- Mamá, ¿qué son las estrellas? -hablaba el niño a su hijo en una noche con un cielo tapizado de estrellas en las afueras de la gran ciudad-.
- Mira, hijo, las estrellas son luces grandes y brillantes que están muy lejos de aquí, prácticamente inalcanzables. -le explica con el característico tono suave y sutil de una madre a su hijo-.
- Y si esas luces están tan lejos -responde el hijo irradiando más dudas- ¿cómo es que las podemos ver desde aquí?
- Ay hijo -con paciencia y serenidad trata de explicarle lo más brevemente posible-, esas luces tan distantes que vemos, es la luz de hace muchos años de esa estrella, pero hasta ahorita nos está llegando. ¡Así de lejos estamos de ellas!

Como tratando de entender el pobre pequeño, trata de disimular su infantil ignorancia y le cambia de tema preguntandole:
- Mamá, ¿crees que haya personas hasta allá en las estrellas?
Con un poco de más seriedad en su rostro, la madre le responde cariñosamente:
- No se sabe, hijo, pero no dudo en que sea así.

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Mientras tanto, a miles de millones de años luz de ese lugar, en el OIEM, el Observatorio InterEstelar Mundial, centenares de científicos se reunían fervorosamente ante un descubrimiento sin precedentes, todos gritaban hurras, vivas y demás celebraciones y cantos de victoria, como si hubieran descubierto algo impresionante. Y era verdad.
El presidente de los Estados Unidos de América irrumpe en la sala de reunión, y ante la mirada incrédula de los científicos del mundo presentes en dicho recinto, se coloca en frente y comienza a pronunciar su discurso que se pudo oír en todo el alrededor mediante el nanófono instalado a poca distancia de su boca.
- Hoy, es un día sin precedentes para la humanidad, no habrá un mañana igual al que hemos estado viviendo durante años, a partir de ahora será distinto. La raza humana se estremecerá y corroborá sin tapujos lo que hace tiempo no tenía sostén teórico ni pruebas evidentes. Hemos presenciado el día de hoy, entre las 20:00 y 23:30 hora de Estados Unidos, miércoles 12 de octubre del 2016, el descubrimiento, firme y contundente, de un planeta con vida inteligente, orbitando alrededor de la estrella AG-246.

Mientras hablaba el presidente, y detonaron los demàs científicos en aplausos y vítores hacia la máxima autoridad, uno de los presentes susurró al oído a un cercano suyo:
- ¿Sabrán que existimos?
Y el otro, como queriendo entrecortar la reciente conversación:
- No lo creo, nosotros que somos vida inteligente, tardamos millones de años en darnos cuenta de ello, ¿por qué ellos habrían de hacerlo antes que nosotros?