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Las posadas

La Navidad también es una época fantástica para transmitir mediante el cuento parte de la historia y tradición que une a los cristianos. De hecho, la Navidad es una fiesta católica que se celebra en muchísimos países y que conmemora el nacimiento de Jesús. 

¿Quieres contarle a tus hijos quiénes son San José, la Virgen María y Jesús mediante un cuento? En Las posadas, un cuento tradicional de México, encontrarás la historia de como la virgen llegó, a punto de dar a luz, a Belén, y por qué terminaron en un pesebre en vez de dormir en un hostal o posada.

Era la época del emperador romano Augusto. Este emperador, un día, decidió hacer un censo de la población, y anotar el nombre y apellido de cada uno de los habitantes. Así que toda la gente tuvo que acudir al pueblo en donde había nacido. La virgen María por entonces, estaba embarazad, y tuvo que partir junto a su marido, San José, hacia Belén, pueblo de nacimiento de ambos. 

María estaba a punto de dar a luz, y llegaron a Belén una fría noche del 24 de diciembre. A su marido, San José, le preocupaba el estado de su mujer, así que llamó a la posada más rica de todo Belén. 

- En nombre del cielo,- dijo al posadero- pido posada, porque  ya no puede andar más mi mujer amada. 

El posadero le miró de arriba a abajo y respondió: 

- Aquí no es mesón, sigan adelante. Yo no puedo abrirle, no vaya a ser un buen tunante. 

- No seas inhumano- insistió San José- Ten caridad. El reino de los cielos te lo premiará. 

- Ya se pueden ir y dejar de molestar- contestó más enfadado el posadero- Si me enfado más, les voy a apalear.

Así que San José y la Virgen se pusieron en marcha, en busca de otro lugar en donde cobijarse. Así es como llegaron a la posada de los peregrinos. San José llamó a la puerta:

- Soy carpintero y me llamo José. Venimos rendidos desde Nazaret.

- No me importa su nombre. Lárguense de aquí. Yo lo que quiero es dormir.

Tuvieron que buscar otra posada. Esta vez llegaron hasta el albergue de los pobres. Este albergue estaba junto a un establo, en donde sólo había un buey. San José llamó a la puerta:

- Pido cobijo, mi buen amigo, por sólo una noche. Mi esposa es María, la Reina del Cielo, y madre va a ser del divino Verbo. 

- ¿Eres José? ¿Tu mujer, María? Entren, peregrinos. 

- Dios le pague esta caridad y le colme el cielo de felicidad.

Y como el albergue esa noche estaba llena, José y María tuvieron que conformarse con el establo. Como compañeros de morada, el buey que dormitaba allí y la mula en la que había viajado María. 

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