Sucedió en el año de 1977, debo decir que cuando la aventura toca a tu puerta, de nada sirve que te encuentres en el patio de tu casa, o acostado en el último cuarto con la intención de no salir.-
Así me sucedió a mí, estaba en el último cuarto de mi casa, cuando escuche un breve escándalo en el patio, escuche un CUAC, cuac, cuacc, cuac, era un hermoso pato blanco, que le habían traído de regalo a mi mamá, y que se había enseñoreado, de tres patitas, las cuales eran sus fans, el pato tenía muy buena presencia e incluso una que otra gallina, rompiendo la barrera de los convencionalismos sociales del gallinero, habían tenido algún grado de acercamiento.-
Salí al patio, pero no vi al pato Blanco, al que había bautizado con el nombre de RYAN, sólo pude observar a las patitas que de lo más inocentes comían unos granitos de maíz, y las gallinas a las que observé intrigadas interrogando a un gusano.-
¡Que extraño! Dije para mis adentros, ¿que se haría el pato?, bueno por ahí debe estar, continué en mis ocupaciones habituales, a las seis de la tarde mi mamá me llamó a cenar y me reuní con mis hermanos en la mesa del comedor.-
Siempre desde niño, he tenido la impresión de que nuestra casa es grande y espaciosa, es decir a pesar de que somos once hermanos, y yo soy el menor, debo decirles que siempre he estado en mi casa muy a gusto, ya que mis hermanos, mucho mayores que yo, abandonaron poco a poco la casa paterna y se enfrascaron en sus vidas y en sus trabajos, lo que requirió que emigraran a Managua, e incluso fuera del país, siendo a la postre su humilde servidor el amo y señor de mis dominios.-
Pero en aquel entonces, aún habitaban en la vivienda, algunos de mis hermanos, mis tres hermanas las profesoras, FÁTIMA, LEYLA Y SANDRA y mis hermanos JAIME y MARLON, Quienes se reunieron en la mesa del comedor y como solía ocurrir para amenizar la cena comenzó una contienda Psicológica de Todos contra todos.-
Recuerdo que ya para esa época, la profesora LEYLA, se había casado, con mi mentor y maestro el Doctor PACO, quien trabajaba en la ciudad de Managua y viajaba los fines de semana, efectivamente encontrándonos en la mesa del comedor, se presentó mi maestro quien alegremente se sumo a la conversación de toda mi familia y contó los sucesos de relevancia acontecidos en Managua, en un momento de la plática mi hermana la profesora FATIMA comentó: ¡Que callado el BECUTIS, ¿Qué te pasa niñito?, los miré a todos como queriendo llorar y dije: El patito RYAN se ha perdido, no está en el patio, la mayoría me miraron con incredulidad, situación que provocó en mi un estado de tristeza tal que me puse a llorar, mi hermano JAIME, quien era seis años mayor que yo, y quien hasta la fecha era mi consejero, me dijo: ¡chavalo! Si vas a llorar, llorá en silencio, no seas maleducado, con lo cual mis sollozos fueron ahogados procurando ser educado y discreto, seguí llorando en silencio debajo de la mesa, que para ese entonces era todo un mundo privado para mi, mientras el resto de mis hermanos cenaban y conversaban.-
Una vez finalizada la cena, mi maestro y guía el Doctor PACO, se acercó y me dijo: BECUTIS, vamos al patio, vamos a ver que pasó.- Fuimos de inmediato al patio, era de noche, la luz estaba fundida, no era posible buscar en la oscuridad, mi maestro me prometió, mañana, mañana vamos a investigar, se marchó de inmediato a la segunda planta de la casa, subió las escaleras y yo me quedé pensativo en el corredor de la casa, ¿Qué habrá pasado con el pato? ¿Habrá muerto?, ¿huiría?, ¿Se lo robaron? Todas estas interrogantes en mi cabeza comenzaron a danzar y así me fui a la cama, obviamente no dormí, sino que pasé pensando, toda la noche en la oscuridad.-
