Salgo de casa. Voy sin rumbo. Entro en una calle. Veo a un chica. Contemplo sus pechos. Sigo andando. Me paro ante una librería. Observo los títulos. Me capta aquel libro: Una mujer desnuda sentada en una silla. Continúo andando. Me río interiormente: Una.., dos…, tres… personas con el móvil en la oreja. Hago un alto. Miro a uno y otro lado. Vuelvo a andar. Otra mujer. La miro con descaro. Me mira con odio. Pienso: ¡qué imbécil! Acorto el paso. Son dos turistas. Me paro y las miro. Van casi desnudas. Ellas sonríen. Llego a las Ramblas. Un grupo de gentes paradas. Un cochecito de niño. Dentro una cabeza de hombre, las manecitas pequeñas. Hace arrumacos. Fotografías y más fotografías. Me asalta la duda. Seguir caminando o coger el ff.cc. Opto por esta solución. Una, dos, tres, cuatro, cinco paradas. Desciendo del tren. Enfilo la calle. Llego al despacho. Me siento. Enciendo el PC. Escribo.
¡Y vaya chorrada que me ha salido!
Que bien dibujado este retrato de lo que se puede encontrar al caminar por lugares y lugares, y observar lo que mas atrae o deslumbra. Ha sido un buen retrato de aquella cotidiana acción de atravesar las calles de la ciudad. saludos,felicitaciones. Pily