doña Tata, hoy resueltas a seguir tejiendo mundillo observan las andanzas de los vecinos tras las ventanas adobadas de chismes y voluptuosidas sinuosa, enredadera que va arropandolos doce pisos del condominio donde disfrutan o padecen su ancianidad con alguno de sus hijos. Gritándole a su hija Esther al oído: "Maldito marido, si no fuera porque el matrimonio es un vínculo sagrado, permanente y lo que Dios juntó que no lo separe el hombre" O diciéndole a su hijo varón recién divorciado: Esas mujeres de hoy, son putas y rameras... por eso entiendo tu lío sentimental con la Teresa. Y la pobre de Esther planchando uno a uno sus hijos de puerta en puerta en el barrio a ver si puede sacar alguna virtud hacia adelante... porque el señor está desempleado, y la nueva chilla, y la nueva cría, y el nuevo apartamento y el nuevo cacharro...Caray, no vale la pena llevarlo a la corte.
Doña Suncha y doña Tata, esos personajes celebérrimos que a fuerza de coger chinos en la guagua número 1 de Rio Piedras a San Juan tal parece que le van cogiendo el impulso al nuevo mundo. Ya cantan en Mi Viejo San Juan a lo Sunshine Logroño. Cuando uno de sus hijos se enreda a las pescozá con su nieto o nieta o le hala las greñas a la nena de diez años porque estaba jugando un matarile rile lo, y el amiguito le dijo que quería la pájara pinta que no estaba sentada en un verde limón..le dice: Hijo, ayer vi en la librería El Mono desnudo o La Nueva Moral Sexual o en El Umbral de la vida, vale la pena que comiences a educar tu niña si no quieres que se conozca a deshora o se te vaya con el disjockey de esa radioemisora rimbombante. O si elnene mayor o la nena mayor se enojan y se van de la casa: "Déjalos que ya esos saben lo que hacen", aunque la pobre vieja se esté muriendo por dentro y con deseos de sacarlos a pescozá limpia del lugar donde se encuentren. Esos jóvenes de hoy, todavía no se les cae el ombligo y ya tienen novios o novias, fuman y beben- ¡Que si los tiempos cambian! De eso no les quepa a nadie la menor duda.
Doña Suncha y doña Tata, madres abnegadas que a los treinta y ocho años cuando nació el último de sus hijos se obstinaron en lubricarse con el sudor que causan los siete hijos nacidos. ¡Qué adelantos tiene la nueva era, eso de la familia nuclear, métodos anticonceptivos... y el televisor si que han convulsionado el mundo! Y ahora ellas...cada mañana caminan por el Paseo de Diego, a mirar vidrieras y de paso a ligar los viejos a ver si alguno la piropea y se puede hacer algo... porque pronto la noche viene. Para ir a parar frente a la plaza del mercado ante un portento de blanco o negro, negro o blanco, puertorriqueño o extranjero... eslechado...perfumado en las cunetas riopedrenses con ese olor a pozo muro acabado de estallar y esa vestimenta de sapo concho esparrachado en medio de la avenida Ponce de León. ¡No! No hay necesidad de estrenarse la lascivia esta mañana! Esos viejos de hoy...
Doña Suncha, doña Tata, esos dos seres de los años veinte que han intentado desflorar sus conciencias en el Puerto Rico de hoy en este tiempo ingobernable.

BES
abril 1982.
Datos del Cuento
  • Categoría: Sin Clasificar
  • Media: 5.86
  • Votos: 177
  • Envios: 2
  • Lecturas: 8229
  • Valoración:
  •  
Comentarios


Al añadir datos, entiendes y Aceptas las Condiciones de uso del Web y la Política de Privacidad para el uso del Web. Tu Ip es : 3.133.108.47

0 comentarios. Página 1 de 0
Tu cuenta
Boletin
Estadísticas
»Total Cuentos: 21.638
»Autores Activos: 155
»Total Comentarios: 11.741
»Total Votos: 908.509
»Total Envios 41.629
»Total Lecturas 55.582.033