A las cinco y cuarenta y cinco minutos de la mañana me desperté, me deslicé de la cama, salí al patio, no logré ubicar al pato, observé sospechosamente al gallo, ¿lo habrá matado?, ¿planeo su secuestro? ¿Qué hijueputas pasaba?, que….. normalmente no usaba tal vocabulario, pero la tensión, el estrés me habían perjudicado enormemente, se me hizo interminable la espera, hasta que apareció mi maestro, venía con el cabello revuelto y la barba despeinada, aún en pijamas, esto me impacientó, pues no le noté la mejor disposición y yo estaba tan alterado que incluso se lo reclamé, le dije: ¡Maestro!, no te noto preocupado, él me sonrió dulcemente y me dijo: Las investigaciones pueden durar bastante, debemos reconstruir los hechos, debemos estructurar las teorías, debemos inquirir las posibilidades, debemos actuar con calma, la paciencia es la mejor herramienta en la investigación, lo primero de todo debe ser examinar las evidencias del caso con minuciosidad, con mucho cuidado, con mucha paciencia y con la mente fría, en el momento no logré captar su idea, deben comprender que era muy joven aún, luego de un rato, le pregunté ¿Qué hacemos pues,? Me miró fijamente y dijo por lo pronto, debemos desayunar.-
Después del desayuno, volvimos al patio, mi maestro comenzó a examinar con detenimiento las paredes, nuestro patio se encontraba herméticamente cerrado por sus cuatro costados con paredes de ladrillo de cuarterón, existiendo en el fondo una ventana de madera asegurada con dos pasadores y una tranca, que daba a un traspatio pequeñito que era utilizado en la antigüedad cuando no existía agua potable y aguas negras, ya en el año de 1978, se encontraba clausurado hacía mucho y después de este traspatio en el cual existía una caseta desvencijada con una fatídica letrina que se encontraba en desuso hacía ya más de quince años, se encontraba un cafetal, luego la llanura, las montañas, la inmensidad…
Mi maestro, que era hombre de métodos estrictos, analizó con paciencia y descubrió en una de las paredes, rasguños que eran compatibles con el arrastre de un cuerpo de ave plumífera, haciendo un giro importante en las investigaciones, recuerdo que aquel día era un día sábado, el resto de habitantes de la casa, habían dispuesto salir, lo que provocó que tuviésemos el escenario exclusivo para nuestras investigaciones, preparamos una incursión al patio vecino, el cual al igual que el nuestro, era un patio herméticamente cerrado, sin embargo su perímetro tenía una debilidad, la parte posterior y era por ahí, el lugar donde podríamos entrar a inspeccionar y recoger huellas.-
Mi maestro fue a recolectar la logística para proceder a la incursión, eran los instrumentos primarios; 1) Un pedazo de Tela, 2) Un Anzuelo, 3) 20 granos de Maíz, 4) Un martillo, 5) Un bolero, 6) Una cuerda para guitarra.- Los instrumentos secundarios consistían en 1) Una Gaseosa Milca, 2) Un paquete de cigarrillos Winsord, 3) Tres gusanos de tierra, 4)Fósforos.-
Abrimos muy discretamente la ventana y nos introdujimos al traspatio, en el cual se encontraba la letrina, el suelo, se notaba muy suave, me imagino, producto de una alfombra de hojas u otra cosa que prefiero no imaginar, avanzamos con cautela al siguiente patio, en el cual pude observar sin lugar a dudas al patito RYAN que se encontraba cautivo, dentro de una jaula improvisada, existían alrededor de veinte gallinas que estaban protegidas, escoltadas y administradas por un gallo impresionante, altivo y busca pleitos.-
Mi maestro, primeramente utilizó los recursos de la diplomacia, y lanzó junto a la cerca una lombriz de tierra, que fue engullida en fracciones de segundos por el gallo enorme, luego, toda la bandada de gallinas se aglutinó contiguo a la cerca, mi maestro me dijo: Becutis, poco a poco lanza unos granitos de maíz, ten entretenido al gallo por sobre todo mientras rescato al pato, con movimientos felinos dignos de un ninja, como una sombra, mi maestro se introdujo velozmente al patio para rescatar al pato, por mi parte lancé varios granos de maíz a las gallinas, pero el gallo se percató que alguien más se encontraba en su patio y de inmediato se dirigió en contra de mi maestro, quien con la agilidad de un felino subió en un árbol de mango que se encontraba a escasa distancia donde estaba cautivo el patito RYAN
