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Semana Santa en Real del Catorce

(Para Pame, Chellín y Lian)

Las vacaciones de Semana Santa eran particularmente especiales para Pame ya que las costumbres en la ciudad en la que tenía centralizadas sus actividades así lo estilaba y a pesar de que en si la población estaba conformada por una rara mezcla iconoclasta de razas y tradiciones en lo relativo a creencias religiosas, todos coincidían en cuanto a vacacionar se trataba.
Así las oficinas y demás centros de trabajo literalmente se despejaban al igual que las escuelas desde niveles elementales hasta universidades y7 desde luego los centros de post-grado y por consiguiente las calles, avenidas y vías rápidas, que volvían a ser realmente “Rápidas”, y se transfiguraban en una delicia en cuanto a tráfico se refiere.
La idea era reunir a Lian y a Chellín en la Ciudad de México para aprovechar las facilidades que se presentaban por las condiciones propias de la temporada.
Desde luego que el llamado de Pame tuvo inmediata respuesta y gozando de condiciones totalmente opuestas a las que climatológicamente persistían en St. Paul,

- ¡San Pablo!

Le recordó Lian a Chellín

- Si, lo hago por hacerla rabiar
- Ja, ja, ja.

Rieron al tiempo que una voz metálica se dejaba escuchar por los altavoces del avión que los había trasladado desde su natal tierra hasta la natal tierra de Pame. Chellín como era su costumbre se encargaba de bajar del compartimiento superior las maletas de mano en las que invariablemente transportaban sus respectivas “Lap-Tops”, las que junto con sus celulares formaban sus tríos inseparables.

- Oye, pero un trío es de tres ¿O me equivoco?
- Cierto, lo que pasa es que el tres es esto que parece ser un silbato pero que no emite ningún ruido.
- No será que es para que sólo los perros lo escuchen
- Ja, ja, ja.
- Pues no lo dudes ya ves que Pame también trae el suyo colgado y creo que ni para bañarse se lo quita.
- Bueno, la verdad es que yo tampoco me lo quito no cuando estoy cocinando
- ¡Hay mujeres!
- Pues no me digas que tú si te lo quitas.
- Pues, la mera verdad es que también siempre lo cargo

Todo esto transcurrió mientras la forzada fila se formaba para abandonar la aeronave que ya estaba estacionada en la posición doce.
Nuevamente se dejó escuchar la misma voz a medida que avanzaban.

- “Aerolíneas Northwestern agradece su preferencia al volar con nosotros, esperamos su vuelo haya sido placentero, les recordamos que su equipaje lo podrán recoger en la banda número siete . . .”
- ¡Que suerte ¡ no tendremos que caminar mucho
- eres una floja

En el asiento del piloto estaba quitándose los audífonos y el cinturón un cierto personaje que en lugar del típico uniforme distintivo de la aerolínea portaba un overol azul y una gorra en el mismo color con el logo de Sony.
Cuando al fin conjuntaron sus maletas uno de los faquines se acercó a fin de ofrecer sus servicios. Era un personaje un tanto cuanto corto en estatura que vestía un overol azul y una gorra en el mismo color con el logo de Sony. En principio la reacción de Chellín fue de rechazar los servicios ofrecidos, sin embargo, Lian se apresuró a aceptarlo dejando sin oportunidad a Chellín de hacer gala de sus bien desarrollados bíceps con los que estaba capacitado a cargar todo ese equipaje y más.
Abordaron un taxi ya que Pame estaba en casa de los abuelos Mami Kity y el abuelo Norsi-Bo ayudando a su mami a preparar la cena de bienvenida. El taxi tomó rumbo hacía el Circuito Interior hasta llegar a la Avenida Insurgentes para doblar por el Eje de Guerrero y en breves minutos estarían arribando a Privada donde estaba la casa de Kity y Bo.

- Oye
- Dime
- ¿Te has fijado que parece que todos están uniformados igual?
- ¿Igual? A qué te refieres.
- Fíjate que el conductor tiene la misma gorra que la persona que nos ayudó con las maletas.
- ¿De verás?
- Y creo que también el mismo overol azul.
- Figuraciones tuyas. Mira el monumento a la Raza.