La situación se había complicado, pues, el Pato preso en la jaula, Mi Maestro inmovilizado por el Gallo enorme, y yo tratando de controlar a 25 gallinas que en inmensa alharaca, amenazaban con atraer la atención de los vecinos, lo único que se me ocurrió, fue ensartar en el anzuelo, varios granitos de maíz, para atraer la atención del gallo y así permitirle a mi maestro terminar su operación de rescate y salvamento, como eran tantas las gallinas, no podía lanzar los granos de maíz sueltos, pues si los lanzaba sueltos se los comerían en fracciones de segundos.-
El anzuelo marco una curva perfecta, el gallo, se lanzó como un rayo en pos de los granos de maíz y he de decir que me superó ampliamente, de un solo picotazo se tragó el anzuelo que viajó hasta el fondo de su garganta, convirtiéndose la situación en un espectáculo dantesco, el gallo lanzaba espantosos alaridos de dolor y furia, yo no tenía la fuerza suficiente para dominar a aquel pobre animal que luchaba por su vida, mi maestro a como pudo, logró liberar al pato y trató de sofocar los gritos del gallo, las cosas se pusieron radicales, le lanzó un martillazo a la cabeza, el ave mostrando una agilidad inmensa lo esquivo, una, dos, tres, cuatro veces y luego ¡plas!, le desbarató la cabeza, el haber participado en aquel homicidio me dejó espantado, volvimos a duras penas a nuestro patio, yo, totalmente horrorizado y mi maestro, sumamente afligido, ambos habíamos cargado el cadáver del gallo, que como última afrenta en su agonía, nos había manchado con su sangre caliente, una vez en el patio con el corazón a doscientas palpitaciones por minutos dije al borde del llanto: ¿Y AHORA, que hacemos?
Mi maestro guardó silencio, su mirada se mostraba lejana, se tomó un tiempo para pensar y luego de meditarlo profundamente dijo: ¡SOPA! Ahora hacemos SOPA Becutis.- Y con la misma disposición con la cual rescató al patito RYAN con el mismo entusiasmo, procedió a calentar agua, degolló al Pato sin miramientos y el mismo preparó tanto al Gallo, como al Pato, pues dijo que ya no era posible dar vuelta atrás y tenía razón, pues los vecinos llamaron a la policía, y se hicieron todo tipo de investigaciones y averiguaciones, Sin embargo mi maestro, guía y benefactor, había colocado las evidencias en el estomago de todos nosotros y las plumas volaron.-
Dos días después varios vecinos se reunieron en la casa de mi mamá y comentaron el peligro, la robadera que se había desatado, se acercó una anciana y dijo: En mi casa se trataron de meter a robar, pero como tengo tres perros los solté y se corrieron y en la carrera dejaron este pato, ¿Es de alguno de ustedes? Mi madre observó el pato y muy contenta respondió, es el patito Ryan, lo reconozco por la mancha café que tiene y me llamó al ver el pato y la multitud, me sentí mareado, con nauseas a punto de desmayarme, esto quiere decir pensé para mis adentros que el otro pato, no era RYAN y tanto el gallo, como el pato que habíamos engullido, eran pobres víctimas propiciatorias por haber tomado la justicia por nuestras manos.-
Tomé el pato entre mis manos y las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas, los vecinos me vieron y con mirada benevolente dijeron: “ Que niño tan encantador, pobrecito sufrió por su patito” Me retiré a mis habitaciones guardando el horrible secreto, esa noche me arrodille y le imploré al Altísimo su perdón, una hora más tarde mi santa madre me llamó a cenar, yo llegué al comedor un poco más calmado, me senté a la mesa, mientras la autora de mis días me sirvió una humeante taza de sopa, de la que había preparado mi maestro y me dijo: “Que barbaridad que bien que cocina este Paco, nunca había probado yo una sopa tan rica”.-