Atravesaron por arriba la anchísima Avenida de los Insurgentes e inmediatamente se sintieron que ya habían llegado.
Al sonido típico del cerrar de las portezuelas del taxi hizo aparecer como por arte de magia a Pame que sin esperar se lanzó en vertiginosa carrera y de un salto estaba encaramada abrazando a Chellín. Sin importar lo limpio del pavimento Chellín se dejó caer y así se sumo al “Abrazo” Lian y entre risa y besos a manera de saludo los tres se levantaron sacudiendo el polvo que levantaron involuntariamente del pavimento.
Al entrar a casa de los abuelos fueron recibidos por el inconfundible olor de platillos mexicanos de los cuales Gaby, mamá de Pame se había encargado de realizar.

- Hay tía y yo que tuve que estudiar diez semestres y no me salen tan sabrosos los platillos
- ¡Ah! Esos son secretitos de familia que ya iras conociendo.
- Ja, ja, ja.

Los abrazos no se hicieron esperar y mientras uno abrazaba y besaba a los abuelos otro se daba a la tarea de sacar de sus maletas regalos que les habían enviado Alberto y Ángelita.

- Creo que esto les va a gustar.

Dijo Chellín extendiendo dos sobres grandes.

- ¿Qué es?

Preguntó Norsi-Bo

- Ábrelo

Al momento Mami Kity se acercó y al enterarse del contenido, por sus mejillas rodaron al menos un par de lagrimas que el abuelo quiso disimular no así Mami Kity.
Era nada más y nada menos que una copia fiel del diploma de graduación que le otorgaba el título de “Doctor en Quiropráctica” a Alberto y el de “Maestría en Terapia Ocupacional” a Ángelita.
Inmediatamente y sin esperar a ver los demás regalos, Norsi-Bo salió cual bólido en busca de sendos marcos “Ad-Doc” para posteriormente darse a la tarea de encontrar un huequito adecuado en alguna de las paredes de la sala o del comedor para colgar aquellos logros tanto de Ángelita como de Alberto.
No se dieron cuenta que el plumero que amanera de adorno estaba en el descanso de la escalera se cayó, el televisor de la recámara que en tiempos de soltero fue de Alberto y que ahora se destinaba a las estancias de Chellín, se encendió sin estar programada para tal fin, e. Agua de la pileta del lavadero empezó a derramarse sin obedecer el cierre automático de la válvula de flotador que hacía ya algunos años Norsi-Bo colocó a fin de evitar desperdicios del vital líquido, el refrigerador dejó de funcionar sin que se hubiese interrumpido la energía eléctrica y para colmo las lámparas de la sala no encendieron. Todo esto no se dio al mismo tiempo sino que a un acontecimiento transcurrían unos minutos y se presentaba otro.
La emoción propia del enésimo reencuentro evitó que alguien se diera cuenta de lo sucedido y menos al encuentro de la guitarra de Alberto que habría de quedar en casa de los abuelos en recuerdo a su paso por la juvenil bohemia.
Con los dotes heredados Chellín empezó a pulsar las cuerdas y brindó la primicia de un Huapango escrito por Él mismo y que también era legado recibido de parte del Norsi-Bo.
Se hizo un silencio y se aprestaron a escuchar, primero los acordes introductorios que al paso de ocho tiempos fueron acompañados por la siguiente letra;

Hace tiempo que salimos
de estas tierras de St. Paul.
contando las estrellas
y hasta México llegué

A la casa de los abuelos
la puerta entre abierta encontré
de seguro a Pame cerrarla se le olvidó
Lian me dice que no pase
que no es buena educación
pero yo le digo:

“No te preocupes, de seguro adentro
esperándonos están
desempaquemos las maletas
mientras ellos llegarán
que no habrán de tardar
de eso estoy seguro
siente ese olor de comida mexicana,
esto es volver a casa
y de largo viaje, descansar”

“Largos los paseos nos esperan
caminado por las calles
de esta bella ciudad
caminando y pensando venir y recordar
las raíces de mis padres, mis abuelos
y hasta una pareja encontrar“

- ¡Bravo!

Corearon todos y sin más preámbulos se dispusieron a saborear las viandas preparadas ex profeso.

- Bueno Pame y ahora adónde nos llevarás.
- Si, si cuenta
- Ya lo verán

La comida transcurrió entre bromas y recados de un lado a otro y no hubo de transcurrir mucho tiempo para que se integraran al grupo la Tía Gussy que llegó acompañada de “Manuelito” como se refería la Bisabuela “Lancho”.

- Pues el plan es darnos una vuelta por . . .
- Ya, dilo
- Si ¡No manches!
- ¡Órale! Eso es muy de acá
- Pues mucho tengo de “Acá”
- Ja, ja, ja
- Pues el plan, ya que insisten es; ir a un Pueblo Fantasma
- ¿Fantasma?
- Bueno no vamos a encontrar fantasmas.
- Eso espero
- Y como se llama
- Real de Catorce
- Que bueno que no es “de Trece” por aquello de la mala suerte
- Ja, ja, ja.
La tertulia se prolongó por varias horas, nadie se percató del momento en que Mami Kity y Norsi-Bo hicieron discreto mutis aunque no precisamente por el cansancio o el sueño ya que estaban acostumbrados a dormirse bastante tarde, lo que pasó es que era la hora de las comedias de Mami Kity a las que invariablemente aprovechaban para comentar los acontecimientos cotidianos y disfrutando en los momentos de comerciales a saborear una botanita por parte de Kity ya que Norsi por su parte se deleitaba con su cafecito de grano del que nunca faltaba en casa y que le enviaban desde Coatepec.
La luz que se colaba por la ventana hizo exclamar a Lian;

- ¡Caray! Que buena iluminación tienen en la calle
- Cuál iluminación, si ya es la luz del sol ya son las seis y media

Respondió Chellín y además sé que es esa hora porque invariablemente es la hora en la que se levanta Norsi-Bo aunque solo lo hace de domingo a lunes y de enero a diciembre.

- Ja, ja, ja.
- Pues lo mejor será que terminemos de preparar lo que llevaremos. Desde luego que espero que la Tía Gaby nos haya preparado un buen “Itaquate”.
- Eso te lo aseguro.
- Ya me lo estoy saboreando.

Tan pronto desayunaron, Chellín se adueñó del volante del automóvil de Pame y salió disparado a la estación de gasolina más cercana a revisar los niveles de fluidos y combustible así como la presión de los neumáticos. Regresó por Pame y Lian, se despidieron de la Tía Gaby y de los abuelos y se hicieron a la carretera tomando primeramente la avenida Ricardo Flores Magón, después el Eje Central, la avenida Cien Metros. Pasaron por Tlalnepantla y tomaron propiamente la carretera que los llevaría al destino planeado.
En pocos minutos pasaron por la Caseta de Peaje en Tepotzotlán, pasaron por Huehuetoca y al llegar a Tepeji del Río la radio dejó de recibir la programación de una de las estaciones de la preferencia de Pame.

- No te preocupes, aquí traigo una buena cantidad de discos compactos
- Conque no sean de los Jonas
- Qué comes que adivinas
- ¡Oh! No
- Si, si a mí también me gustan los Jonas.
- Marcello Santiago Villegas Rosales, prepárate a soportar todo el camino a esos cuates
- ¡Cálmate! Que poquito y hasta tu primo resulta.
- O hasta en tu cuñado se convierte
- ¡Órale! ¿Tu también?

Casualmente el aparato no respondió y además el motor empezó a dar muestras de mal funcionamiento.

- ¡Cof, cof, tras, pas, cuas!

Esto fue lo que escucharon antes de que el motor se detuviera por completo y que solo la pericia de Chellín permitiera orillar el auto a estacionarlo sobre el acotamiento.

- Mejor hubiera traído mi Lamborghini
- ¡Cálmate! Tu auto no es para los caminos por donde vamos a transitar y además solo es para dos.
- Bueno en eso si tienes razón.

Una vez estacionado el auto se apearon y las mujeres empezaron una letanía de posibilidades.

- No le pusiste gasolina
- Si le puse
- No le midieron el aceite.
- Si se lo midieron
- No revisaste las llantas
- Si las revisé
- No le pusieron agua al radiador
- Si le pusieron
- No limpiaron el parabrisas
- ¿Y eso que tiene que ver?
- Pues eso.
- ¿Eso qué?
- Que es para ver

En ese momento se acercó una camioneta de los afamados y queridos “Ángeles Verdes”

- Bueno creo que ahora no son “Verdes” sino “Azules”
- ¡Azules!
- Si vean

Efectivamente la camioneta otrora verde, lucía un flamante color azul marino y desde luego que al descender los tripulantes notaron que iban ataviados con flamantes overoles en color azul y tocados con sendas gorras en el mismo color y además con un logo de Sony.

- Qué les pasa jóvenes
- Pues la verdad es que no tenemos idea, pero . . .

No bien antes de terminar este inicio de explicación, el motor arrancó de nuevo como por “Arte de Magia”. Los tres se alegraron y cuando voltearon a agradecer a sus providenciales benefactores percatándose de que no había nadie, lo cual les dejó más que sorprendidos y lo que sigue.
Prosiguieron su camino y en todo lo que les restaba del mismo no volvieron a emitir palabra alguna e inclusive ni siquiera se detuvieron a comer.
Arribaron a la población de Matehuala y se dieron a la tarea de encontrar albergue y fue cuando recordaron los bocados que Gaby les preparó para el camino. Una vez registrados en un modesto hotel aunque en realidad era el más elegante de la localidad, se encaminaron al parque central donde cómodamente sentados en una de las metálicas bancas saborearon sus provisiones.
En eso estaban cuando se acercó un lugareño que entabló plática. En principio afloró una nata simpatía y les atrajo su diálogo.
Cuando le comentaron cuáles eran sus planes, el personaje, que por cierto vestía un overol azul y cubría su cabeza con una gorra en el mismo color y que además ostentaba el logo de Sony, le dijo;

- Me voy a permitir contarles una de las múltiples leyendas que acerca de Real de Catorce se han generado a través de los años
- Somos todo oídos

Y se aprestaron a escuchar el relato.

“De entre los relatos de la gente selecta de Real de Catorce cuenta la leyenda la siguiente historia de terror sobre la cual hacen mucha insistencia sobre apariciones de personas que han pasado a mejor vida y que sin embargo, aún deambulan penando y en ocasiones arrastrando pesadas cadenas por esas calles empedradas del antiquísimo pueblo.
Para ubicar a quienes conocen este maravilloso lugar, es sobre el camino al cementerio, dicen los viejos que antes existía un camino que conducía a pueblos aledaños como La Cañada y Poblazón, dicho sendero agreste es casi exclusivo para caminarlo o a lomo de caballo era como llegaban antes los lugareños al místico Real de Catorce.
Bastantes años antes del nacimiento de Norsi-Bo, algo así y para ser más preciso por ahí de la cuarta década del siglo pasado, la misma devoción de ahora a San Francisco de Asís es la que se profesaba hace más de 70 años, la gente acudía en peregrinaciones tal y como le fe de mucha gente lo sigue practicando, sólo que en grupos cada vez más reducidos al grado que a veces eran sólo familiares los que hacían sus travesías a la montaña.
De entre ellos, una mujer, algunos dicen que se llamaba Tiki-Tiki y sobre su procedencia existe un verdadero misterio, ésta persona se hacía acompañar de un pequeño que viajaba a su espalda atado a un reboso de los tejidos en Santa María del Río y le seguía de cerca un fiel perro “Tuku-Taka”; el niño había sido encomendado para su salud a “Don Pancho”, generico con el que se referían al santo mencionado y por lo tanto su destino era el pueblo de Real de Catorce.
Dicen los que conocen sobre esta leyenda que su travesía había sido muy larga y el paso por la montaña hacía más fatigosa su misión y a unos kilómetros de concluir su jornada decidió regresar y renunciar a su “manda”, el cansancio que manifestaba su perro, así como el llanto del niño así como las heridas que los guijarros habían dejado huella en las plantas de sus descalzos píes parecían aprobar su decisión.
Cuando la mujer dio el primer paso en retorno, el cielo se hizo gris y una espesa neblina invadió todo el cañón y una lluvia se prolongó por el resto de la tarde trató de llegar al Túnel de Ogarrio



Entrada en esos tiempos próspero pueblo de Real de Catorce y para cuando se aclaró el panorama de los peregrinos sólo quedaron sus figuras convertidas en piedra cual castigo divino por renunciar a un sacrificio.
Hoy en día por el camino que une a Real de Catorce con la Estación y que parte de la salida del túnel mencionado, a cierta altura pueden apreciarse dichas figuras petrificadas, y el camino por el que se conducía la mujer fue borrado por aquel misterioso fenómeno.
Comentan los viejos que en la actualidad, una anciana se ve caminar por el camino al panteón con un bulto en sus espaldas seguida por un perro



Seguidas por otros personajes en las mismas condiciones y que al tratar de hablar con alguno de ellos, misteriosamente desaparecen al tiempo que el viento inicia a silbar entonado macabras sinfonías que hace que piel tome la apariencia materialmente de “Piel de Gallina”. Ella cubre con un reboso medio cubre su rostro y un mechón de canas enmarañadas se encarga del resto, se acerca a
las personas, sobre todo a los turistas y pareciera querer comentarles algo al oído y quienes han experimentado el encuentro con aquella viejecita no alcanzan a descifrar sus palabras que más pareen balbuceos, algunos incluso le ofrecen dinero creyendo que lo que busca la anciana es una caridad.
Algunos lo comentan como un hecho cotidiano, sin embargo, son pocos los que se dan cuenta que están pretendiendo hablar con un espíritu o como les llaman en aquellos lares, con una ánima en pena, la cual sólo quiere que alguien le ayude a llegar al Real desde el sitio en que fue petrificada.
Incluso hay versiones de turistas que la han fotografiado como un personaje típico del pueblo y cuando revelan sus imágenes aparece todo, menos la anciana, este hecho es el que ha despertado el misterio y ha revivido la vieja leyenda de la mujer caminante que renunció a su manda.
Hoy en día, la versión se escucha en el Real de Catorce como muchas otras leyendas que guarda el pueblo en sus memorias, pero sólo los que experimentan este tipo de situaciones saben a que es lo que se refiere esta leyenda.
He querido compartir con ustedes este relato y ahora los invito a adentrarse en el Túnel y a lo mejor se encuentran a Tiki-Tiki y su fiel pero “Tuku-Taka”.

Cuando terminó su relato se hizo un silencio al tiempo que misteriosamente desaparecía.
Pame, Lian y Chellín se miraron unos a otros y de nuevo en silencio se encaminaron al hotel donde, aparentemente habrían de descansar que no conciliar el sueño.
Al día siguiente despertaron muy temprano, aunque ya Chellín le llevaba la delantera cuando menos con una hora ya que cuando de arreglo personal se trata no importa que se trate de un paseo que no lo requiera, el secado y planchado del pelo, el delineado de las cejas, el enchinado de pestañas y delineado de los labios y la aplicación del perfume adecuado así como la selección de la vestimenta, les requería tanto a Pame como a Lian al menos hora y media.
Para su sorpresa nuevamente el motor había renunciado a funcionar.
Casualmente apareció lo que en principio creyeron era un mecánico automotriz ya que vestía un overol azul y se protegía de los primeros rayos del sol con una gorra que tenía el logo de Sony.
Nada más alejado de la realidad, sin embargo, los convenció de actuar como su guía para lo cual se ofreció mediante módico pago a trasladarlos a Real de Catorce y a la vez de servirles de guía.
Abordaron un jeep, vehículo propio para el camino que habrían de transitar.
Hicieron su arribo a la entrada del Túnel de Ogarrio y se adentraron. Por unos minutos solo se escuchó el ronroneo del motor del jeep.



Al salir se encontraron con una magnifica vista del pueblo.



Sin embargo, Pame y Lian desistieron de proseguir con su aventura he hicieron regresar a su atento guía.

- Pero no podemos regresar

Dijo Chellín

- Qué no podemos
- Pues aunque sea caminando pero nos regresamos
- No, esperen, Pame, Lian, esperen
- Pame, Lian

Chellín había dejado de pulsar la guitarra y despertaba a su prima y a su hermana que se habían quedado dormidas antes de que terminara la presentación de su composición.

- ¡Que bárbaras! Gracias por su crítica a mi composición. ¿Cómo es que se quedan dormidas?

Encaramado sobre uno de los arcos de la sala, Pócolo sonreía y se decía;

- No saben la que les espera. Aunque siempre los estaré cuidando



Marzo 2010
Datos del Cuento
  • Categoría: Infantiles
  • Media: 5.33
  • Votos: 58
  • Envios: 0
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